Dos jóvenes mujeres con abanico, Kitagawa Utamaro (Utamaro hitsu), Grabado en madera a la fibra, nishiki-e, 325 x 220 mm, c. 1790 - 1800, Madrid, Museo Nacional del Prado

Este mes de junio se ha inaugurado el Año Dual España y Japón: 400 años de relaciones. Para los amantes de la cultura japonesa, es una oportunidad de estar algo más cerca del país del Sol Naciente gracias al despliegue de actividades que ocuparán los próximos meses. Sobresale la oferta de citas de contenido cultural que seducen por la variedad y calidad de sus contenidos, siempre estimulantes para el espectador occidental curioso. La amplitud de la agenda se deja sentir en las numerosas sedes que ocupa: Alicante, Barcelona, Valencia, Bilbao, Zaragoza, Madrid, Jaca, Ibiza… consiguiendo satisfacer el interés de cualquier tipo de público con un verdadero esfuerzo por celebrar y profundizar cuatro siglos de relaciones bilaterales. Algunas ideas llevadas a cabo son tan sugerentes y originales como la titulada “Similitudes Culturales Valencia-Japón a través de una falla” disponible hasta el 19 de marzo de 2014, enmarcada en las actividades programadas en el CosmoCaixa Barcelona.  Las convocatorias proponen conciertos de música tradicional y contemporánea, exhibiciones de fotoperiodismo, talelres de vestimenta tradicional, jardinería Bonsái, lacas, poesía Haikou, cine o lingüística, pero llevando el agua a mi molino como profesora de Historia del Arte, me gustaría recomendar la exposición de estampas japonesas diseñada por el Museo Nacional del Prado de Madrid.

Desde el 12 de junio al 6 de octubre 2013 en el Edificio Villanueva (Sala 60) se puede admirar una exquisita muestra de estampas japonesas, hasta ahora nunca expuestas al público, a pesar de formar parte de los fondos del Museo desde 1971 (tras ser adquiridas por el Museo de Arte Moderno en 1936). Uno de los artistas mejor representados en esta selección es Kitagawa Utamaro (h. 1753 – 1806) pintor de estampas japonés, uno de los mejores grabadores ukiyo-e. El arte Ukiyo surgió como manifestación cultural de la sociedad japonesa dominada por la burguesía comercial en el florenciente periodo Edo. Estaba destinado a representar un mundo flotante, transitorio, evanescente y sutil, resonante de melancolía y pesimismo enraizado en la filosofía budista. Este arte hedonista y burgués tiene la belleza y la fuerza de las artes tradicionales japonesas y constituye la quintaesencia de la cultura de lo que se conoce hoy por Japón.

Para saber más: Bru, R., «Ukiyo-e en Madrid: las estampas japonesas del Museo Nacional de Arte Moderno y su legado en el Museo Nacional del Prado», Boletín del Museo del Prado, tomo XIX, 47 (2011) 154-171.