Seguir a rajatabla rituales, hasta el punto de no poder descansar o volver a empezar de nuevo si es que se ha perdido alguno de los pasos. Esa es la vida de una persona que sufre del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y que está condicionado por una serie de obsesiones con diferentes aspectos de la vida que generan una ansiedad extrema. 

Y es que el TOC es un trastorno mental que se caracteriza por la presencia de obsesiones y compulsiones recurrentes y persistentes. Las obsesiones son pensamientos, imágenes o impulsos no deseados que generan ansiedad intensa y que se experimentan como intrusivos e inapropiados. Por otro lado, las compulsiones son comportamientos repetitivos o actos mentales que se realizan en respuesta a las obsesiones con el fin de reducir la ansiedad o prevenir un evento temido.

Este trastorno no tiene edad, ni género, ya que puede afectar a personas de todas las edades, generando un impacto significativo en su funcionamiento diario, relaciones interpersonales y calidad de vida en general. Los casos más conocidos tienen que ver con el miedo a cualquier tipo de contaminación, ya sea de bacterias como de virus, algo que se acrecentó con la pandemia del coronavirus, pero también hay gente que experimenta obsesiones excesivas por el orden o la simetría, pensamientos agresivos o sexuales no deseados, y dudas constantes. Las compulsiones más frecuentes son la limpieza excesiva, el lavado de manos repetitivo, el orden compulsivo, la comprobación constante de puertas o aparatos eléctricos, y la repetición de palabras o frases en la mente.

Un equipo liderado por los investigadores de la Universidad de Cambridge, Marjan Birria y Trevor Robbins, han dado algunas claves más sobre este trastorno que puede afectar seriamente a las personas. En concreto, estos investigadores han publicado un artículo titulado “Cortical glutamate and GABA are related to compulsive behaviour in individuals with obsessive compulsive disorder and healthy controls” en la revista Nature Communications.

En este artículo, los científicos han encontrado un desequilibrio en los niveles de dos neurotransmisores, glutamato y GABA, en dos áreas concretas del cerebro, por lo que puede ser la base de estos comportamientos compulsivos.

Se espera que este descubrimiento pueda ser utilizado para buscar nuevos tratamientos que puedan ayudar a las personas que sufren este trastorno a mejorar su calidad de vida, centrándose en tratamientos neuromoduladores destinados a reequilibrar los niveles de neurotransmisores. 

Pero hasta ahora, el tratamiento del TOC se basa en enfoques terapéuticos combinados, que incluyen terapia cognitivo-conductual (TCC) y medicación. La TCC es una forma de psicoterapia que se centra en identificar y desafiar los pensamientos distorsionados y las creencias irracionales asociadas con el TOC. Esto se logra a través de técnicas como la exposición y prevención de respuesta (EPR) y la reestructuración cognitiva. La EPR implica exponer gradualmente a la persona a situaciones que desencadenan sus obsesiones, mientras se les enseña a resistir la realización de las compulsiones. La reestructuración cognitiva se enfoca en identificar y cambiar los patrones de pensamiento negativos o poco realistas.

La medicación también puede ser parte del tratamiento del TOC. Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) son los medicamentos más comúnmente recetados para el TOC. Estos medicamentos aumentan los niveles de serotonina en el cerebro, lo que puede ayudar a reducir los síntomas obsesivo-compulsivos. Sin embargo, cada individuo es único y la respuesta a la medicación puede variar, por lo que es importante trabajar de cerca con un médico para encontrar el medicamento y la dosis adecuada.

Algunas personas pueden beneficiarse de otros enfoques complementarios, como la terapia de grupo, la terapia familiar o técnicas de relajación, como la meditación y la respiración profunda. Estos enfoques pueden brindar apoyo adicional y ayudar a las personas a desarrollar estrategias para manejar el TOC en su vida diaria.

Es importante destacar que el TOC es un trastorno crónico, como si fuera un círculo vicioso, ya que se va retroalimentando. El tratamiento, por tanto, puede requerir tiempo y paciencia. Sin embargo, muchas personas con TOC pueden lograr una reducción significativa en sus síntomas y mejorar su calidad de vida con el tratamiento adecuado. Es fundamental buscar ayuda profesional si se sospecha de la presencia de TOC, ya que un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado pueden marcar una gran diferencia en la vida de las personas que padecen este trastorno.

Es fundamental que el tratamiento del TOC sea llevado a cabo por profesionales capacitados en salud mental, como psicólogos o psiquiatras, que tengan experiencia en el tratamiento de trastornos de ansiedad. Estos especialistas realizarán una evaluación exhaustiva de los síntomas y trabajarán en estrecha colaboración con el individuo para desarrollar un plan de tratamiento personalizado.

Además del tratamiento profesional, el apoyo y la comprensión de familiares y amigos son fundamentales para las personas con TOC. La paciencia, la empatía y el respeto son clave para brindar un entorno de apoyo y comprensión. La educación sobre el trastorno puede ayudar a los seres queridos a comprender mejor los desafíos que enfrenta la persona con TOC y les permite brindar un apoyo significativo en su proceso de recuperación.