Hace unos días se publicaba que España recibió más de 82 millones de turistas internacionales en un mercado global que en los primeros nueve meses del año ya ha superado los mil millones de turistas internacionales. En los últimos 40 años, la estabilidad global, la economía y el cambio en las necesidades/prioridades de las personas se han ido modificando produciendo un estallido en el turismo, que no ha hecho nada más que empezar.

El proceso de compra de un viaje o de un producto/servicio turístico ha pasado del tertuliano mensaje bidireccional “¡Paco! ¿cómo lo habéis pasado?” y tradicional “¡Qué poco te queda!” a un comportamiento unidireccional e individual que pasa por el uso de las nuevas tecnologías antes, durante y después del viaje ante millones de desconocidos.

El señor o la señora que hacía cola en la agencia de viajes del barrio u `Homotourist’, se dejaba llevar por los comentarios de los más cercanos y las ganas de vender que tuviera su agente de viajes. Que la moda era Túnez… pues todos a Túnez. Que el hotel tenía unas vistas magníficas… el suyo ¡más! Ese era el perfil del turista de finales del siglo pasado y principios del XXI. Era tal el cliché que incluso en campañas publicitarias relativamente recientes como la de Perú en 2012, se huía del concepto de turista y se veneraban a los viajeros. ¿Viajero bueno, turista malo? La verdad es que un turista es un viajero, se pongan como se pongan los creativos publicitarios.

Pero aceptando – por obligación popular – ese concepto y volviendo al proceso en donde estamos a punto de hacer ‘click‘ para comprar los billetes de avión después de horas y días de comparar tarifas en horario laboral ¿qué hace el evolucionado ‘Homotravel‘? ¿Cuáles son las teorías que han hecho que pasen de ser un turista a un viajero? Esa evolución pasa por dejarse llevar en esta ocasión, por los cibervecinos y publicidad digital en la era de la popular web Tripadvisor.

Pero ¡ojo! si el ‘homotravel‘ compra esos billetes y esa habitación de hotel que intuye que son un chollo y que ningún otro explorawebs puede superar, es exclusivamente porque los desconocidos – a quienes han consultado y pedido permiso – les han dado su aprobación en forma de estrellas, puntos, emoticonos y comentarios de apenas una frase. Un atraso dirigido.

Pero la «evolución» de la especie no se detiene ahí. En el principio de los tiempos cuando sólo se hablaba de turista, éste se perdía con el plano y la cámara analógica en la mano por cualquiera de las grandes capitales europeas, pero disfrutaba de una experiencia quizás más auténtica. Ahora el viajero – que sin internet no es nadie – no sólo va mirando el móvil mientras pasea entre edificios centenarios, sino que lleva el plan tan mascado de internet que superar las expectativas en muchas ocasiones es complicado. ¿Es tan avanzada esta nueva especie? ¿Qué les motiva sino es la experiencia autentica de conocer, aprender, disfrutar, desconectar?

La experiencia auténtica de la nueva especie ‘homotravel‘ debería pasar por el uso moderado de las nuevas tecnologías -a poder ser offline-, aprovechar las oportunidades económicas como la de portales más desconocidos como Exprime viajes – que buscan errores en las tarifas publicadas por compañías aéreas y cadenas hoteleras – y con un límite en la preparación del viaje. ¿Cómo va a encontrar un lugar único si ya lo lleva buscado de casa o incluso lo ha viso en Google street view? ¿Cómo va a disfrutar de una comida típica si ya le han dicho a lo que sabe, quién lo sirve, cuánto cuesta y cuánto tardan?

Es la hora de que en la adaptación del viajero a los nuevos tiempos de las nuevas tecnologías, nuevos destinos y nuevas rutas low cost, pensemos en un nuevo modelo que ponga más corazón, sentido común y se olvide de clichés.  Llegó el momento de avanzar al ‘Homotourist tourist»

Muy recomendable el vídeo de un profesional de los viajes, el periodista Paco Nadad, para profundizar en las razones que nos llevan a viajar.