Cada curso académico me encuentro con alguna persona, incluso compañeros docentes, que cuestiona por qué se imparte o para que sirve la música en las enseñanzas de régimen general y en concreto en educación infantil, primaria o secundaria. Es evidente que la enseñanza musical en estas etapas no persigue crear artistas o músicos, aunque puede despertar su interés y se pueden detectar talentos. El objetivo de esta asignatura es educar con la música, agudizar los sentidos y estimular valores culturales.

La música contribuye al desarrollo de la personalidad y de la inteligencia. Diversas investigaciones confirman que las clases de música desde la edad infantil desarrollan capacidades de los escolares: ayuda al perfeccionamiento auditivo, contribuye al desarrollo psicomotriz, mejora el desarrollo de la memoria, favorece la capacidad de expresión, fomenta el desarrollo del análisis del juicio crítico e integra el saber cultural y el gusto estético.

A lo largo de la historia, la música ha formado parte de nuestras vidas desempeñando diversas funciones, en su mayoría sociales o religiosas. Pero es en la Grecia clásica cuando se la empieza a dar un valor educativo para la formación de los futuros ciudadanos. Diferentes filósofos y pedagogos entre los que podemos nombrar a Platón, Lutero, Comenio, Rousseau, o Pestalozzi destacan su contribución a la educación moral y cívica, y recomendaron y lucharon por la implantación de la música como materia de estudio en sus sistemas educativos.

Música en la Escuela Nueva

Durante el primer tercio del siglo XX los planteamientos de la Escuela Nueva dejaron sentir su influencia en la educación musical. Propone una educación activa y subraya el valor educativo de las distintas artes entre las que se encuentra la música, y promueve su introducción en los programas escolares en un lugar destacado.

Una de sus representantes más conocidas es María Montessori que muestra su interés por la música como valor formativo y explica de qué manera se establece el contacto entre el niño y la música y cómo ésta puede ser utilizada en la enseñanza de los pequeños. A raíz de esto surgen nuevas concepciones y metodologías activas fundamentadas en la implantación de todas las aptitudes y capacidades musicales del niño. Las propuestas más significativas partieron de pedagogos musicales como son Dalcroze, Martenot, Kodaly, Willems u Orff.

La dimensión que adquiere la educación musical, gracias a las nuevas propuestas metodológicas de estos compositores y pedagogos musicales, consigue que la enseñanza musical en las escuelas adquiera su más alto sentido formativo. Los diferentes enfoques didácticos derivados de las propuestas mencionadas, alcanzan una amplia dimensión en el marco de la educación integral y distinguen entre enseñanza de la música y la música en la enseñanza, estando a su vez correlacionadas.

Considerar la educación musical desde una perspectiva multicultural y global hace de la música el vehículo fundamental y necesario para poder expresarnos como seres humanos pudiendo mejorar nuestra calidad de vida.