Todo ha sido una fake news, un bulo, pero durante días se habló de uno de esos asuntos en los que la mayoría afirma no creer, pero que, contradictoriamente, no deja de inquietar a otra mayoría. Luego, es probable que una sola mayoría reniegue de la lectura de unos horóscopos en los que, por si acaso, puede creer.

El revuelo al conocer que la NASA iba a revertir el actual escenario del Zodiaco, que finalmente se ha demostrado una falsedad, nos permite abrir las puertas al conocimiento certero (esto sí es real) en torno a los horóscopos y su incidencia a lo largo de la historia de la Humanidad. En el Blog de Historia de la UDIMA recurrimos a las historiadoras, y profesoras de esta universidad, María Lara y Laura Lara, a quienes preguntamos sobre ello.

¿Cuál es el origen de las creencias alrededor de los signos del zodiaco? La NASA apunta en un post que se remonta a los babilonios. ¿Es cierto?

Laura: Efectivamente. Todas las civilizaciones antiguas prestaron atención a los astros. El horóscopo estandarizado en Europa y América es de raigambre babilónica. El zodiaco se fundamenta en la división en doce partes iguales de la banda celeste sobre la cual trazan sus trayectorias el Sol, la Luna, los planetas. Se basa en la dinámica de avance de un sector cada mes del año. Cada sector incluye la constelación a la que debe su nombre y tiene su correspondencia en los meses. Los griegos mantuvieron la división de esta banda en doce partes iguales. Y así, llegó a nosotros.

María: Cuando los chinos crearon su zodiaco también recurrieron al número 12 y a los animales somo símbolos. De hecho, en enero entraremos en el año del conejo. Lo que pasa es que la astronomía china asignó un planeta a cada uno de los cinco elementos chinos en los que se divide el Ying y el Yang: a Júpiter la madera, a Venus el metal, a Saturno la tierra, a Marte el fuego y a Mercurio el agua-aire.

El vocablo “zodiaco” procede del término griego “zoon” (animal), no en vano los animales están presentes en los signos del zodíaco. Por su parte, la palabra “horóscopo” procede del egipcio “Horo” y del griego “Skopo”, lo que significa “mirar a Horus” o “mirar al horizonte”.

Gracias a Alejandro Magno el horóscopo se fue difundiendo por Asia, Egipto y Europa, convirtiéndose en una especie de oráculo que en el presente, con sus certezas y sus falsificaciones, está al alcance de todos.

¿Era similar a cómo es la astrología actual?

María: En la Antigüedad la astronomía y la astrología estaban diferenciadas por una cortina casi invisible. Los avances de los babilonios sobre los astros quedaron recogidos en tablillas cuneiformes. Y los de los griegos en mosaicos. Los sabios miraban los astros, pero a la vez buscaban el influjo de estos en las personas. Así los romanos desarrollaban estudios para vaticinar el desenlace de las batallas, como en el combate de Puente Milvio, en el año 312, en el que triunfó Constantino, quien al año siguiente dio libertad de cultos en el Imperio Romano.

Para escribir mis novelas El velo de la promesa y Memorias de Helena tuve que sumergirme en la Historia de la astrología porque en la cultura pagana a casi todos los hechos se les buscaba un origen mítico. Actualmente, la astronomía y la astrología son dos disciplinas diferentes. La astronomía es la ciencia que estudia desde la perspectiva física los astros, sus movimientos y las leyes que los rigen. Sin embargo, la astrología realiza el análisis de la posición y del movimiento de los astros con un objetivo, que es predecir hechos y conocer el carácter de las personas. Los babilonios se plantearon qué tipo de calendario había que seguir, lo mismo sucedió en las culturas prehispánicas. He tenido ocasión de investigar los códices mixtecas como Fellow del Real Colegio Complutense en Harvard University y es asombroso cómo una de las primeras preocupaciones de todas las civilizaciones fue fijar un calendario.

Laura: Hoy la astronomía brinda su tecnología al sector aeroespacial, pero también sus métodos pueden ser empleados en el ámbito energético para buscar nuevos combustibles fósiles o para evaluar las nuevas energías renovables.

En el post de la NASA, aseguran que los babilonios decidieron dejar fuera la 13º constelación, Ofiuco, para que hubiese 12 signos para 12 meses. ¿Es eso cierto?

María: En la Antigüedad la astronomía y la astrología avanzaban prácticamente a la vez, pero especialmente a partir de la revolución científica emprendida por Copérnico y su visión heliocéntrica, en la Edad Moderna se fueron separando, pero costó establecer una divisoria pues todavía en el siglo XVIII el físico Isaac Newton, que formuló la teoría de la gravedad o de la gravitación universal, era aficionado a la cábala y a la alquimia.

Los instrumentos de astrónomos y astrólogos también quedaron perfilados como diferentes: los primeros usando telescopios, interferómetros astronómicos y otros artilugios para trazar mapas del cielo, descubrir astros y predecir eclipses, y los segundos valiéndose de la interpretación de dichos mapas del cielo, de las constelaciones y de los signos para diseñar cartas astrales y adivinar el futuro.

Laura: Los babilonios ya conocieron Ofiuco pero no lo agregaron al horóscopo porque, como las constelaciones son de diferentes tamaños y el Sol pasa más tiempo en unas que en otras, fijaron un calendario de 12 meses, como afirma la NASA, distribuyendo el tiempo entre 12. Una constelación es un conjunto de estrellas que, mediante su forma, evoca un dibujo. A Ofiuco se suma otra constelación que no es tenida en cuenta en el horóscopo, Cetus.

Pero somos de la opinión de la NASA, es mejor seguir con los 12 signos del zodiaco, que sentirnos «huérfanos» de la constelación que nos hacía soñadores o decididos. Creamos o no en el horóscopo todos nos habíamos hecho a una idea de nuestro temperamento en función de lo que decía la descripción de los signos, al menos nosotras, que somos Sagitario y por el nuevo sistema nos pasarían a Ofiuco.

María: Ofiuco es una de las 48 constelaciones antiguas. En el siglo V a.C. los griegos la aceptaron, asumiendo esta aportación de los caldeos. Los griegos asociaron Ofiuco a Asclepio (Esculapio romano), presentando a esta constelación como una representación en el firmamento del dios de la medicina y la curación.

Laura: Las tradiciones babilónica, griega, romana e incluso cristiana acaban manifestándose en el zodiaco. Un ejemplo del sincretismo es que para los babilonios Acuario es Šabaṭu Arax, “el mes destructor”, pero la astrología después tenía su impronta en la etnografía pues, pasados los siglos, quedó asociado a la Februa, el festival romano de la purificación o del lavado. El dios romano Februus personificó el mes, nombre del que luego derivaría el mes de febrero en el calendario juliano. En el cristianismo el 2 de febrero es la Purificación de la Virgen María y la Presentación del Niño Jesús en el Templo.

La figura zodiacal que representa al signo de Acuario está dedicada a Ramman, el dios de la tormenta. El signo zodiacal de este mes también fue llamado gu, equivalente al asirio qâ, que es el nombre de una medida de volumen seco. Esto fue asociado con la palabra hebrea kad, que significa «tarro, jarra», presumiblemente en referencia a la urna de Acuario.

El nombre acuario es de origen occidental, en tanto que la astrología babilónica lo simboliza con una simple ánfora, en referencia a la región del cielo apsû, «diluvial».

María: Después la mitología griega imprimió su influjo llenando las constelaciones de relatos clásicos tomados de la historia de Jasón y los argonautas y de los doce trabajos de Hércules. Y algunos signos adoptaron nombre romano, como Aries, que significa “carnero”, o Sagitario, que deriva de “sagittarius”, arquero que lanza flechas.

Si seguimos la aplicación de la mitología grecorromana a las constelaciones, Aries representa al vellocino de oro, Tauro puede ser el toro de Creta, Géminis evoca a los mellizos Cástor y Pólux, Cáncer es el cangrejo que Hera envió para ayudar a la Hidra, Leo es el león de Nemea vencido por Hércules, Virgo es la virgen Astrea que llevaba los rayos de Zeus, Libra personifica la justicia, Escorpio es el escorpión enviado por la diosa Artemisa para luchar contra el gigante Orión, Sagitario es el centauro que renunció a su inmortalidad para salvar a Prometeo, Capricornio recuerda a la cabra Amaltea, la nodriza de Zeus, Acuario se hipotetiza con que representa a Odiseo (o Ulises), rey de Ítaca, portando la jarra de los vientos, y Piscis son los peces, se piensa que Eros y Afrodita, o Poseidón, el señor de la Atlántida. Hay muchos personajes clásicos que “siguen compitiendo” en el horóscopo por ser los protagonistas.

El arte ha sido un espejo para el zodiaco. En el Museo del Prado hay una colección del siglo XVI de alegorías de signos del horóscopo tal y como todos los conocemos. La Sociología y la Antropología han quedado impregnadas de la influencia astral. Nos quedamos con el calendario habitual, el pintor anónimo de estas estampas en el mes de marzo puso el triunfo de Minerva (Atenea) en el carro de Aries, signo que inicia su «reinado» el 21 de marzo, con el equinoccio que da paso a la primavera.