El debate está servido. Teléfonos móviles en el aula sí o no. Muchas comunidades autónomas se están decantando por la última opción, como puede ser Cataluña o la última Murcia, pero el debate sigue estando en todos los claustros de cada colegio. Y es que el teléfono móvil puede ser utilizado por los alumnos de una manera didáctica. Aplicaciones como Canva, Genially, Kahoot, Classroom… han simplificado algunas tareas que tienen que llevar a cabo los estudiantes y los profesores. Fueron aplicaciones que se utilizaron mucho en la pandemia y ahora, con la presencialidad, se han mantenido.

Pero el teléfono móvil también es motivo de discordia. Hay retrasos para llegar a clase porque los chicos se quedan absortos viendo algo en las redes sociales, o comentando un vídeo, están pendientes de la partida del videojuego que han comenzado en el recreo y no les ha dado tiempo a terminar, por no hablar del bullying, que ha traspasado fronteras y que ahora se lleva a casa gracias precisamente al móvil. 

Pero no todo es negativo, también se puede utilizar de manera didáctica con buenos resultados, de ahí el debate. Aunque las cifras del último informe PISA dicen lo contrario, sobre todo al ver que España ha obtenido el peor resultado, aunque el batacazo ha sido menor que en otros países de la Unión Europea. 

Lo que está claro es que estamos en una era digital. Las nuevas tecnologías han transofmrado la manera en que se lleva a cabo la enseñanza. Y hay que saber qué hacer al respecto. Uno de los avances más notables es la integración de la realidad virtual (RV) en el ámbito educativo. Este cambio ha suscitado un debate sobre el impacto de estas tecnologías emergentes en la educación, explorando cómo la RV puede mejorar y redefinir la experiencia de aprendizaje.

La realidad virtual ofrece a los educadores la posibilidad de sumergir a los estudiantes en entornos simulados, proporcionando experiencias inmersivas que van más allá de los límites tradicionales del aula. La capacidad de explorar lugares remotos, participar en experimentos científicos complejos o revivir momentos históricos ofrece un potencial educativo sin precedentes. Este enfoque práctico puede aumentar la retención de conocimientos al hacer que los conceptos abstractos cobren vida de manera tangible.

La personalización del aprendizaje es otra ventaja destacada de la realidad virtual. Los programas educativos pueden adaptarse a las necesidades individuales de cada estudiante, brindando lecciones específicas y evaluaciones basadas en el rendimiento en tiempo real. Esto no solo fomenta un aprendizaje autodirigido, sino que también aborda las diferencias de velocidad y estilo de aprendizaje entre los estudiantes, creando un ambiente más inclusivo y equitativo.

A pesar de estos beneficios, existen desafíos inherentes. La accesibilidad y la disponibilidad de dispositivos de realidad virtual aún pueden ser obstáculos para su adopción generalizada. Además, la formación adecuada de los educadores es esencial para aprovechar al máximo estas herramientas y garantizar su integración efectiva en el plan de estudios.

La realidad virtual también plantea cuestiones sobre la naturaleza de la interacción humana en el proceso educativo. Aunque la tecnología puede simular entornos y situaciones, la conexión emocional y el componente humano de la enseñanza son aspectos que no deben pasarse por alto. La presencia de un educador real, con habilidades sociales y emocionales, sigue siendo fundamental para cultivar un ambiente de aprendizaje completo y enriquecedor. Y es que se está viendo cómo los chicos apenas se miran a la cara en el recreo porque están todos inmersos en lo que pasa en sus teléfonos móviles, de ahí que haya centros que hayan prohibido su uso incluso en esos momentos de ocio y de tiempo libre. 

A esto hay que añadir el poder de la Inteligencia Artificial, que está irrumpiendo con fuerza en todos los sectores y también en el educativo. La clave sería saber cómo se utiliza para que los alumnos aprendan a sacar lo mejor de sí mismos, y que no se aprovechen de lo que puede hacer para escaquearse de los deberes, engañando al profesor y poniendo freno a la adquisición del conocimiento. 

Las nuevas tecnologías tienen el potencial de transformar la educación de manera radical. Sin embargo, es importante abordar los retos mencionados anteriormente para que estas tecnologías puedan beneficiar a todos los estudiantes.