Tener un nombre sencillo y fácil de pronunciar, puede ayudar a ganar amigos en el ámbito laboral, según los resultados de un estudio realizado por el Dr. Simon Laham, y el Dr. Peter Kobal, de la Universidad de Melbourne, y el Dr. Adam Alter, de la Universidad Stern de Nueva York, y publicado el 2012 en el Journal of Experimental Social Psychology.

En concreto, en una serie de estudios los investigadores examinaron cómo la pronunciación de los nombres puede influir en la formación de impresiones y en la toma de decisiones. Sus resultados demostraron el denominado «efecto de la pronunciación del nombre», según el cuál las personas que tienen nombres fáciles de pronunciar se evalúan más positivamente que los que tienen nombres difíciles de pronunciar.

En el último de sus estudios se obtuvo un resultado con importantes implicaciones prácticas para las relaciones en el ámbito laboral: los puestos con estatus más alto en los bufetes de abogados estaban ocupados por personas con apellidos fáciles de pronunciar.

Estos efectos se han obtenido independiente de si el nombre era nativo o extranjero, usual o inusual, e independientemente de la longitud y la regularidad ortográfica de los mismos. Para concluir, este trabajo demuestra la potencia de la fluidez del procesamiento de la información en el, informativamente rico, contexto de le formación de impresiones.

 

Referencia

Laham, S.M., Koval, P. & Alter A.L. (2012). The name pronunciation effect: Why people like Mr. Smith more than Mr. Colquhoun. Journal of Experimental Social Psychology, 48, 752–756.