Archivos de Autor: María Lara Martínez

Sobre María Lara Martínez

María Lara Martínez

Doctora Europea en Filosofía. Profesora de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA. Escritora, Premio Algaba Ver Perfil

María Lara Martínez

Presentación de la novela La flor del Norte de Espido Freire

En el marco de la Feria del Libro, la Lectura y las Industrias Culturales de Castilla-La Mancha, celebrada en Cuenca desde el 2 hasta el 8 de mayo de 2011, la profesora Laura Lara Martínez y quien firma estas líneas tuvimos oportunidad de presentar el último libro de Espido Freire. El acto, en el que la autora pudo encontrarse con sus lectores, tuvo lugar en el Recinto Ferial de la Hípica de Cuenca el 5 de mayo de 2011.

La obra, La flor del Norte, es una novela histórica que recrea y recuerda la vida de la princesa de Noruega Cristina Hakonardottir (1234-1262), que se convirtió en infanta de Castilla por su matrimonio con Felipe, hermano de Alfonso X el Sabio, y falleció en Sevilla a los 28 años de edad. En la corte castellana, ignorada por su esposo, la existencia de Cristina transcurrió envuelta por un halo de misterio y mito, que la escritora bilbaína reconstruye en su novela.

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María Lara Martínez.

El Greco o el secreto de Toledo

A propósito de la reapertura del Museo de El Greco en Toledo, el 24 de marzo de 2011, viene a mi memoria el clásico libro de Maurice Barrès El Greco o el secreto de Toledo, donde Toledo y el Greco se presentan como reflejos complementarios, que ocultan un mismo misterio, por lo que el conocimiento del uno implica el descubrimiento del otro.

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En capítulos breves, Barrès aborda las vistas y descripciones de Toledo desde muy distintas perspectivas que confluyen en la representación de la convivencias de las tres culturas y en la semblanza de El Greco, un pintor del alma, que le acaba revelando al escritor francés el secreto de Toledo: su impulso místico, que hace de su pintura el complemento indispensable de las composiciones literarias de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.

La obra, que vio la luz en 1912, fue reeditada por la editorial Almuzara (Córdoba) en 2007.

La visita al Museo que ahora ha sido nuevamente abierto al público, contribuye a profundizar en ese misterio que envuelve la obra del pintor cretense y a la propia ciudad de Toledo. Entre las obras expuestas, destacan el Apostolado, San Bernardino, Vista y Plano de Toledo y el Redentor.

Alejandro Magno y Oriente

Desde el 3 de diciembre de 2010 hasta el 3 de mayo de 2011, está abierta al público en la Sala de arte de los Depósitos del Canal de Isabel II, de Madrid, la exposición Alejandro Magno. Encuentro con Oriente.

En la exposición se muestran más de 330 piezas procedentes de 40 museos que permiten reconstruir la historia y leyenda de Alejandro Magno. Entre las piezas destacadas se hallan retratos de Alejandro, conservados en copias romanas o en monedas, como el medallón de oro del Museo Calouste Gulbenkian de Lisboa, relieves en ladrillos esmaltados de Babilonia, y los últimos hallazgos traídos de las más recónditas áreas asiáticas, como los objetos del Museo Nacional de Tayikistán y obras cedidas por el Museo Nacional de Kabul, en Afganistán.

Los visitantes de la exposición pueden visualizar además la película en tres dimensiones Alejandría, el sueño de Alejandro, en la que la mítica ciudad egipcia parece revivir, de manera que los espectadores pueden “pasear” por las vías principales, conocer cómo fue la gran biblioteca del mundo antiguo e introducirse en las cisternas subterráneas que abastecían a los habitantes con agua del Nilo.

Recordemos brevemente la trayectoria del personaje que ha pasado a la posteridad revestido de la aureola del mito, como si de un héroe homérico se tratara.

Alejandro III de Macedonia (356-323 a.C.) sucedió muy joven en el trono a su padre, Filipo II, asesinado en el 336 a.C., quien lo había preparado para reinar, mediante el adiestramiento militar y la formación intelectual, esta última encomendada a Aristóteles.
Alejandro dedicó los primeros años de su reinado a reafirmar su autoridad sobre las ciudades griegas, capitaneadas por Tebas y Atenas, que aprovecharon la muerte de Filipo para rebelarse, y a partir del 334 a.C. envió a su ejército contra el poderoso Imperio persa.

En sus doce años de reinado, Alejandro recorrió 23.000 kilómetros a través de Europa y Asia y llevó la cultura helénica a los lugares más recónditos de Oriente.

La temprana muerte de Alejandro a los 32 años, víctima del paludismo, le impidió consolidar el imperio que había creado. Las luchas sucesorias desencadenaron el reparto del imperio entre su generales (los diádocos), dando origen a los reinos helenísticos gobernados por los antigónidas, en Macedonia, ptolomeos, en Egipto, y seléucidas, en Oriente Próximo.

Estos reinos helenísticos mantuvieron el ideal de Alejandro de expandir la cultura griega a Oriente y supieron conservar el espíritu griego tanto en las artes como en las ciencias. El fin del período helenístico estaría marcado por el suicidio de la reina ptolemaica Cleopatra y su amante Marco Antonio, tras su derrota en la batalla de Accio, en el año 30 a.C.