En mi día de investigación, he recibido como regalo en mi despacho de la universidad, la visita de esta gata que, sabiendo que el viernes es la jornada reservada a mis pesquisas sobre la Inquisición y las brujas en los archivos, al haber venido hoy aquí, se ha trasladado a saludarme.

En este 3 de noviembre, día de san Martín de Porres, Fray Escoba, recuerdo que uno de los episodios más conocidos de la vida de este apóstol limeño es que hacía comer del mismo plato a un perro, un ratón y un gato en total armonía.

Y, mientras escribo, me siento nuevamente Cleo, la hechicera de Pasaporte de bruja, «volando» en escoba de España a las Indias con su felina Tábata. De vez en cuando se gira hacia los carteles y me mira atenta, percatándome yo entonces de que es cierto lo que dice aquella canción de Los Secretos: que es verde la luz de los ojos de gata.

Altiva se pasea por la terraza, hace unos cuantos estiramientos, posa ante el sol y, con gesto afable, contempla las instantáneas de las firmas en la Feria del Libro con la Profesora Laura Lara, tomando nota de los carteles de romanos, de templarios, de soldados de los Tercios, del Jarama…