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Sobre María Lara Martínez

María Lara Martínez

Doctora Europea en Filosofía. Profesora de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA. Escritora, Premio Algaba Ver Perfil

María Lara Martínez

Pedro Páez Jaramillo y los viajes de los jesuitas

Hace más de 400 años, el 21 de abril de 1618, Pedro Páez Jaramillo era el primer europeo en contemplar las Fuentes del Niño Azul, mérito que luego se atribuiría el escocés James Bruce. Pero fue este alcarreño, nacido en 1564 en Madrid (Olmeda de las Fuentes, entonces de las Cebollas) o en Guadalajara (Yebes) el pionero, así como también el primer occidental en haber documentado el tomar café. Pero ¿cómo llegó a África habiendo estudiado con la Compañía de Jesús en Belmonte, luego en la Universidad de Alcalá y después en la de Coímbra? Embarcó rumbo a Goa y desde allí, acompañado por Antonio de Montserrat, quiso entrar en Etiopía al enterarse de que habían muerto 3 de los 5 jesuitas que allí había. Sin embargo, los turcos los apresaron y los tuvieron 7 años caminando por desiertos de Yemen y Arabia Saudí con grilletes. Páez contaría que estuvieron en el centro de la Tierra, en zonas de mucho calor. Fueron liberados gracias a la intervención de Felipe II, 2 años más que Cervantes estuvieron prisioneros. Regresaron a Goa, pero en 1603, cuando ya había perecido Montserrat, Páez Jaramillo quiso conseguir su sueño de llegar a Etiopía.

Esta vez sí llegó, se hizo amigo del emperador Za Dengel, a quien convirtió del cristianismo copto al catolicismo. A pesar del consejo de Páez, Za Dengel quiso convertir a su pueblo a la fuerza y eso desencadenó una guerra civil que le costó la vida al propio emperador. El trono etíope se consideraba sagrado al proceder la dinastía de la unión legendaria del rey Salomón con la reina de Saba. Con su extraordinario don de gentes, Pedro se hace amigo del emperador siguiente: Susinios Segued III. De los soberanos recibe tierras, donde construye una iglesia al Norte del lago Taga, en Górgora, porque además de aprender la lengua local, el amárico, y la lengua muerta, el ge’ez, una especie de latín, demostró sus dotes como arquitecto. En septiembre, por la Exaltación de la Santa Cruz, se celebran también fiestas en honor a Santa Elena. Páez murió de malaria en 1622 y está enterrado en esa iglesia cuya construcción dirigió. 2 años antes de expirar, había escrito la Historia de Etiopía, la cual fue publicada en portugués en 1945 y traducida al español en 2010. En ella no sólo relata el devenir histórico de ese país, sino también leyendas, tradiciones, datos contrastados con 2 ó 3 personas para darles un carácter más científico. El último emperador etíope sería Ras Tafari, coronado como Haile Selassie I, murió en 1975, tras ser depuesto y encarcelado. Había sufrido el exilio y la segunda entronización tras ser expulsado el CTV italiano de Abisinia, fuerzas mussolinianas que en 1937 sembraron de pánico también la Alcarria de Páez Jaramillo.

Alonso Sánchez, a quien no hay que confundir con Alonso Sánchez de Huelva «el Prenauta», quien pudo desvelar su secreto de que América existía a Colón, tenía otro carisma. Habiendo nacido en el mismo año que Miguel de Cervantes, en 1547, en Mondéjar (Guadalajara), se hizo jesuita y anduvo por Filipinas y México. Consiguió que el superior de los jesuitas, Claudio Acquaviva, le consiguiera una entrevista con el Rey Prudente, a quien le aconsejó la conquista militar de China, el gigante asiático, pero hacía poco había sucedido el Desastre de la Gran Armada, bautizada como Invencible con sarcasmo inglés. Y Felipe II no autorizó el plan.

Con Lorenzo Hervás y Panduro analizamos el Siglo de las Luces y nos adentramos ya en la Edad Contemporánea. Era conquense, de Horcajo de Santiago, llegó a ser director del Seminario de Nobles de la Compañía en Madrid. Pero la primera expulsión de la Compañía, en 1767, dictada por Carlos III lo sorprende. Tiene que emigrar a Córcega, luego a Italia, allí desempeña diversos trabajos, como ser preceptor de los hijos del Marqués de Chini, también investiga en las bibliotecas, como en la Vaticana y se interesa por la educación de los sordomudos. En 1798, Carlos IV decreta que los jesuitas pueden volver a título individual. Hervás y Panduro regresa a Barcelona, donde participa en la fundación de la Escuela Municipal de Sordomudos. Va hacia su pueblo, identifica en las ruinas de Cabeza de Griego la ciudad romana de Segóbriga. Pero de nuevo, en 1802, vuelve a ser expulsado, un segundo destierro. En esas idas y venidas, en los dos viajes en Italia, consigue cargos importantes: el cardenal Albani lo nombra teólogo asesor y Pío VII lo hace prefecto de la Biblioteca del Quirinal. Escribe 90 volúmenes de diversas especialidades, desde la astronomía hasta la historia, pasando por la filología, no en vano es considerado el padre de la lingüística comparada. Hervás y Panduro afirmaría que las lenguas no son códigos para hablar sino métodos para hablar y pensar. Fallecería en Roma en 1809.

Y ya, en el siglo XX, nos encontramos con un jesuita que, además, fue el español que actuó de testigo de la primera bomba atómica. Nos referimos al bilbaíno Pedro Arrupe, Licenciado en Medicina, que había sido compañero de aulas de Severo Ochoa (Premio Nobel de Medicina en 1959) que luego afirmaría que en su año, Pedro le había arrebatado el Premio Extraordinario. Ambos fueron alumnos de Juan Negrín, futuro presidente del Gobierno republicano desde mayo de 1937 y también después en el exilio. Arrupe experimentó una conversión muy fuerte en Lourdes, donde estaba de viaje con sus hermanas, decía que había sentido muy cerca a Dios en la fuerza de los milagros.Negrín se sorprendió al enterarse de que su alumno aventajado se había hecho jesuita, percatándose de que la República había vuelto a expulsar a la orden de Ignacio de Loyola. El 6 de agosto de 1945, como rector del Noviciado de Yamaguchi, cerca de Hiroshima, Pedro cae al suelo mientras oficiaba al Misa por el impacto de la explosión de la bomba. Rápidamente, comienzan a atender a los heridos por la bomba atómica, convirtiendo el Noviciado en hospital. Dijo que había visto una luz potentísima, como un fogonazo de magnesio, delante de sus ojos. Escribiría el libro Yo viví la bomba atómica, narración sencilla que revela su profundo compromiso con lo humano y con lo divino. Los cuerpos estaban abrasados.

Sería nombrado Superior de los Jesuitas de Japón y en 1967 Prefecto General de la Compañía, de nuevo, un vasco, que estaría en el cargo 18 años, hasta ser aceptada su dimisión en 1983 por cuestiones de salud, ya que en agosto de 1981 sufrió un infarto cerebral. Creó así esa moda de dimitir que ha sido seguida por sus sucesores en el cargo y fue un Papa negro bastante apreciado por su diplomacia, por su sonrisa y por la capacidad de conciliar todas las partes en una época en que se hablaba de jesuitas atraídos por la teología de la liberación (avisos dados por 3 Papas: Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II), curas obreros que se subían las mangas para ayudar a los más necesitados en lo físico aparte de en lo espiritual (Pozo del Tío Raimundo, Padre Llanos) y había que instituir los cimientos de la nueva Iglesia surgida del Concilio Vaticano II.

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La primera vuelta al mundo

«Un proyecto atrevido». Así definió la expedición de Magallanes el veneciano que ejerció de cronista de la aventura, Antonio Pigafetta. Lo comentaba sin intuir que, en el recorrido, se encontrarían con los gigantes de la Patagonia.

El 22 de marzo de 2018 se conmemoró el V Centenario de la firma de las Capitulaciones de Valladolid, en virtud de las cuales, el rey Carlos I, en nombre de su madre también, Juana de Castilla, firmaba con los navegantes portugueses las condiciones de la financiación del viaje que pretendían realizar para llegar a las islas de las especias. El propósito era desembarcar en ese panal de rica miel que era el sudeste asiático, sin encontrarse con los rivales lusitanos que, prácticamente, monopolizaban el mapa de África.

La expedición partió el 10 de agosto de 1519 del muelle de Las Mulas, del puerto del Guadalquivir en Sevilla. En dos días se presentaron en Sanlúcar de Barrameda para salir por Cádiz rumbo a América. Descubren el Estrecho de Magallanes, es decir, el paso del Atlántico al Pacífico, entonces conocido como «la Mar del Sur». Prosiguen la singladura y en Filipinas deja Magallanes la devoción del Santo Niño en Cebú, al regalar una imagen a la esposa del cacique local. A ella la bautizaron como Juana y al reyezuelo como Carlos. Corría el mes de abril de 1521: pocos días después fallecería Fernando en la lucha tribal de dos clanes.

 

¿Quién sería su sucesor? Juan Sebastián Elcano, un marino guipuzcoano, de Guetaria para más seña, que había tenido algunos encontronazos con Magallanes y con quien Carlos I no se portaría del todo bien, pues apenas le dejó el privilegio de que en su blasón constara el lema en latín de que fue el primero en dar la vuelta al mundo. Desde la dictadura de Primo de Rivera, el buque escuela de la Armada española lleva su nombre y su escudo se exhibe en el mismo.

La tripulación estaba hambrienta, se comían las ratas, el cuero de vaca que cubría los mástiles… El escorbuto campaba a sus anchas, algunos se rajaban las encías para que les sangraran ante esa inflamación que les hacía enloquecer. Hubo varios motines a bordo. Magallanes había dejado en tierra a los más «guerreros» al no soportar su histeria. También se subió nueva gente al barco a lo largo del periplo. Pero aún así, de las 5 naves que partieron en agosto de 1519 (Concepción, Victoria, Trinidad, Santiago y San Antonio) y de los más de 200 viajeros, tan solo regresó 1 nao, la Victoria, y 18 hombres.

Habían recorrido 15 mil leguas en 3 años. Entraron por Sanlúcar el 6 de septiembre, festividad de la Virgen de la Victoria. La moral estaba en alza, pero los medios materiales, maltrechos. El barco homónimo tuvo que ser remolcado hasta la capital hispalense, con una lancha de remeros que preparó la Casa de Contratación. Allí los esperaba, dos días después, una gran recepción. Para evitar el monopolio sevillano, en 1522 se crearía la Casa de la Especiería en La Coruña, con vida hasta 1529, ya que por el Tratado de Zaragoza de abril de dicho año pasaba el monopolio de especias a Portugal.

La expedición de Magallanes-Elcano fue el primer reto globalizador. El mar era un internet que comunicaba pueblos, gentes, culturas, formas de vida distintas. Un internet más lento, pero con altas posibilidades. También se confirmó lo que Colón pensaba: la Tierra era redonda. Por la ruta africana el llegar a las Molucas suponía 10 meses, navegando hacia las Indias 37 meses, se tardaba más, sí, pero qué importa, ¿el tiempo o la proeza? Y, sin pretenderlo, en la práctica los navegantes se dieron cuenta de que los husos horarios eran diferentes según las coordenadas, es decir, que el Sol no alumbraba todos los sitios por igual a la misma hora. La vuelta al mundo marcó el triunfo de la teoría heliocéntrica sobre el geocentrismo medieval.

En 1873, cuando en España se proclamaba la Primera República, la imprenta en Francia sacaba a la luz La vuelta al mundo en 80 días, de Julio Verne. Desde Londres a Calcuta, pasando por Egipto y Nueva York, Phileas Fogg y sus compañeros viajan en ferrocarril, barco, trineo, elefante, aunque no en globo aerostático como muestra la película de David Niven y Mario Moreno Cantinflas de 1956. En 1983 TVE realizó la coproducción de los dibujos animados con Willy Fogg, Rigodón y la Princesa Romy. Los más veloces dicen que la vuelta al mundo es posible realizarla hoy en unas 20 jornadas, aunque es mejor aproximarse a los 70 días, para disfrutar de los paisajes y la gastronomía.

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Cien años de filosefardismo, por las Hermanas Lara

En este capítulo del programa Shalom, en TVE, las doctoras Laura Lara y María Lara, Profesoras de la UDIMA, escritoras Premio Algaba e investigadoras de la cultura judía, reflexionan con la directora del espacio, Coty Aserín, sobre «Cien años de filosefardismo». Al hilo de efemérides celebradas en 2018, como el 175 aniversario de la bandera española actual, 150 años del destierro de Isabel II y un siglo de la gripe de 1918 y del fin de la Primera Guerra Mundial, las historiadoras analizan cómo, en la segunda mitad del siglo XIX,  cuando el Ejército llegó a Tetuán con el general O’Donnell el habla española ayudó a trabar contactos, gracias a los judíos sefardíes allí instalados. Del mismo modo, las Hermanas Lara dan a conocer páginas olvidadas de la Historia de Europa, como el viaje del senador Ángel Pulido por el Danubio de donde surgió su idea de defender a los sefardíes, los judíos que fueron víctimas de la gripe mal llamada «española» o la Oficina Pro Cautivos que Alfonso XIII ubicó en el Palacio Real para buscar a desaparecidos en la Gran Guerra.

Breviario de Historia de España

Entrevista a las doctoras Laura Lara y María Lara, Profesoras de la UDIMA, en La aventura del saber (TVE) sobre su libro Breviario de Historia de España. Desde Atapuerca hasta la era de la globalización. En el volumen las historiadoras definen el año 1492 como un descubrimiento mutuo y, además de contar los detalles de la llegada de las naves de Colón al Caribe, reflexionan acerca del legado que América ha aportado a nuestra nación, desde la gastronomía (tomate) al realismo mágico literario, pasando al préstamo de palabras (huracán, hamaca).

 

Historia y Feminismo

El director de La aventura del saber, Salvador Gómez Valdés, entrevista a las historiadoras Laura Lara y María Lara, Profesoras de la UDIMA, y a los psicólogos Guillermo Blázquez y Alfredo García Gárate para debatir sobre Feminismo e Historia, en Europa y América. El programa fue emitido el 8 de enero de 2019 en La 2 de TVE.