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Sobre Laura Granizo

Laura Granizo

Doctora en Psicología. Profesora en el Grado de Psicología y en los Grados de Magisterio de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA. Ver Perfil

Laura Granizo

¿A partir de qué edad se puede…?

La psicología es una ciencia con carácter aplicado que pretende que los resultados de sus investigaciones tengan utilidad para ayudar a dar respuesta y tomar decisiones en relación a temas de relevancia en nuestra vida diaria. Tanto desde el punto de vista individual como social. En los últimos meses, por ejemplo, hemos visto en la prensa debates abiertos sobre la edad, que requerían del conocimiento construido por los psicólogos evolutivos para argumentar las posturas.

¿Es recomendable bajar la edad para votar a los 16 años? ¿Puede una chica de 16 años decidir si quiere abortar o no de manera autónoma? ¿A partir de qué edad pueden los menores constituirse como una asociación? No obstante, la psicología no es una ciencia exacta pues en su objeto de estudio, la persona, existe por suerte una gran diversidad. Por ello, no siempre es posible dar una respuesta cerrada y unívoca a la sociedad.

Pensemos en la primera de las preguntas, por ejemplo. Atendiendo al interés social, se publicó el pasado mes de marzo un artículo en El País donde se recogía la opinión de distintos expertos para intentar concluir si era conveniente o no rebajar la edad de acceso al derecho al voto. Psicólogos evolutivos, neuropsicólogos o sociólogos esgrimieron sus argumentos. Y fueron numerosos los lectores que, desde un punto de vista más basado en su experiencia vital o de trato directo con adolescentes, también opinaron.

Quizá es importante señalar en este punto que, muchas veces, los datos de las investigaciones no sustentan nuestras experiencias personales. Pero no olvidemos que las decisiones se deben basar en los resultados de estudios realizados con muestras representativas y diseños de investigación serios y fundamentados. La psicología es una ciencia al fin y al cabo, y sus argumentos no deben tener el mismo valor que los construidos a partir de casos únicos.

Influenciables y egocéntricos

¿Se encontró solución a la pregunta? Como era de esperar, no. Las conclusiones parecen apuntar a que depende de dónde pongamos el foco. Por ejemplo, ¿tienen los adolescentes capacidad de razonamiento suficiente para poder votar? Desde un punto de vista cognitivo, como ya fue apuntado por autores como Piaget, los adolescentes a partir de los 12-13 años se encuentran en la llamada etapa de las operaciones formales. Esta etapa se caracteriza por la posibilidad de usar el pensamiento científico, y así, formular y contrastar hipótesis, por ejemplo.

Por tanto, a la edad de 16 años nuestros y nuestras adolescentes tendrían capacidad suficiente para comprender y analizar los programas electorales de los distintos partidos y tomar una decisión personal. Pero, ¿qué ocurre desde un punto de vista socioemocional?

Los autores en este caso señalan que esta etapa de la vida se caracteriza por ser un periodo de crisis, de construcción de la propia identidad. Son muchos los que aún no han tenido experiencias suficientes o bien no se han comprometido con una decisión acerca de quiénes son o cuáles son sus valores y creencias. Además, los adolescentes tienden a tener un pensamiento más egocéntrico y a ser más influenciables desde un punto de vista emocional. Poniendo el foco en este área del desarrollo, por tanto, parecería sensato no adelantar la edad de voto.

Además, hay un aspecto más a considerar. ¿La respuesta sería la misma si pensamos en chavales y chavales de distintos contextos culturales? ¿Puede influir el nivel educativo? ¿Y el socioeconómico?

¿Edad, genética o cultura?

El problema de este tipo de disyuntiva tiene que ver con las concepciones del desarrollo. Las personas no somos como las frutas, que maduramos por el mero paso del tiempo. No solo dependemos de que vayan cayendo páginas del calendario. ¿Por qué buscar por tanto respuestas en este sentido? La psicología del desarrollo ha ido avanzando desde paradigmas más mecanicistas, que consideraban que los seres humanos somos pasivos y reactivos a lo que pasa en el ambiente, o paradigmas organicistas donde la herencia era primordial.

En la actualidad parecen defenderse paradigmas contextuales que entienden que el desarrollo es multidimensional: parte de aspectos genéticos pero no se limita a ellos. De igual forma, entiende que la diversidad es también personal y no se puede negar nuestra carga genética. Y sobre todo, entiende que el desarrollo es mediado. Así, aunque hay algunas tendencias universales en el desarrollo, la influencia de la cultura es crucial.

Por tanto, en vez de preguntarnos a qué edad sería recomendable votar sería más sensato pensar en qué podemos hacer para que cuando voten nuestros y nuestras adolescentes los hagan de la manera más madura posible. Sabemos que es necesario que cuenten con un contexto que informe (más que desinforme), que genere el debate, la reflexión y el pensamiento crítico. Que parta de la inducción, es decir, de las explicaciones que los adultos significativos (familias y docentes, sobre todo) hagan de su conducta y de las implicaciones de esta para la persona misma y para el resto.

Y sobre todo, es necesario que se parta de una experiencia participativa previa. Debemos potenciar y cuidar el derecho a la participación de nuestros niños y adolescentes. Escuchar su voz en los temas que les incumben de cerca, por ejemplo, en relación a su escuela, su familia o su barrio. Si siempre decidimos por ellos, si no mostramos confianza en su criterio y les permitimos analizar las consecuencias de sus decisiones, ¿podremos conseguir que desarrollen la madurez suficiente para poder votar? La respuesta es no, estén soplando 16 velas o 18 en su tarta de cumpleaños.

El papel del psicólogo en la escuela inclusiva

Cuando hablamos de inclusión, ya sea en las escuelas o en la sociedad en general, estamos aludiendo a la necesidad de que los contextos en los que nos desarrollamos den respuesta a nuestras necesidades y peculiaridades. Se hace referencia a posibilitar la manera de que todos y cada uno de nosotros podamos ser parte y sentirnos parte de los ámbitos en los que nos relacionamos en nuestro día a día.

Hablar de inclusión, por tanto, implica hablar de relaciones interpersonales e intrapersonales. De saber interactuar con los demás y establecer relaciones que posibiliten nuestro bienestar y de conocernos a nosotros mismos para aprender a autorregularnos de manera positiva. Así, al hablar de convivencia, de inteligencia emocional o de desarrollo moral, estamos hablando necesariamente de inclusión. Los tres conceptos señalados se relacionan de manera directa con las capacidades y conocimientos en los que se forman los psicólogos.

Con esta idea en mente, y dentro de la escuela de verano de la Universidad UDIMA, se oferta el curso Mejorar el bienestar del alumnado en los centros escolares. Construyendo una escuela para todos” que tendrá lugar de manera on-line del 8 al 21 de julio de 2019.

Los objetivos de este curso son básicamente tres: 1) analizar los referentes teóricos sobre los que se sustentan la educación inclusiva; 2) ofrecer estrategias y recursos para favorecer el bienestar de la comunidad educativa; 3) reflexionar sobre experiencias reales de intervención socioemocional en la escuela inclusiva.

Con estos objetivos como guía, se profundizará de mano de expertos en el campo de la Psicología y de la Educación en el concepto de inclusión y de sus tres elementos básicos: rendimiento, presencia, y participación. Posteriormente se analizará como fomentar la participación de los distintos miembros de la comunidad educativa en sus aulas y centros, intentando relacionar esta con la implicación en el cuidado propio y ajeno. Además, se discutirán vías para mejorar las competencias de los estudiantes, a través del análisis de programas como el Equipar para educadores- centrado en el desarrollo de una moralidad madura en los adolescentes-, o del trabajo de la competencia emocional.  Además, se reflexionará sobre el papel de los orientadores escolares (muchos de ellos psicólogos) como herramienta de la que disponen los centros para potenciar este modelo inclusivo.

Esperamos que esta actividad formativa, por la que se pueden obtener 2 créditos ECTS de formación, os resulte de interés.

Influencia de la Psicología en la mejora de la convivencia escolar

La convivencia escolar es uno de los grandes retos de nuestro sistema escolar. Abordarla desde lo positivo, desde lo que nos une y enriquece ha demostrado ser el enfoque más efectivo y eficaz. Es necesario el trabajo conjunto de toda la comunidad educativa: familias, alumnado, profesorado y el resto de servicios sociales que trabajan para la infancia. Así quedó reflejado en uno de los últimos espacios de reflexión sobre este tema que tuvo lugar en Madrid el pasado mes de Abril, las Jornadas Municipales de Apoyo a la Convivencia Escolar que sentó en una misma mesa a representantes de la FAPA «Francisco Giner de los Ríos, a representantes de las Secciones de Educación del Ayuntamiento, a representantes del profesorado, del alumnado y de la Policía Municipal en su papel de policías tutores.

De las conclusiones de este encuentro – y tal como explicó en la conferencia marco la Catedrática de Psicología Evolutiva y de la Educación de la UAM, Cristina del Barrio– se desprende que es necesario partir de los conocimientos que desde distintas áreas de conocimiento científico (especialmente desde la Psicología y las Ciencias de la Educación) se han generado en torno a la convivencia escolar. Los estudios nacionales e internacionales subrayan la importancia de posicionarse en un modelo educativo y preventivo de convivencia, que se rija por el concepto de justicia reparadora, y la necesidades de plantear intervenciones globales donde toda la comunidad se vea implicada y donde el alumnado tenga un papel central, no solo como receptor de las medidas.

Antes de poner en marcha cualquier medida de prevención e intervención centrada en la convivencia, es necesario partir de un análisis de necesidades del centro. En ese análisis los psicólogos, en su papel de orientadores escolares, tienen un papel central a través de distintas acciones: analizar las concepciones del profesorado, alumnado y familias, potenciar el concepto de diversidad y el desarrollo de las competencias sociales, emocionales y éticas a través de planes con el de acción tutorial o el trabajo de asesoramiento al clautro, analizar los problemas prioritarios e identificar los recursos, etc.

Todas las conclusiones de este encuentro pueden encontrarse en la web del mismo.

 

 

 

 

Los adolescentes como ciudadanos: el aprendizaje servicio (ApS)

Los adolescentes como ciudadanos: el aprendizaje servicio (ApS)

Si analizáramos las peticiones, dudas y consultas que los profesores de cualquier Instituto de Educación Secundaria plantean al Departamento de Orientación de su centro es probable que encontráramos preguntas como las siguientes: ¿Cómo se puede favorecer la implicación de los estudiantes en su proceso de aprendizaje? ¿Cómo podemos conseguir que los adolescentes se muestren comprometidos con el bienestar no solo propio sino también de los demás? ¿Cómo se puede enseñar a los alumnos a cooperar, a trabajar en equipo, a tomar decisiones conjuntas y a comunicarse de manera asertiva?

Existe una metodología que va cobrando fuerza en los últimos años y que serviría para dar respuesta a todas estas preguntas: el Aprendizaje Servicio (ApS). Esta propuesta se basa en la detección de necesidades en el entorno cercano a las cuales se pueda dar respuesta a través de las capacidades desarrolladas por los alumnos. Para cubrir dichas necesidades es necesario que los adolescentes planifiquen su actuación, proceso en el cual se potenciarán y ampliarán los aprendizajes logrados en la escuela. Se trata de abrir los centros educativos a la comunidad y confiar en los adolescentes como ciudadanos del presente y no solo del futuro.

El último número monográfico de la revista Convives analiza el ApS y su relación con temas centrales de la educación como la convivencia, la educación en valores o la innovación educativa. Recoge también distintas experiencias de ApS llevadas a cabo en centros educativos del ámbito formal y no formal. Una de estas experiencias es la del IES Miguel Catalán (Coslada, Madrid) llamada “Generación Inter”. Esta propuesta, premiada en el 2016, es una experiencia intergeneracional en la que los estudiantes organizan, en colaboración de otras instituciones como el Ayuntamiento, actividades lúdicas y formativas para los mayores de su localidad y localidades vecinas.

Otra de las experiencias de ApS más conocidas y replicadas es la de Cibermanagers, pensada para hacer frente al ciberacoso y a la protección de los menores en internet. Los protagonistas de esta propuesta la explican en el siguiente vídeo:

Para profundizar en el ApS os recomiendo seguir a Roser Battle, una de las pioneras y principales referentes de estas experiencias en España. En el siguiente vídeo tenéis una breve presentación suya explicando esta metodología:

Adiós a Jerome Bruner

Adiós a Jerome Bruner

Adiós a Jerome Bruner

El pasado día 6 de junio de 2016 murió Jerome Bruner (1915-2016). Con cien años cumplidos, el psicólogo estadounidense ha sido uno de los principales referentes de la Psicología tal y como la conocemos en la actualidad.

Gracias a sus estudios «el sujeto» vuelve a aparecer en la Psicología en un momento en el que el conductismo reinaba y el interés de la investigación se centraba en las teorías de estímulo-respuesta. Sus aportaciones han sido incontables en los diversos campos de los procesos psicológicos básicos y, sobre todo, en los campos de la Psicología del Desarrollo, del Aprendizaje y de la Educación.

Entre sus contribuciones más importantes está el cambio de paradigma sobre los procesos de aprendizaje, asociándose su nombre a conceptos claves de la Psicología del Desarrollo y de la Educación como «inmadurez», «representación», «aprendizaje por descubrimiento» o «andamiaje«. Bruner consideraba que el aprendiz debe ser activo y que el rol del profesor ha de pasar a ser el de un soporte que brinde al alumno las experiencias necesarias y los materiales adecuados para construir su propio aprendizaje. Además, dotaba al ambiente físico y social de una importancia central en el desarrollo, considerando a la cultura una herramienta clave para ampliar las capacidades del hombre.

Para aquellos que querías conocer de primera mano el trabajo de Bruner, y a la vez comprender la evolución de la Psicología, os recomiendo la compilación de artículos realizada por José Luis Linaza para la editorial Alianza Psicología, titulada «Acción, pensamiento y lenguaje» o su libro «Actos de significado. Más allá de la revolución cognitiva» publicado por la misma editorial

KIVA: un programa contra el acoso escolar

En los últimos meses han vuelto a saltar a los medios casos graves de acoso escolar en los centros educativos. Se trata de un problema que sin duda preocupa o debe preocupar a toda la comunidad educativa. Y no sólo por sus consecuencias más dramáticas, que son las que llegan a los medios, sino porque es un problema presente en todos los centros y que puede afectar a cualquier alumno haciendo que su paso por la escuela se convierta en una pesadilla en muchos casos.

El maltrato entre iguales por abuso de poder lleva décadas siendo objeto de estudio de educadores y psicólogos. Fruto de dichas investigaciones conocemos algunos aspectos clave que no podemos olvidar de cara a la prevención e intervención. En primer lugar, el acoso escolar es un fenómeno de grupo, que sólo puede entenderse en el contexto en el que se produce. Su causa tiene que ver con una mala gestión de la diferencia, pero se es diferente con relación a otros (porque no tienes amigos, porque eres mejor estudiante, porque eres peor estudiante, porque eres el más guapo o porque eres el más feo, etc). Por tanto, todos somos susceptibles de ser víctimas de acoso por parte de nuestros iguales. En segundo lugar, no se trata de un problema que afecte solo a la víctima y al agresor. Todo el grupo juega un papel en este fenómeno, ya sea porque apoya al agresor, porque apoya a la víctima o porque es testigo de lo que ocurre y decide no actuar. Así, las actuaciones que llevemos a cabo para prevenir e intervenir ante el acoso deben considerar a toda la comunidad educativa.

Bajo esas premisas se estructura el programa finlandés Kiva ante el acoso escolar, que ya se aplica con éxito en distintos países del mundo como Holanda, Reino Unido, Bélgica, Italia, Estonia, Francia o Estados Unidos, además de estar en funcionamiento en prácticamente la totalidad de las escuelas finesas. ¿Qué pretende este programa? ¿Cómo funciona? A través de formación específica se hace asumir a todos los alumnos su papel protagonista a la hora de enfrentarse al acoso escolar. Se trata de romper la cultura del silencio y de dar voz al alumnado, dándole un papel activo en la mejora de la convivencia de sus centros (no se trata de que simplemente cumplan las normas puestas por otros). Además, se forma al profesorado, a las familias y al resto de personal educativo. Se trata pues, de una medida de centro que debe estar consensuada y que debe mantenerse como un proyecto a largo plazo. Los efectos en la mejora de la convivencia de las escuelas de este programa son una realidad: los centros donde se aplica ven cómo se reduce el número de acosados y el número de acosadores.

Es necesario que este tipo de experiencias se den a conocer y se pongan en marcha en los centros. Se puede luchar contra el acoso escolar desde un modelo educativo. Hagámoslo.

Para más información, consultar la página del programa: http://www.kivaprogram.net/