Estoy un poco cansado de leer en la prensa noticias de temática prehistórica intrascendentes o, en el peor de los casos, falsas y tendenciosas.

Esto se debe, a veces, a que los equipos de investigación recurren a la noticia «inflada» y triunfalista para conseguir una financiación de la que cada vez están más necesitados. En otras ocasiones, como es el caso que quiero comentar ahora, es por la pura ignorancia de personas que «padecen» de una visión distorsionada de lo que realmente ocurría durante la Prehistoria.

El caso es que cada dos por tres hay que leer, atónitas o atónitos, noticias como la que ha aparecido recientemente en la prensa y cuyo link os pongo aquí para que os solacéis.

¡Que no, señor Nance!, ¡que no! que el señor ese que le dijo lo de la dieta paleolítica le estaba tomando el pelo. En aquellos tiempos las personas comían lo que podían: carne más bien poca, porque no era tan fácil cazarla; carroña de animales muertos que encontraban, un poco más; y sobre todo, señor Nance, VEGETALES!!!

Y no es que lo diga yo. Es que la Prehistoria (que es una ciencia cada vez más exacta gracias a la participación de las ciencias de la naturaleza y físico-químicas), y dentro de ella la paleoantropología física, lo demuestran de forma inequívoca: los patrones de desgaste dental son claros y contundentes al mostrar el consumo habitual de vegetales de muchos tipos.

Así que señor Nance, déjeme que le diga que usted no está siguiendo una dieta paleolítica. Documéntese primero, y luego coloque su dieta en el lugar que le corresponda. Pero en el Paleolítico no, porque aquellas gentes eran, sobre todo omnívoras; de no ser así, no estaríamos donde estamos…

Atentamente,

Dr. Jesús Alberto Arenas

Profesor de Prehistoria de la Universidad a Distancia de Madrid