David Gistau

Gistau, en un acto de ABC en febrero de 2017. | Foto: Flickr – Fundación Cajasol

Este domingo 9 de febrero nos sorprendió la noticia del fallecimiento del periodista David Gistau con 49
años. Desde hace tres meses convalecía en un hospital de Madrid por una lesión cerebral de la que fue
intervenido de urgencia el pasado noviembre. El 29 de ese mes firmó su último artículo en El Mundo;
antes que este, su talento nos había regalado cientos de textos más.

Comenzó su trayectoria escribiendo guiones para televisión, pero dio el paso a la prensa escrita cuando
Luis María Ansón le fichó para La Razón, medio en el que permaneció entre 1997 y 2004. De La Razón
saltó a El Mundo primero y a ABC después, para en 2018 regresar al diario de Unidad Editorial.

La columna era el género en el que mejor se movía. Como tal, como columnista, perteneció a esa
generación de jóvenes escritores, junto con Antonio Lucas o Manuel Jabois, que quisieron y supieron
perpetuar la mejor tradición del columnismo literario español, de Julio Camba, de César González
Ruano, de Josep Pla o de la metáfora punzante de Francisco Umbral.

Pero fue también cronista parlamentario y corresponsal en Afganistán y en Sudáfrica, donde cubrió el
mundial de fútbol de 2010. Amaba la política, el deporte -el boxeo especialmente-, y la literatura. Aunó
estas dos últimas pasiones en las novelas Ruido de fondo o en la posterior Golpes bajos, de 2017, su
penúltimo libro. El último, publicado en 2019, recogió una colección de relatos bajo el título Gente que
se fue. Gistau también se ha ido, pronto, demasiado pronto, y el periodismo español llora su marcha.