Archivos de Autor: Luis Miguel Belda

Cualidades de un periodista, según Francisco Rosell, director del diario ‘El Mundo’

Francisco Rosell, director del rotativo madrileño ‘El Mundo’, visitó el Campus de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, donde se reunió con su rectora, Concha Burgos, con motivo de la entrevista que concedió al también periodista Graciano Palomo, para el espacio divulgativo de UDIMA MediaTerritorio Líder’.

Rosell habló de la clase política, de educación, de periodismo y de periodistas. La entrevista íntegra se puede escuchar clicando en este enlace.

Lo que nos trae a esta entrada en el Blog de Periodismo son sus reflexiones sobre el estado de la cuestión del periodismo y el mensaje no puede ser más halagüeño: Posiblemente, afirma Rosell, “estamos en un momento en el que el periodista, si ha sido fundamental a lo largo de la historia, este es un momento clave”.

“Es un momento”, apunta, “en el que es precisa la labor de los periodistas para hacer el tamiz y el escrutinio, y explicar lo que pasa, porque la gente está muy bien informada, aparentemente, pero no se entera por la sobredosis de información”.

A eso se suman, que en nada ayuda, las fake news, las noticias falsas, “uno de los grandes problemas”, en su opinión. En este contexto, advierte el director de ‘El Mundo, los periodistas “tenemos enemigos muy poderosos. Incluso los propios gobiernos, cuando nos dicen que van a atajar las noticias falsas, realmente se convierten en propagadores de esas noticias falsas”.

Por todas estas razones, concluye, “estamos en un momento fundamental en el que el ejercicio del periodismo es clave”, porque, como bien recuerda, “nosotros administramos un derecho ajeno, que es el derecho a estar informado”. Y en este punto, liga con la premisa de que un periodista debe ser una buena persona, pues “no se puede (defender el derecho a estar informado) desde esa maldad”. “Hay que ser las dos cosas, buen periodista y buena persona. Un buen periodista siendo mala persona no tiene ningún sentido”.

El periodista debe ser…

De lleno entra Rosell en determinar cuáles son, a su juicio, las cualidades deseables de un redactor: buena formación y buenas lecturas; ser curioso e impertinente como lo fue Larra, y luego saber que hay que tener una constancia para sacar adelante investigaciones que son clave. Porque los poderes quieren ocultar la realidad y para eso se necesita constancia”.

Porque para este periodista entregado desde que se inició en su ejercicio en el llamado periodismo de investigación, “el poder intenta ocultar siempre determinados acontecimientos, no te puedes quedar con sus palabras, tienes que buscar sus hechos y ahí está el periodismo de investigación”.

Este es el entorno en el que deberían desempeñarse con mayor ahínco los medios de comunicación, la investigación que destape aquello que daña a la sociedad en su conjunto, o a grupos determinados. Porque, en ocasiones, al ciudadano solo le queda el periodista como aliado en la defensa de sus intereses.

Lo relata el propio Rosell con esta célebre escena cinematográfica: “Hay una película de Bogart como director de periódico y hay una señora que pide ayuda del periódico, y Bogart le dice que por qué recurre a él si tiene a los jueces y la policía, y la señora le contesta que sabe que el único que le va a defender es el periódico”.

(A veces) perro sí come perro

Rosell fue uno de los periodistas que desde el desaparecido Diario 16 y luego en El Mundo que se convirtió en paradigma de la investigación periodística. El caso de los ERES costó finalmente la dimisión de dos expresidentes de la Junta. Aquello, señala, “era un fondo de reptiles que permitía la compra de votos y una estructura clientelar para que el deterioro electoral no conllevara ningún cambio en el poder de Andalucía”.

En Andalucía, revela con cierta amargura, “el día que nos absolvieron en primera instancia íbamos con el ánimo encogido. Cuando conocimos la absolución, una periodista de la Cadena SER se mostró malhumorada porque nos hubieran absuelto, hasta el punto de que rompió la copia que le habían facilitado de esa sentencia. Eso revela el estado de ánimo de en qué condiciones estábamos ejerciendo el periodismo”.

Y en ese mensaje incide al futuro periodista, a quien anima a sortear todas las dificultades, incluso la de tus propios compañeros de profesión, como fue el caso, haciendo la verdad prime sobre todo lo demás: Porque, “una vez que agachas la cabeza, siempre tendrás que ir así. Tu familia no siempre lo entiende, pero si estamos en el periodismo estamos para eso y si no, nos dedicaríamos a otra actividad”.

En la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, se estudia el Grado en Periodismo con tres menciones: periodismo jurídico-político, periodismo económico y periodismo especializado.

Informe de la Profesión Periodística 2021 (I): Más empleo

Arrancamos con esta entrada una serie en capítulos que desgrana lo esencial del último Informe de la Profesión Periodística 2021 que desarrolla cada año la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), y que supone una radiografía casi perfecta del estado de la cuestión de este sector profesional, del que la Universidad UDIMA forma por medio de su Grado en Periodismo.

Después de un 2020 en el que las consecuencias de la pandemia impactaron de una forma muy negativa sobre el empleo periodístico, con un aumento del 23%, la cifra de periodistas parados se ha reducido un 15,2% hasta los 7.322, entre septiembre de 2020 y el mismo mes de 2021.

Esta es una de las mejores noticias que trae el nuevo Informe de la APM. Juan Caño, su presidente, apunta que los buenos datos se pueden deber a dos factores. Por un lado, «a la digitalización progresiva de la profesión, puesto que cada vez hay más diarios digitales y ya estos ofrecen más empleo que la televisión, la prensa o la radio». Y, en segundo lugar, al aumento de los autónomos: «cada vez hay más periodistas que de forma voluntaria deciden ejercer la profesión como freelance».

Para el director del Informe, Luis Palacio, se trata de «una buena noticia siempre relativa, ya que, aunque ha descendido, todavía se sitúa muy por encima del que se registraba antes de la crisis económica de 2008». En cambio, no varía el reparto entre hombres y mujeres, «llevándose estas últimas la peor parte, puesto que representan el 62% del paro registrado, un porcentaje que apenas ha variado a lo largo de los últimos años».

En cuanto al desempleo registrado por comunidades autónomas, Madrid, Andalucía, Cataluña y Comunidad Valenciana reúnen el 69% del paro registrado. Asimismo, donde más desciende respecto a septiembre de 2020 es en Islas Baleares (-34,1%), Ceuta y Melilla (-33,3%), Navarra (-33%) y Murcia y Cataluña (ambas con -24,9%).

El Informe de la Profesión Periodística 2021 se ha apoyado fundamentalmente en una encuesta profesional contestada por 1.212 periodistas y una sobre el Impacto del periodismo en la sociedad. El estudio cuenta con la colaboración fundamental de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España (FAPE), la Federación de Sindicatos de Periodistas (FeSP), el Sindicat de Periodistes de Catalunya (SPC), las secciones de periodistas de la Unión General de Trabajadores (UGT) y de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), la Asociación Nacional de Informadores Gráficos de Prensa y TV (ANIGP-TV), la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) y la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS). Asimismo, apoyan la edición de este Informe: AENA, Repsol, Banco Santander, El Corte Inglés, CaixaBank, Cadena SER, laSexta y el diario El Mundo.

La libertad de expresión no es cosa de risa ¿o sí?

En el Grado en Periodismo de la UDIMA, los profesores nos esforzamos en compartir con nuestros estudiantes que la libertad de expresión es un bien de la democracia que debe ser usada adecuadamente. Porque no es que todo valga al albur de la libertad de expresión, es que todo no debe valer. Y en este cometido, el conjunto de los docentes que impartimos en la UDIMA conocimientos y experiencia en materia de periodismo coincidimos en que este derecho es, al mismo tiempo, un deber.

Un derecho y un deber que supone la herramienta fundamental que acredita nuestro trabajo. Sin libertad de expresión, nada es posible decir. Pero, llegado a este punto, resulta interesante que los propios periodistas reflexionemos sobre las rayas que no debemos cruzar, sobre los límites que no se han de pasar, sobre, si se quiere, la autocontención en favor del rigor y la verdad, el santo y seña del periodista, del periodismo.

Una autocontención que lo más sibilinos interpretan como una autocensura, pero nada más lejos de eso, aunque resulte cansino y baldío discutir con quien no se aviene a otras razones.

Entre tanto, entre el sentido común y el humor podemos encontrar un espacio que nos libere de nuestras ancestrales ataduras como periodistas, muchas veces, en forma de inútiles complejos. Historietistas como El Roto o Chumy Chúmez, que publicaron sus creaciones a diario en los medios de comunicación más relevantes del país, nos ponen a todos, periodistas y no periodistas, frente al espejo.

A toda una sociedad que se dice alegre de contar con la libertad de expresión como bandera, cuando no pocas veces la ondeamos solo para fastidiar al semejante, para liberar nuestros propios complejos o, sencillamente, para emponzoñar aún más la cosa: véanse, o léanse, las redes sociales. Pero ese otro debate, y tanto que da de sí para decenas de artículos.

Quedémonos ahora con la exposición que sobre este tema abrió este 14 de diciembre sus puertas en la sede de la Fundación Carlos de Amberes, en recuerdo por el 50 aniversario de la orden de cierre del mítico Diario Madrid. No en vano, parte del programa de actividades lo organiza la Fundación Diario Madrid y la Asociación de Periodistas Europeos, con el respaldo del Gobierno. Su ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, el socialista Félix Bolaños, la visitó este martes en la calle Claudio Coello, con abundante presencia policial, no muy lejos de donde fue asesinado por ETA el presidente del Gobierno Luis Carrero Blanco, que no es que venga a cuento, o a lo mejor sí.

¡A mí, que me registren, pero que no me pregunten!

Es, sin duda, una patata caliente la que tiene por delante Charo, la directora de Comunicación del Congreso de los Diputados que tomó posesión en plena pandemia después de 30 años de Jesús. Así les identifico, con cariño, porque los conozco. A uno porque con él me bauticé como periodista parlamentario, y a la otra porque la vi llegar recién chiquilla. Jesús fue el responsable de prensa del Congreso desde su creación, en la década de la movida madrileña, y es mérito suyo haber ganado una oposición que le mantuvo, y mantiene como funcionario en las Cortes, aunque ahora en otras tareas más institucionales.

Charo es, pues, quien ha de resolver la patata caliente de responder a nada menos que a doce jefes de prensa de los partidos que apoyan al Gobierno. Puede que su carácter extrovertido le ayude a resolver este delicado asunto de decidir como Salomón. Cuando lea esto, quizá ya lo haya resuelto, las cosas del directo, ya sabe.

Antes de tomar una decisión – junto al secretario general de la Cámara Baja-, Charo, estoy seguro, como aplicada estudiante de Periodismo repasará hasta el aburrimiento el artículo 20 de la Constitución Española y el artículo 11 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea.

Para quien no sepa de qué va la cosa, los doce jefes de prensa de los grupos parlamentarios de PSOE, Unidas Podemos, ERC, PNV, EH Bildu, Junts, PDCat, Más País-Equo, CUP, Compromís, BNG y Nueva Canarias, todos los que apoyan al Gobierno, acaban de elevar un escrito a la presidenta de la Cámara, la socialista Meritxell Batet, exigiendo que se revise la concesión de pases de prensa a aquellos informadores que destacan por sus “faltas de respeto” en las ruedas de prensa que, a su juicio, “generan tensión” entre periodistas y parlamentarios. Batet, como Pilatos, ha pasado la patata caliente a quien, deduzco que habrá pensado, entiende qué hacer con esto.

Conozco también a alguno de esos jefes de prensa, que antes fueron aguerridos (y aguerridas) periodistas de raza, que preguntaban lo ‘impreguntable’ en cualquier lugar y situación, y estoy seguro de que deben andar preocupados, y quizás fastidiados, por el lío en el que les han metido los políticos a los que ahora representan.

Como profesor de Periodismo, y para los alumnos que se las verán con todos estos protagonistas en pocos años, o en meses, he puesto la lupa sobre los hechos. Por ejemplo, (solo hay clicar este hipervínculo) este desencuentro entre Rufián, el diputado de ERC, y Cárdenas, de 7NN en la rueda de prensa que ha hecho estallar todo.  

La cosa pasó a ser noticia en sí misma (solo hay que clicar el hipervínculo, otra vez): La más esperpéntica noticia imaginable, la de que un portavoz de un grupo parlamentario se niegue a responder a un periodista, sea el que sea, una pregunta por la sencilla razón de que dicho periodista está a nómina en un medio de comunicación que aquel portavoz no lee, ni oye, ni ve, porque no es de su cuerda política.

Llamada a ser equidistante, aunque para otras cosas es notoriamente precisa y de parte, la Asociación de la Prensa de Madrid ha salido al paso con un comunicado que persigue la conciliación y lo que los castizos llaman el “bueno rollito” entre periodistas y congresistas. Pero esta es, en mi opinión, una premisa equivocada.

El periodista ha de ser escrupulosamente serio en su trabajo (como un fontanero o un médico), y educado (como un dependiente o una cajera), además de buenos en lo suyo en cada caso, pero no necesariamente amiguito de su fuente de interés. En absoluto. Porque si mi fuente de interés se convierte en mi amiguito del alma, puedo estar seguro que en poco tiempo como periodista pasaré a ser su servidor, y un periodista solo sirve a una parte: la sociedad.

Sí, no se rían, dicho así parece como muy pomposo, pero, créanme, sí, el periodista es un servidor público que solo le sirve a usted; ¿Qué los hay puñeteros? Claro, como el fontanero que le cambió la taza y pierde agua, o el que le puso el suelo y está abollado. Malos profesionales, y malas personas, a patadas, pero no son la mayoría, gracias a Dios.

De entre las voces de periodistas que han puesto a caer de un burro a sus colegas señalados destaca -y llama la atención- Esther Palomera, de El Diario.es, rotativo de clara línea editorial de izquierdas (no es valoración de quien escribe, no la vayamos a liar, sino bandera pública de sus promotores). Palomera fue despedida en su día de La Razón por ser, al parecer, crítica con el Gobierno de Rajoy, y de ahí – y quizás por eso mismo – terminó en las antípodas ideológicas del periodismo. Y desde esa atalaya ha exigido que no se le conceda pase de prensa a quienes, a su juicio, no hacen periodismo. Yo, como periodista, no lo hubiera hecho peor. Hasta el mandamás de Europa Press le salió al paso el día que dijo eso.

Porque sí, no nos engañemos, los medios tienen líneas editoriales claramente definidas, como de ellos se espera y en clara correspondencia con lo que es la sociedad a la que informan. Pues ni El País ni el ABC, ni laSexta ni Antena 3, ni la SER ni la COPE esconden sus atributos tras un taparrabos. No va de eso la cosa, sino de que la sociedad a la que sirven sepa que la verdad y la interpretación del mundo que le rodea presenta vértices, ángulos y miradas diversas, y todas ellas pueden formularse desde planteamientos ideológicos igualmente diversos ¡faltaría más que no fuera así en una democracia que se precie!

A lo que voy, como periodista, aunque se diga que perro no come perro, no creo que nos podamos permitir el lujo de exigir la censura de nuestros colegas, salvo que crucen rayas inadmisibles, y, a la vista de los vídeos y de los testimonios de las partes, observados como periodista que persigue ser lo más objetivo posible, concluyo que no aprecio que los colegas señalados hayan sido maleducados e irrespetuosos, como se denuncia. ¡Anda que no pregunto yo en las ruedas de prensa! ¡Para eso están, de cajón!

Porque repetir una y otra vez una pregunta que no es contestada por cataplines, no por otra razón, no supone ser irrespetuoso, sino exigente con quien es servidor público y toma decisiones que me afectan como ciudadano. ¿Acaso si esa misma pregunta formulada por el periodista de 7NN, que era muy normal: ‘qué piensa usted de la ley de seguridad ciudadana’ la hubiera formulado un periodista de un medio editorialmente afín al diputado de Esquerra la habría contestado?

La cosa, que decía Fernando Fernán Gómez en ‘El Abuelo’… la cosa es que me he quedado sin saber qué piensa Rufián sobre la reforma de la ‘ley mordaza’. Aunque, a lo mejor, ya ha contestado, mira tú por dónde.