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La mujer en el Carlismo

En Estella-Lizarra (Navarra) en el Museo del Carlismo, las historiadoras Laura Lara y María Lara, profesoras del Grado en Historia de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, protagonizaron la jornada académica sobre ‘Historia y mujeres: un compromiso de visibilización’.

En la historiografía se suele encontrar que fueron tres las guerras carlistas, si bien algunas interpretaciones recientes que se pueden ver en el Museo del Carlismo las reducen a dos, la de inicio en 1833 y la de desenlace, que finalizó en 1876, reinando Alfonso XII.

El detonante había sido la muerte de Fernando VII el día de San Miguel de 1833 teniendo 2 hijas: Isabel y Luisa Fernanda, legitimidad dinástica femenina que el soberano había preparado con la Pragmática Sanción, pero el tío de las niñas, Carlos María Isidro (aparece en el cuadro de Goya «La familia de Carlos IV), no aceptó, alegando que entre los Borbones no había más derecho sucesorio que la Ley Sálica, esto es, la prohibición de reinar a cualquier persona que no fuera varón.

La reina consorte y luego regente María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, sobrina y esposa de Fernando VII, contrajo matrimonio 3 meses después de enviudar con el guardia de corps Fernando Muñoz, natural de Tarancón (Cuenca). Por el día de los Santos Inocentes. Liberales o isabelinos, también llamados cristinos, frente a los carlistas que enarbolaban el estandarte de la Dolorosa y el lema: Dios, Patria y Rey.

Carlismo que, durante un siglo, se disgrega en diferentes grupos, facciones y familias hasta recaer los derechos dinásticos en el duque de San Jaime, Alfonso Carlos de Borbón y de Austria-Este, quien con 82 años hereda la causa legitimista al fallecer el 2 de octubre de 1931 su sobrino, Jaime, hijo de su hermano mayor, Carlos Luis.

Su esposa, María de las Nieves de Braganza, hija del último rey de Portugal, Miguel I, ya nacida en el exilio, se convertiría así en la última reina consorte carlista en el sentido más purista del término. Con ellos acababa la línea dinástica del carlismo. Fue conocida como Doña Blanca y el 15 de julio de 1874 lideró, junto con su esposo, la conquista de Cuenca en un episodio conocido como «el día más triste».

Su único hijo falleció a las pocas horas de nacer ese mismo año, de modo que a la muerte de Alfonso Carlos I el 29 de septiembre de 1936 (al ser atropellado en Viena por un camión militar), la corona carlista debería haber vuelto a Alfonso XIII por ser el familiar varón más próximo por consanguinidad a Carlos María Isidro.

Sin embargo, para evitar la fusión con la tradición borbónica liberal buscaron otros parientes. Eligió a Francisco Javier de Borbón-Parma como regente para designar un príncipe que aceptara las consignas carlistas, candidato confirmado por la Comunión Tradicionalista en 1952. Sin embargo, otras facciones apostarían por Carlos Pío de Habsburgo-Borbón o, incluso, por Don Juan de Borbón.

El carlismo, por otro lado, se había visto obligado a unificarse políticamente con Falange Española y con las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista en plena Guerra Civil, surgiendo Falange Española Tradicionalista y de las JONS.  Los encuentros en Montejurra quedarían como recuerdo nostálgico en el franquismo, así como la boina roja del uniforme de FET-JONS y la vanidad de aquellas mujeres que fueron margaritas.

Palencia: armas, ciencia y paciencia

En la tarde del 17 de enero de 2024, día de San Antón, las profesoras del Grado en Historia de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, viajaron a Palencia para presentar en la Diputación Provincial la obra de María Lara, Juana I, la reina cuerda, que ha sido declarado el libro estrella de 2023 del sello Sekotia, pues ha alcanzado en menos de 6 meses la 3ª edición en la editorial Almuzara y se está preparando la edición de bolsillo.

La obra, escrita desde un enfoque interdisciplinar, partiendo del análisis de las fuentes primarias y siguiendo por el trabajo historiográfico, está marcando un paradigma por liberar del estigma de demencia a la hija de los Reyes Católicos, “una locura” que no puede sostenerse ni con esos términos (rehusados por la Psicología) ni por los argumentos que arrojan los legajos y las crónicas neerlandesas e hispánicas.

“Leyendo entre líneas María Lara ha podido reconstruir la auténtica Historia de Juana, alejándose de la voz oficial de Pedro Mártir de Anglería, profesor de Juana y cronista autorizado durante los reinados de su padre, su marido y su hijo”, aseguró Laura Lara, que fue la presentadora del evento organizado por el Servicio de Cultura de la Diputación dentro del ciclo De varia literaria.

El Salón de Actos del Palacio de la Diputación de Palencia estuvo repleto de público: diputados, concejales, lectores, estudiantes de 2º de Bachillerato del IES “Trinidad Arroyo” y la junta directiva de la Cabaña Real de Carreteros.

La Cabaña es una institución que hunde sus raíces en el reinado de Isabel y Fernando y que María Lara cita en su libro por la escultura de Humberto Abad sobre el Confinamiento de la reina Juana en Tordesillas, que se encuentra en estos momentos en el Palacio de la Moncloa, en Madrid.

El acto fue introducido por Ángeles Armisén, presidenta de la Diputación, que agradeció a las profesoras de la UDIMA “su dedicación a la literatura y la búsqueda incesante de la verdad mediante la investigación histórica”.

El 18 de enero ambas profesoras siguieron la jornada de trabajo de campo en yacimientos y monumentos artísticos de la provincia de Palencia guiadas por el jefe de Servicio Rafael Martínez, historiador del arte. Desde la capital de la Tierra de Campos, se desplazaron a la villa romana La Olmeda (descubierta en 1968).

El edificio del siglo IV posee más de 4.000 metros cuadrados construidos y 1.500 metros cuadrados de mosaico. En este yacimiento se están haciendo estudios desde paleozoología hasta musicología, contando algunos de los mosaicos incluso con la firma del artista: Silo.

Después se trasladaron a la villa de Saldaña, donde las páginas del pasado se funden con la piedra a través del recuerdo de la judería, del castillo de los Duques del Infantado, del Palacio del Marqués de la Valdavia, de la Casa Torcida (emblema de viviendas solariegas) y la Plaza Vieja, testigo de la boda de Alfonso VII (hijo de doña Urraca y de Raimundo de Borgoña, así como nieto de Alfonso VI) con doña Berenguela de Barcelona (hijo de Ramón Berenguer III).

También recalaron Laura y María en la iglesia románica de San Martín de Frómista (en la encrucijada del Camino de Santiago francés, que viene de Roncesvalles, y del Canal de Castilla, la magna obra de ingeniería hidráulica emprendida en el siglo XVIII), etc. Otro de los aspectos que investigaron en esta etapa palentina las docentes de la UDIMA fue “la etnografía de las mantas, made in Palencia, en la sociedad preindustrial española, donde se llegó a acuñar el refrán: ‘Para toreros, Córdoba, para mantas, Palencia’. No en vano las mantas del Ejército y de las caballerías, cuando los tratantes de ganado eran los impulsores del viaje en España, eran producidas en la provincia palentina.

El ferrocarril (medio de locomoción desarrollado desde mediados del siglo XIX en nuestra nación) tuvo en Venta de Baños un nudo esencial en las pretéritas décadas, habiendo anticipado ya Pedro Antonio de Alarcón, el autor de El sombrero de tres picos, «que ese punto iba a ser decisivo cuando llegara el tren”.

También estuvieron las historiadoras documentando iconografía del tránsito de los Trastámara a los Habsburgo en la catedral de Palencia, levantada antaño sobre un monumento dedicado a las ninfas que después fue templo visigodo, como puede apreciarse en la superposición de arcos en la cripta. En la catedral, además de en los parajes citados, rodaron las profesoras un audiovisual para la promoción turística de Palencia.

“Visitar Palencia es ‘encontrarse’ con sus paisanos históricos, como Pedro Berruguete, natural de Paredes de Nava y pionero en la pintura renacentista, la primogénita de Isabel la Católica, también llamada Isabel y nacida en Dueñas, o Catalina, la benjamina de Juana I, venida al mundo en Torquemada”.

A la iconografía del reinado de los Reyes Católicos en Palencia le sigue la pista María Lara en su libro Juana I, la reina cuerda, donde analiza el retablo de Nuestra Señora de la Compasión que se atribuye al flamenco Jan Joest van Calcar. En la tabla central, datada expresamente en 1505, aparece retratado como comitente el obispo de Palencia, que 4 años antes, siendo obispo de Córdoba, en visita a Juana y Felipe en Flandes, afirmó sobre ella que era “muy cuerda” y “muy asentada”.

El escudo de la Diputación lleva el lema “En Palencia, armas y ciencia”, rememorando que allí se abrió en época de Alfonso VIII la primera universidad de la España cristiana, el Studium Generale, y que estuvo la decimonónica Fábrica de Armas de Santa Bárbara, hecho que se hilvana con otra gesta: la colaboración de los vacceos en la defensa de los arévacos en Numancia y la valentía de la mujer de la ciudad de Palantia.

Hoy, que proliferan tantos métodos para tener paz interior inmersos en un mundo ajetreado y frenético, para sintetizar su estancia las profesoras Lara proponen un viaje en el tiempo porque, como manifiestan en declaraciones a UDIMA Media, “en cada enclave te sobrevienen los recuerdos, la anamnesis (en términos platónicos) como fuente de conocimiento, instantáneas vivenciales en las teselas de los mosaicos, en los fueros, en las crónicas y en las esclusas del canal… Hay tanta Historia congregada en esta tierra que bien pudiera decirse que Palencia es la paciencia del tiempo”.

La monarquía europea vuelve a ser cosa de varones

La única mujer que reinaba en Europa, tras el fallecimiento de Isabel II del Reino Unido, la monarca danesa Margarita II, acaba de anunciar su abdicación en su hijo Federico, de modo que las monarquías europeas vuelven a estar en manos solo de varones. Las historiadoras y profesoras del Grado en Historia de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, las doctoras María Lara y Laura Lara, escriben sobre Margarita en su libro ‘Princesas en jeans’ (EDAF), del que extraemos el siguiente texto:

“La Unión Europea tiene en la actualidad 28 países miembros, de los cuales solo siete mantienen la forma de monarquía. De ellos, uno está encabezado por mujer: Dinamarca (Margarita II).

Nacida en la familia Glücksburg, una casa real con orígenes en el norte de Alemania, Margarita II es la mayor de las hijas de Federico IX de Dinamarca e Ingrid de Suecia. Sucedió a su padre después de su muerte el 14 de enero de 1972 pero, previamente, en 1953, había sido convertida en su heredera legal, ya que una enmienda constitucional permitió a las mujeres el acceso al trono. Fue la primera reina titular de Dinamarca desde Margarita I, gobernante de los países escandinavos de 1375 a 1412, durante la Unión de Kalmar.

Carlos III preside la Iglesia anglicana, surgida tras la ruptura de Enrique VIII con Roma en 1534, y Margarita II encabeza la Iglesia de Dinamarca. En Noruega el rey Harald fue líder de la Iglesia evangélica luterana nórdica hasta 2016. Los más de 1.700 pastores y otros trabajadores de los servicios de culto dejaron de ser empleados públicos para dar paso a un Estado laico, en el que los asuntos de fe dependen de un consejo integrado por sus propios miembros.

Se acostumbra a comentar que Margarita II es la primera reina elegida democráticamente pues, como explicaremos, cuando tenía 13 años, el pueblo se decantó por ella en un referéndum en vez de por su tío.

El teatro de Margarita

Mientras el danés Soren Kierkegaard (1813-1885) formulaba el existencialismo, también Dinamarca tuvo su pequeño imperio colonial, con posesiones en la India, Ghana o las Islas Vírgenes. ¿Quién no ha visto la película Memorias de África? Dirigida por Sydney Pollack en 1985, y protagonizada por Meryl Streep y Robert Redford, está basada en la vida y diario de Karen Blixen (1885-1962). Esta señora fue más conocida por su seudónimo literario, Isak Dinesen, y en primera línea sufrió el estar bajo las órdenes de un marido que le era infiel y que, en el primer año de vida en común, le contagió la sífilis.

Dinamarca se declaró neutral en la Gran Guerra. También apostó por la neutralidad en la Segunda Guerra Mundial, pero el 9 de abril de 1940, los nazis invadieron el país por la única frontera terrestre que tiene con el Viejo Continente. Durante ambas conflagraciones fue monarca Crístian X. Con su estatura de 2,03 metros, en 1898 se había casado con la duquesa Alejandrina de Mecklemburgo-Schwerin, de origen alemán. Con ella tuvo dos hijos: el futuro Federico IX y el príncipe Canuto. Crístian X no fue capturado durante la ocupación alemana ni vio limitados sus movimientos, aunque tampoco se marchó al exilio. La prácticamente nula resistencia de la monarquía danesa ante la invasión fue interpretada como debilidad y cobardía, pero a partir de 1942 comenzaron los sabotajes daneses, alentados por la influencia del pensamiento aliado. Al fallecer, en 1947 lo sucedería el mayor de sus hijos, Federico IX, casado con Ingrid de Suecia. Estuvo en el trono hasta 1972.

El 16 de abril de 1940, nació en el palacio de Amalienborg, Copenhage, su primogénita, Margarita. Desafiando a las autoridades de la ocupación, Federico salía con su hija por las calles de la capital, donde recibió el saludo de los ciudadanos. En esas épocas oscuras, el nacimiento de la princesa supuso un rayo de luz para miles de daneses que ejercían la resistencia al nazismo. Dinamarca fue uno de los miembros fundadores de la OTAN en 1949. Y, en 1953, cuando Margarita tenía 13 años, se convirtió en heredera. De este modo, en 1972, a la muerte de Federico IX, pasó a ser la segunda reina de Dinamarca en una lista de 50

También, ese año supuso un punto de inflexión para las antiguas colonias danesas, de las que se conservaban Groenlandia y las islas Feroe —las mismas que se mantienen en la actualidad—. Se les otorgó un estado de autonomía interna que no las exime de que su jefa del Estado sea la reina de Dinamarca, y ellos viven así contentos. De hecho, en 1973 Dinamarca entró en la Comunidad Económica Europea, y llevaba consigo a Groenlandia, pero, en 1979, la gran isla decidió salir de la CEE. Su marcha se materializó en 1985; fue el primer territorio europeo en desmarcarse. En lo concerniente a la vida personal, en 1967 la princesa Margarita se casó con Enrique de Laborde de Monpezat, un diplomático galo al que había conocido en Gran Bretaña. Era hijo del conde de Monpezat y poseía viñedos al sur de Francia. Con él tuvo sus dos hijos: Federico y Joaquín. Pero durante décadas se habló de los «plantones» que Enrique daba a la reina. Parecía manifestar el complejo de inferioridad de sentirse un «hombre florero», recurriendo a sus propias palabras. En la boda de Máxima y Guillermo Alejandro de los Países Bajos la dejó sola y se fue a su castillo de Francia. Sorprendió esa misma mañana con unas declaraciones publicadas por un periódico danés en las que afirmaba que se sentía despreciado porque a toda mujer que se casa con un rey, automáticamente se la llama reina, mientras que, cuando es el caso contrario, el hombre se convierte en príncipe consorte. Y en el fondo es que es así. Eludió asistir a la celebración del 75 cumpleaños de Margarita II con el resto de casas reales, alegando una gripe, si bien algunos periodistas comentaron que había sido visto de vacaciones en Venecia.

Declaraciones como que había comido carne de perro o que había pagado con dinero de su padre los servicios de una prostituta convirtieron a Enrique de Dinamarca en un cónyuge poco convencional. A principios de 2016, con 81 años de edad, se jubiló, e hizo público que ya no estaba obligado a asistir a actos oficiales. En el 76 aniversario de la soberana, se anunció que Enrique dejaba de ser príncipe consorte para pasar a ser llamado príncipe Enrique.

Dinamarca, ¿el país de la felicidad?

En el verano de 2017 anunció que no quería ser enterrado en la catedral de Roskilde, la cual está previsto que sea la última morada de la reina Margarita. Sin embargo, más allá de los disgustos de la convivencia, la pareja tuvo buenos momentos. Margarita estaba sinceramente enamorada del francés que la llamaba Daisy, y quedó muy triste cuando Enrique falleció el 13 de febrero de 2018, a los 83 años, en el palacio de Fredensborg. Fue incinerado para cumplir su deseo, con la intención de que la mitad de sus cenizas reposaran en el jardín de su lugar de residencia, y la otra mitad fueran arrojadas al mar.

La reina decretó un mes de luto oficial. Ese San Valentín negro las banderas empezaron a ondear a media asta y toda la familia real vistió de oscuro hasta el 14 de marzo, día en que la soberana, el príncipe heredero Federico, y su mujer Mary, volvieron a retomar sus agendas habituales. Margarita ha celebrado ya las bodas de rubíes (40 años en el trono) y su hijo Federico, las de cobre (12 años y medio, según la costumbre danesa) de su matrimonio con la abogada australiana Mary Donaldson.

La conoció en los Juegos Olímpicos del año 2000 en Sidney y se casó con ella en 2004. Tienen cuatro hijos: Crístian, el mayor, nació en 2005; Isabel, en 2007; y Vicente y Josefina, que son mellizos, en 2011. Se especula que la relación entre los hijos de Margarita II no es todo lo plácida que se podría pensar. El príncipe Joaquín, que se formó en economía agraria y en el ejército, tiene dos hijos de su primer matrimonio con Alexandra Manley, economista y ciudadana de Hong Kong. Después del divorcio, formalizado en 2005, pasó de ser princesa a condesa de Frederiksborg.

Esta separación hizo que la reina obligara a Federico y Mary a reformar sus capitulaciones matrimoniales dos años después de su boda, ya que no estaba dispuesta a correr con los mismos gastos que con su otro hijo en caso de ruptura: poner de su bolsillo un millón de euros y vender varias propiedades para costear la compra de la casa de Alexandra y la asignación mensual.

Joaquín se casó en 2007 en segundas nupcias con la economista francesa Marie Cavallier (que guarda gran parecido con Donaldson), y tiene otros dos hijos con ella. La tradición manda que la reina salga al balcón del palacio real de Amalienborg. No obstante, últimamente posa con sus ocho nietos, con sus dos hijos y con sus respectivas parejas, pero por separado. El primer retrato de familia real danesa en 125 años ha sido realizado por el artista Thomas Kluge por encargo de la soberana y ha suscitado polémica. La pintura, resultado de cuatro años de trabajo, se expuso en el Museo de Amalienborg hasta marzo de 2014, fecha en que fue trasladado al Salón Amarillo del palacio de Fredensborg. El concepto de monarquía siempre implica el de soberanía y, en Dinamarca, resulta más palpable la autoridad inherente a la jefatura del Estado en tanto en cuanto, aunque pertenece a la Unión Europea, conserva la corona danesa como moneda. Por tanto, pueden jugar con el mercado mediante su devaluación.

En otro orden de cosas, a la reina también le compete la declaración de guerra. La mayor parte de los daneses no imaginan su mundo sin su presencia y ella habla de los «jueves mágicos», porque en ese día de la semana se dedica a su auténtica pasión que es la creación cultural. Diseña vestuario, realiza grabados o traduce libros. Actividades que se han visto plasmadas en sus ilustraciones para la edición de El señor de los anillos; en la traducción realizada con su marido del francés al danés de Todos los hombres son mortales, obra de Simone de Beauvoir, y en su participación como extra, haciendo de mendiga, en la película Los cisnes salvajes, basada en libreto de Andersen. La soberana ha confesado que le habría gustado ser artista, un perfil que halla en Dinamarca el ambiente propicio, como revela uno de los habitantes más universales de la península de Jutlandia: Hans Christian Andersen (1805-1875). De vivir en la absoluta pobreza, el autor de La pequeña cerillera pasó a ser consejero de Estado por sus méritos como escritor. Y legó símbolos a la cultura nacional como la famosa sirenita que, desde Copenhague, vislumbra horizontes de tierra mientras en el agua traza caminos.

En la actualidad, hay estudios que afirman que Dinamarca es el país de la felicidad. Los sueldos son muy altos, unos 3700 euros de media, la vida es cara, aunque están orgullosos de pagar elevados impuestos porque eso les permite mantener un Estado del bienestar aún más confortable. Por ejemplo, los estudiantes universitarios que se emancipan de sus familias cobran un subsidio mensual que supera los 700 euros. Dinamarca es uno de los países del mundo con mayor igualdad entre hombres y mujeres, tanto en el aspecto legal como en la vida diaria. La igualdad entre géneros se ha consolidado durante los últimos 40 años. Las mujeres danesas viven y trabajan en prácticamente las mismas condiciones que los hombres, y en la mayoría de las familias los dos padres trabajan fuera de casa y comparten las labores domésticas. En cuanto al servicio militar no hay igualdad de sexos, ya que es obligatorio solamente para los hombres (para un pequeño porcentaje, por sorteo), y voluntario para las mujeres».

La Humanidad de altos vuelos

El 18 de noviembre de 2023 las profesoras del Grado en Historia de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, Laura Lara Martínez y María Lara Martínez impartieron en Valencia la conferencia “Volar. Historia de una aventura. Didáctica y aeronáutica en la exposición itinerante del Ejército del Aire y del Espacio”. La institución convocante fue la Fundación Aérea de la Comunidad Valenciana y la sede del encuentro el Museo de Historia Militar de Valencia

La ponencia de ambas profesoras forma parte del ciclo anual de conmemoración del 20 aniversario de la FACV. Como Historiadoras del SHYCEA (Servicio Histórico y Cultural del Ejército del Aire y del Espacio), Laura y María Lara explicaron la pedagogía que subyace en la exposición itinerante del Ejército del Aire y del Espacio cuyos paneles guionizan para adaptarlos a cada una de las ciudades y localidades por las que pasa la muestra.

En seis años la muestra ha recorrido España, desde Asturias a Andalucía, recalando también en las Islas Canarias. Con soporte audiovisual de su autoría, las doctoras Laura y María Lara analizaron la Historia de la Aviación comenzando por la relevancia que el presocrático Anaxímenes daba al aire en el siglo VI a.C., y el anhelo de volar que llevó a intrépidos personajes de la Edad Media a construirse unas alas.

María Lara, profesora de Historia Moderna y Antropología, realizó un recorrido por esa aspiración de volar en el Antiguo Régimen: «Aparte de los artefactos inventados por Leonardo da Vinci en el Renacimiento, intentos de volar no han faltado a lo largo de la Historia de España. En el año 875 de nuestra era, el médico y poeta andalusí Abul-Kasim Abbas ben Firnas cruzó el aire cordobés en presencia de Abderramán II. En el frenesí de la gesta, no calibró bien las dimensiones y se rompió la espalda al caer bruscamente contra el suelo».

«Un poco más adelante- añadió la historiadora-, a finales del Medievo, la mentalidad imperante empezó a propagar que las brujas “volaban” en escoba y también por la Alcarria se elevaban entre visiones extrañas».

A comienzos del XVII, Agustín de Rojas Villandrando relataba en El viaje entretenido que un labrador salmantino, harto de recorrer a pie el quebrado terreno, se hizo unas alas de plumas y pidió la colaboración de uno de sus hijos para que lo lanzara. Cada uno cuenta la feria según le ha ido y, en esta ocasión, el mísero anciano quedó tullido.

En el XVIII, cuando la Ilustración situaba a la razón como prisma desde el que contemplar todas las facetas de la existencia, las experiencias aerostáticas se sucedieron hasta que, por fin, el 15 de octubre de 1783 un globo de aire caliente tripulado por los hermanos Montgolfier lograba surcar el cielo de París.

Como siguió relatando la doctora María Lara: «La atmósfera se convirtió en un nuevo océano expectante de aventureros y, al año siguiente, el 5 de junio de 1784, durante el mandato de Carlos III, el francés Bouclé trató de elevar un globo en los jardines de Aranjuez. La fiebre por los dirigibles se transmitió al arte y hubo grabadores a quienes se les ocurrió la idea de organizar una fiesta de toros a miles de metros del suelo, confrontando una res a un picador entre las nubes.

Por su parte, la doctora Laura Lara, profesora de Historia Contemporánea y de Historia de la Educación, ahondó en 3 aspectos: la creación en 1896 del Servicio de Aerostación Militar del Ejército dando lugar  después los globos a las aeronaves, la aviación en la Guerra Civil española (tanto su actuación táctica como la huella en la literatura, en versos de Machado y Miguel Hernández, y en dibujos infantiles de testigos del conflicto) y la fundación de la Academia General del Aire, radicada en San Javier, que cumple 80 años en 2023 y donde también ha estado la exposición «Volar, Historia de una aventura».

Cabe recordar que Laura y María Lara son Embajadoras de la Marca Ejército (Ejército de Tierra) y profesoras de distintos Grados de la UDIMA, así como del Máster en Seguridad, Defensa y Geoestrategia.

Del vestuario de Isabel II costeado, con cupones tras la II Guerra Mundial, a los vaqueros que lucía Lady Di

La historia no es solo el relato con fechas y nombres propios de lo más grandilocuente que le ha acontecido y acontece a la Humanidad. Es también el relato de lo más cotidiano, que, probablemente, ayude a explicar y entender mejor qué hemos sido, que somos y, con un poco de picardía investigadora e intuición, qué podemos ser.

En este sentido, la moda, la ropa, el vestuario, los tejidos son conceptos y elementos que permiten interpretar desde otra perspectiva la historia de la Humanidad. Y a eso se han entregado especialistas e historiadores durante la última semana de abril en Valencia en el VIII Congreso de Historia Comarcal, que ha contado, en su doble condición de profesoras del Grado en Historia de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA y miembros del Comité científico del evento, con las doctoras Laura Lara y María Lara.  

El ciclo, titulado en esta ocasión ‘Indumentaria: identidad y poder’, había sido organizado por la Universidad Católica de Valencia bajo la dirección del profesor Francisco Cardells, miembro, a su vez, del grupo de investigación (GI-14/2) Espionaje en los siglos XVI-XIX. Experiencias de innovación educativa que dirigen Laura y María Lara en la Universidad UDIMA.

La doctora Laura Lara intervino como experta en la Mesa redonda ‘Ropa: materiales y proyección’ hablando de la ‘Historia de los pantalones vaqueros’, su origen en 1871 con Levi Strauss, empresario de Baviera de origen judío que fundó la fábrica en California, su uso inicial como traje de mineros y, progresivamente, en el siglo XX su asociación con la protesta juvenil y la cultura pop en los años 60 y 70, para finalmente formar parte del armario de reyes y herederos, como sucedió en los años 80 con Lady Di. Tema que las historiadoras analizan en su libro ‘Princesas en Jeans’.

Por su parte, la doctora María Lara formó parte de la mesa sobre ‘Moda: funcionalidad y poder. El futuro’, exponiendo en la conferencia ‘¿Cómo preparar la maleta a los personajes de las novelas históricas?’ claves de la construcción del relato literario mediante la pesquisa exhaustiva en las fuentes primarias para documentar los movimientos cotidianos de los seres históricos, como sucede en sus novelas ‘El velo de la promesa’ (Premio de Novela Histórica Ciudad de Valeria), ‘Memorias de Helena’ y ‘Sin el estigma de Eva’.

También el jueves 27 de abril ambas profesoras de la UDIMA impartieron la conferencia de clausura del Congreso con el tema ‘La moda en las casas reales en la Historia Contemporánea’, explicando con imágenes las cuestiones de Estado vinculadas al vestuario, desde el vestido nupcial de María de las Mercedes, pagado por Alfonso XII, al de Isabel II de Reino Unido, costeado por cupones tras la Segunda Guerra Mundial.

Las sesiones teóricas se complementaron con clases prácticas en la Catedral, para visionar la moda plasmada en el arte renacentista y barroco, y en talleres artesanales, donde los conferenciantes y los estudiantes pudieron conocer de primera mano la confección de los trajes falleros.

En el Congreso hubo un taller de evocación romana con recreacionistas de Saguntum Civitas y comunicaciones sobre uniformidad militar y sanitaria, la firma Cache Croche y moda inspirada en cuadros de Sorolla, etnografía a partir de abanicos y mantas, y otros elementos textiles con simbología en la vertebración de las comarcas.