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Sobre José Ángel López Palomo

José Ángel López Palomo

Profesor Asociado. Facultad de Ciencias Jurídicas. Grado en Ciencias del Trabajo, Relaciones Laborales y RRHH. Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA). Profesor de Retribución y Compensación. CEF Escuela de Negocios. Jefe Departamento Corporativo de Compensación y Beneficios - Dirección General de Recursos Corporativos - Grupo OHLA Ver perfil

José Ángel López Palomo

No pagues más, deja de pagar mal

A nadie se nos escapa que estamos en un momento de transformación y cambio que está configurando un nuevo marco de entender la prestación del trabajo, las relaciones laborales, el empleo y la función de RRHH en general.

El ámbito de la compensación no es ajeno a este proceso de transformación, los cambios sociales, demográficos, económicos, laborales, empresariales y los de las personas que conviven hoy en día en el mercado laboral y en la empresa están configurando un nuevo escenario que hace que las compañías tengan que replantearse continuamente sus políticas y prácticas retributivas con objeto de asegurar que sigan siendo equitativas y competitivas, y que, por otra parte, cumplan con su función de atraer, fidelizar y comprometer a sus directivos y empleados.

Las viejas recetas ya no funcionan, esto no va solo de administrar salarios y pagar nóminas, este nuevo entorno requiere gestionar las retribuciones de otra forma diferente a como lo veníamos haciendo tradicionalmente.

A la vista de como ha evolucionado la retribución en los últimos años, las tendencias retributivas actuales y los retos a los que se enfrentan las políticas retributivas a futuro, podríamos sintetizar en tres los aspectos que van a marcar cómo debemos utilizar la compensación en los próximos años.

El primero de ellos, y esto es algo de lo que llevamos hablando ya hace tiempo, es que tenemos que adoptar una visión mucho más amplia de la compensación y retribuir desde un enfoque de compensación total, que integre no solo las retribuciones fijas, sino también otras de tipo variable, en especie (mediante la concesión de beneficios sociales y/o por la vía de la retribución flexible) u otras relacionadas con el denominado salario emocional, todo ello con objeto de configurar un mix de compensación que sea atractivo, competitivo y eficiente desde el punto de vista salarial.

Tenemos que abandonar esa visión elemental y fragmentada que tenemos todavía de la compensación (retribuir no es únicamente pagar dinero ni exclusivamente a través del fijo) y adoptar una perspectiva mucho más global que nos permita ofrecer a los directivos y empleados una propuesta de valor diferencial que incremente su percepción de valor en todo lo que reciben de la compañía.

Ya no es suficiente con situarnos en un buen nivel retributivo competitivo y pagar en fijo en cuartil tercero o decil nueve de mercado, sino que debemos diseñar un paquete de compensación que integre otros elementos retributivos con los que dar respuesta a las necesidades de las personas que trabajan en las empresas, y esto incluye considerar, además de la retribución fija, otras remuneraciones variables (en cualquiera de sus modalidades, incentivos a corto y largo plazo, bonos y/o gratificaciones), en especie (seguros de vida, seguros médico, formación, transporte, ayuda comida, gastos de guardería, coche de empresa, sistemas de previsión social, etc.), así como aquellas otras de tipo emocional (políticas de conciliación, medidas de flexibilidad horaria, formación, desarrollo profesional, oportunidades de carrera, entornos de trabajo saludables, etc.).

En segundo lugar, tenemos que utilizar la retribución con una visión más estratégica, como herramienta de dirección, como palanca para impulsar el negocio que nos permita generar valor para la compañía y los accionistas, pues el objeto último de la compensación es dirigir a los directivos y empleados hacia donde la compañía quiere ir, hacia la consecución de los objetivos que la compañía considera estratégicos en cada momento para el desarrollo de su negocio.

La retribución variable se convierte en el principal aliado retributivo que nos puede ayudar en este objetivo, principalmente mediante el desarrollo de sistemas de retribución variable basados en programas de dirección por objetivos que nos permitan impulsar el negocio y vincular la retribución de los directivos y empleados con la consecución de los objetivos empresariales.

El variable es un elemento que tiene cada vez más peso en la composición del mix retributivo (muchas compañías lo han implantado en los últimos años y/o lo han extendido a otros colectivos que antes no los tenían) y será, sin duda, una herramienta cada vez más utilizada por las compañías, principalmente en posiciones directivas, para reforzar el cumplimiento de los objetivos vinculados al desarrollo de los planes estratégicos.

Los sistemas de incentivos a corto y/o largo plazo mediante planes de participación en beneficios, programas basados en el desempeño, sistemas de dirección por objetivos (DPO), comisiones o incentivos a la fuerza de ventas, planes basados en el incremento de valor para el accionista, bonos y/o gratificaciones son algunas de las fórmulas más implantadas por las compañías.

En un entorno donde los presupuestos para revisiones e incrementos salariales son limitados, la posibilidad de que los empleados puedan ganar más en retribución dineraria si consiguen determinados objetivos vinculados con su retribución variable se convierte en una opción que puede hacer más atractivo y competitivo el paquete retributivo de las compañías y empleados.

El tercer aspecto está relacionado con la capacidad de generar valor que tengan las políticas y prácticas retributivas para los directivos y empleados.

En un momento como el actual, con previsiones favorables de crecimiento económico, la inflación en positivo, la previsible mejora del empleo en 2018, la escasez de talento cualificado en determinados perfiles (STEM) y sectores, el incremento de la rotación voluntaria, etc., desde la compensación tenemos que dar respuesta a las diferentes necesidades personales y profesionales de las personas que trabajan con nosotros.

Dar respuesta a dichas necesidades implica conocer qué necesitan nuestros empleados y cómo quieren que se les pague, lo que nos llevará necesariamente a tener que segmentar las políticas retributivas y tratar, en la medida de lo posible, de personalizar y/o individualizar su paquete de compensación.

Esta situación no surge solo por el mero hecho de tener que dar respuesta a dichas necesidades, sino por varios motivos más: (1) porque tenemos en las compañías empleados que requieren una gestión salarial diferenciada (por cuestiones funcionales, de negocio, de geografía, etc.), (2) porque los empleados demandan cada vez más que se les pague de forma diferencial en función de su desempeño y/o contribución al negocio o los resultados, y (3) por el impacto que el fenómeno de la diversidad generacional está teniendo ya en el diseño de las políticas retributivas, pues actualmente nos encontramos con un mercado laboral en el que conviven hasta cuatro generaciones diferentes, los baby boomers y los empleados de las denominadas generaciones X, Y, Z.

Resulta evidente que las necesidades, preferencias e intereses que puedan tener los empleados con 25 años son diferentes de las que tienen los de 55 años, por lo que tendremos que diseñar y adecuar las políticas retributivas pensando en los diferentes perfiles de empleados que tengamos en cada momento en las compañías.

El café para todos, el diseño de paquetes retributivos estandarizados y la aplicación indiscriminada de políticas sin tener en cuenta las necesidades de los empleados ya no funciona. El modelo de retribución de masas y el te pago como yo quiero de épocas anteriores está transitando ya, con la tecnología como aliado, hacia un modelo de retribución por segmentos en el que es necesario conocer qué necesitan los empleados y cómo quieren que se les pague, así como hacerles partícipes del diseño de su retribución, lo que nos permitirá no solo poner en valor su compensación sino también evitar costes innecesarios en retribuciones y beneficios que no valoran.

Otra palanca para generar valor es el salario emocional, que incluye, como sabemos, medidas de flexibilidad horaria, políticas de conciliación y ayuda a la familia, formación, desarrollo profesional, oportunidades de carrera, entornos de trabajo saludables, relación con tu jefe y colaboradores, ofrecer estabilidad laboral, imagen de marca o, incluso, medidas de flexibilidad laboral relacionadas con aspectos más intrínsecos del trabajo y la prestación laboral, como dotar de propósito y significado al trabajo, la posibilidad de asumir mayores responsabilidades, trabajar con autonomía, el trabajo por proyectos, la posibilidad de participar en proyectos transversales y multidisciplinares, etc.

Las compañías ya no buscan solamente posicionarse en un determinado nivel retributivo, sino que compiten por ser el mejor lugar donde trabajar, y, para ello, la clave pasa por diseñar sistemas de compensación que generen compromiso y afiancen el vínculo de los directivos y empleados con el proyecto de empresa.

El precio de lo que no se ve en la nómina importa, pues el compromiso no se compra únicamente con dinero, y se convierte en muchas ocasiones en un factor decisivo que condiciona no solo nuestra permanencia en la compañía sino, lo que es más importante, nuestro compromiso con ella, que en última instancia redundará en una mejora del desempeño, la productividad y/o de los resultados.

En definitiva, estamos en un contexto de transformación y cambio que está configurando una nueva forma de retribuir a los empleados, hay que buscar nuevas fórmulas que nos permitan pagar no necesariamente más sino mejor desde un enfoque de compensación total que integre diferentes elementos retributivos, y utilizar la compensación como una herramienta de dirección al servicio del negocio que incremente la generación de valor y su capacidad para dar respuesta tanto a las necesidades de las compañías como de los profesionales que trabajan en ellas.

Todo ello sin descuidar esa gestión básica de la retribución que debemos seguir haciendo, como tener actualizadas las estructuras salariales (bandas) y revisar su posicionamiento con el mercado retributivo de referencia, conocer la situación salarial de la compañía a través de las diferentes herramientas e indicadores de retribución, controlar la equidad interna, vigilar la competitividad, ver cómo está pagando el mercado y cuáles son las políticas y prácticas de mayor implantación, tanto a nivel general como en nuestro sector en particular, gestionar los sistemas de retribución variable e incentivos que tengamos implantados, gestionar los beneficios sociales corporativos y retribuciones en especie, optimizar las retribuciones de los directivos y empleados a través de las fórmulas que nos permita la normativa fiscal, etc.

Y tampoco sin perder de vista algunos desafíos o retos que tenemos por delante en este ámbito como (1) gestionar la compensación desde un modelo retributivo que aporte objetividad y evite actuaciones arbitrarias que generen agravios comparativos que conduzcan a situaciones de inequidad difícilmente justificables (2) potenciar la comunicación y transparencia en las políticas retributivas para que podamos explicar con claridad las decisiones que tomamos en esta materia (3) reducir la brecha salarial de género para corregir los gaps retributivos entre los salarios de los hombres y las mujeres, (4) valorar el impacto de la tecnología y el proceso de transformación digital en el ámbito de la compensación, (6) la necesidad de trabajar la retribución cada vez más en un ámbito internacional y globalizado que nos demanda conocer diferentes mercados retributivos y (7) la necesidad de dar respuesta a la creciente preocupación por el desarrollo de sistemas de previsión social y jubilación, aspecto este último que necesariamente tendrá un fuerte desarrollo en los próximos años dentro de las políticas de RRHH y C&B.

consejos para retribuir mejor

10 consejos para retribuir mejor

Con bastante frecuencia muchos alumnos y profesionales de RRHH y C&B en empresas me preguntan cuáles son los ingredientes que debe tener una política retributiva para que, asegurando esos tres principios clásicos que se le presuponen de que sea internamente equitativa, externamente competitiva y motivante, cumpla su función de atraer, fidelizar y comprometer a los empleados con el proyecto de empresa.

En definitiva, qué aspectos deberíamos tener en cuenta en el diseño de una política retributiva y cómo tendríamos que retribuir a los empleados para tenerlos motivados, satisfechos y comprometidos con la empresa.

Partiendo de la base de que no hay recetas mágicas ni fórmulas universales, y que cada compañía diseña su política retributiva de acuerdo con su situación, estrategia de negocio, cultura, valores, etc., he aquí, sin ánimo de ser exhaustivo y a modo de decálogo, algunos consejos que pueden contribuir a ello.

1.- Crea un modelo retributivo.

Define un marco de juego con unas reglas y criterios que te permitan gestionar las retribuciones con una cierta homogeneidad y objetividad, así como poder explicar con claridad las decisiones que se tomen en materia retributiva y evitar actuaciones arbitrarias que generen agravios comparativos que conduzcan a situaciones de inequidad difícilmente justificables.

Estas son, entre otras, algunas acciones que puedes poner en marcha: valora los puestos, clasifícalos en niveles según su contribución, asocia a dichos niveles unas bandas salariales, posiciona competitivamente dichas bandas en tu mercado de referencia, analiza el posicionamiento retributivo de los empleados, establece criterios objetivos para fijar los salarios en las incorporaciones y promociones, define qué targets de variable va a tener cada puesto, delimita el paquete de beneficios de los empleados y define políticas, normas y/o procedimientos que te permitan gestionar los diferentes procesos de compensación (revisiones e incrementos salariales, retribución variable, asignación de beneficios, etc.).

Todo ello, sin olvidar que el modelo retributivo debe diseñarse en todo momento teniendo en cuenta tres variables: el contexto (entorno social, económico, laboral y fiscal), la empresa (estrategia y ciclo de negocio, sector de actividad y competencia, cultura y valores, etc.) y las personas (perfil de los empleados, necesidades y/o preferencias, etc.), como veremos más adelante.

2.- Diseña un paquete retributivo que incluya elementos cuantitativos y cualitativos.

Si bien las cuantías siguen centrando el debate de las retribuciones, compensar no es solamente una cuestión de cantidad (pago mucho o poco), sino también de calidad (pago bien o mal), por lo que un mix retributivo competitivo y eficiente requerirá en su diseño de la combinación de elementos relacionados tanto con el cuánto pago como con el cómo pago.

El balance o equilibrio de elementos de ambos tipos, cuantitativos y cualitativos, determinarán la capacidad de atraer, fidelizar, motivar y comprometer de tu política retributiva, la propuesta de valor al empleado deberá considerar en la medida de lo posible retribuciones de tipo dinerario (fijas y variables), en especie y emocionales o intangibles.

3.- Identifica qué quieres compensar a través de cada elemento retributivo.

Si importante es determinar cuánto y cómo pago, no lo es menos determinar por qué pago qué retribuciones, cada tipo de retribución tiene su misión y está destinado a recompensar una cosa u otra.

Así, mientras la retribución fija recompensa habitualmente lo que una persona es y lo que hace (formación, funciones y responsabilidades, competencias y experiencia profesional), la retribución variable, por su parte, recompensa lo que una persona consigue y cómo lo consigue (esfuerzo, desempeño, consecución de objetivos, resultados, etc.), dejando a la retribución en especie para el reconocimiento de aspectos relacionados con el estatus y al salario emocional para favorecer la motivación, el vínculo y el compromiso de los empleados con la compañía.

En definitiva, identifica qué quieres recompensar con cada tipo de retribución y no utilices retribuciones para fines para las que no están concebidas, en última instancia los empleados demandan entender cómo y por qué les pagan.

4.- Ten en cuenta las necesidades y/o preferencias de los empleados.

El perfil de los empleados de la compañía determina en cierto modo el diseño de su política retributiva, vivimos en un momento donde en muchas compañías confluyen hasta cuatro generaciones diferentes que, consecuentemente, tienen distintas necesidades y/o preferencias.

El café para todos ya no sirve, la aplicación indiscriminada de políticas retributivas sin tener en cuenta las necesidades y/o preferencias de los empleados no funciona, se tiende a la personalización de la compensación, a la segmentación de las políticas retributivas en función de los colectivos a que van dirigidas, es la era del te pago como tú quieres, que deja atrás la retribución de masas y el te pago como yo quiero.

Pregunta a tus empleados qué necesitan y cómo les gustaría que les pagaran, hazles participes del diseño de su retribución, no solo pondrás en valor su compensación sino que evitaras también costes innecesarios en retribuciones y beneficios que no valoran.

5.- Cuida la equidad interna.

Posiblemente la inequidad sea el factor retributivo que mayor malestar e insatisfacción genere en los empleados, por encima incluso de la falta de competitividad externa.

La equidad no significa a igual puesto, igual salario, sino que personas que ocupan los mismos puestos, que tienen funciones y/o responsabilidades similares, tengan, más o menos, las mismas retribuciones, aceptándose un cierto margen de dispersión que puede justificar los gaps salariales por determinadas circunstancias (diferencias en la formación y/o cualificación, amplitud de responsabilidad, dependencia jerárquica y nivel de reporte, magnitud de negocio asignado, impacto en la cuenta de explotación, desempeño, etc.).

Define ese margen de dispersión permisible (la práctica aconseja en torno a un +/- 20%), tenlo controlado y establece qué criterios vas a ponderar al alza o a la baja en la fijación de los salarios.

6.- Vigila la competitividad externa.

Aunque este es un aspecto que se presupone y cada vez más compañías tienen un posicionamiento retributivo competitivo, sobre todo dinerario, no debemos perder de vista cómo está pagando el mercado y cuáles son las políticas y prácticas retributivas de mayor implantación, tanto a nivel general como en nuestro sector en particular.

Esto es especialmente importante y crítico en determinados sectores, como actualmente el tecnológico, donde hay una alta demanda de determinadas posiciones que está provocando una autentica batalla retributiva.

Determina, en función tu compañía y del sector de actividad en el que opera, cual es el posicionamiento retributivo optimo en relación con tu mercado de referencia y tenlo actualizado, sobre todo si estas en su sector muy dinámico y/o de alta demanda de profesionales.

7.- No te olvides del salario emocional.

Ya no compites solamente por posicionarte en un nivel retributivo competitivo sino por hacer de tu compañía el mejor lugar donde trabajar, y en esta misión tu valor diferencial pasa por desarrollar sistemas de compensación que generen compromiso y afiancen el vínculo y la identificación de los empleados con el proyecto de empresa.

Esto puede hacerse de muchas maneras, pero sin duda gran parte de ellas pasan por la consideración e implantación de políticas relacionadas con el denominado salario emocional.

Políticas de conciliación encaminadas a favorecer el equilibrio entre vida personal-profesional de los empleados, medidas de flexibilidad horaria (teletrabajo, horario flexible, semana laboral comprimida, jornada intensiva, días adicionales de vacaciones, ampliación de permisos retribuidos y reducciones de jornada por encima de los supuestos legales, etc.), desarrollo profesional y oportunidades de carrera (identificación de empleados con alto desempeño y potencial, desarrollo de planes de carrera e itinerarios profesionales, política de promociones, planes de sucesión, programas de mentoring y coaching, …), entornos de trabajo saludables que favorezcan las relaciones entre jefes y colaboradores, formación, programas de reconocimiento, etc., son algunas de las acciones que muchas compañías están poniendo en marcha en los últimos años en este sentido.

No solo de pan vive el hombre, la retribución es una condición necesaria pero no suficiente.

8.- Utiliza la retribución como una palanca del negocio.

Compensar, como hemos visto, no es solo una herramienta para pagar dinero y motivar, sino una herramienta para dirigir a los empleados hacia donde la compañía quiere ir, hacía la consecución de los objetivos que la compañía considera estratégicos para el desarrollo de su negocio.

Tenemos que abandonar esa visión “reactiva” de la retribución como factor de coste y utilizarla con un enfoque estratégico que nos permita reforzar su vínculo con el desempeño organizativo y la consecución de los objetivos de negocio.

Diseña una política retributiva que esté integrada y sea coherente con la estrategia y las necesidades del negocio.

9.- Define un cuadro de mando de retribución.

Establece unos indicadores retributivos que te permitan analizar y conocer cuál es la situación salarial de tu compañía, tanto desde el enfoque de gestión de la política retributiva, como desde el enfoque de los costes empresariales.

El objeto es contar con un mapa retributivo de indicadores que nos sirvan para poder tomar decisiones individuales y/o colectivas de la manera más objetiva posible.

Indicadores que nos permitan analizar y conocer el posicionamiento retributivo, interno y externo, de los empleados, su distribución desde el punto de vista salarial, las inequidades, las personas, departamentos y/o unidades de negocio donde tenemos concentrados riesgos retributivos, los costes que nos supone tener una determinada masa salarial y el impacto que tienen sobre los indicadores del negocio, etc.

10.- Apóyate en la tecnología.

Aprovecha el desarrollo y los avances tecnológicos para mejorar no solo, a nivel empresa, la gestión de determinados procesos relacionados con la retribución de los empleados (incrementos salariales, programas de dirección por objetivos y del desempeño, cálculo y pago de la retribución variable, plan de retribución flexible, etc.), sino también para mejorar la experiencia de éstos en la gestión de su compensación.

Algunos de estos avances pasan, por ejemplo, por desarrollar en un entorno móvil soluciones que ya tenemos probablemente configuradas en entornos web, facilitando que los empleados puedan gestionar su compensación a través de dispositivos móviles y/o smarthphones.

La gestión de gastos de viaje y representación, la solicitud de vacaciones, la reserva de salas de reuniones, la gestión de plazas de parking, la petición de anticipos o préstamos, el acceso a los sistemas de gestión de objetivos, la contratación de productos del plan de retribución flexible, el acceso a los beneficios corporativos, la consulta y descarga documentos de nóminas e IRPF, etc., son algunos de los procesos que ya se pueden gestionar a través de aplicaciones móviles.

El imparable proceso de transformación digital que estamos viviendo impacta, sin lugar a duda, no solo en la definición de determinadas políticas retributivas sino también en el modo de gestionar la compensación y los beneficios de los empleados.

Espero que algunos de estos consejos y/o las reflexiones que incluyen te sean útiles, te orienten en el diseño de la política retributiva o te sirvan de guía para dirigir tus actuaciones en lo que al modo de compensar a los empleados se refiere.

10 desafíos de las Políticas Retributivas para 2017

10 desafíos de las Políticas Retributivas para 2017

10 desafíos de las Políticas Retributivas para 2017

Con las vistas puestas en el cierre del ejercicio 2016, muchas compañías se encuentran en estos meses planificando qué hacer con las retribuciones de sus empleados en el próximo año 2017.

La sucesión de cambios en los tres vectores que marcan tradicionalmente el diseño de las políticas retributivas (entorno, empresa y empleados) está provocando que las compañías tengan que replantearse continuamente sus prácticas retributivas, no solo desde el punto de vista cuantitativo (qué y cuánto pago) sino también cualitativo (cómo y por qué pago qué retribuciones).

La velocidad y la dinámica de los cambios del entorno, la situación de negocio de las empresas y las prácticas que han “sufrido” las retribuciones de los empleados en los últimos años hacen plantearnos, ante esta tarea, algunas cuestiones: ¿podemos seguir aplicando las medidas de austeridad “retributiva” de los últimos años?, ¿cómo acometemos un proceso de incrementos salariales en un escenario de baja inflación?, ¿qué impacto tiene la retribución variable en el paquete de compensación de los empleados?, ¿seguimos considerando la retribución un factor de coste o una herramienta de dirección?, ¿cómo afecta el fenómeno de la “diversidad generacional” en la definición de las políticas retributivas?, ¿qué actuaciones estamos acometiendo desde los departamentos de C&B en los procesos de internacionalización de las empresas?, ¿cómo puede aprovecharse la función de C&B del proceso de transformación digital?, …

El presente post trata de dar respuesta a estas cuestiones y orientar las actuaciones retributivas de los departamentos de RRHH y/o de C&B de cara al próximo 2017 mediante la consideración de 10 desafíos que guiaran las políticas retributivas en los próximos años.

1.- La retribución fija es una condición necesaria pero no suficiente.

El modelo clásico de retribuir solo en “fijo” ha muerto, aunque se ha avanzando mucho en los últimos años, seguimos con una visión elemental y fragmentada de la retribución por la que su función pasa únicamente por pagar dinero y exclusivamente a través de la retribución fija, tenemos que adoptar una perspectiva mucho más amplia y global, desde un enfoque de Compensación Total, que nos permita ofrecer a los empleados una propuesta de valor diferencial en lo que a la composición de su paquete retributivo se refiere, mediante la incorporación de otros elementos retributivos variables (en cualquiera de sus modalidades), en especie (instrumentos vinculados con la planificación de la jubilación, seguro de vida, seguro médico, coche de empresa, …), emocionales o “intangibles” (conciliación, medidas de flexibilidad horaria, formación, desarrollo profesional y oportunidades de carrera, entorno de trabajo, estabilidad en el empleo, …), e incluso permitir a los empleados la posibilidad de optimizar fiscalmente sus retribuciones mediante fórmulas de retribución flexible. Nuestra compensación es mucho más que nuestro salario, no solo de pan vive el hombre…

2.- Retribuir es un tema de “cantidad”…,  y “calidad”.

Seguimos centrando el debate de las retribuciones en cuánto pagamos (mucho o poco), sin tener en cuenta en muchas ocasiones cómo pagamos (bien o mal) y, sobre todo, en determinar por qué pagamos qué retribuciones. Los sistemas de retribución no están únicamente para decirle a cada uno lo que gana. Un paquete retributivo competitivo y eficiente requerirá en su diseño el balance y la combinación de elementos cuantitativos (cuánto pago) y cualitativos (cómo pago). El equilibrio entre ambos aspectos determinará la capacidad de atraer, fidelizar y comprometer de la política retributiva de cualquier compañía. La posibilidad de combinar en la composición del paquete de compensación las diferentes modalidades de cada uno de los cinco elementos retributivos (fijo, variable, en especie, emocional y flexible) que tenemos hoy día para recompensar la contribución de los empleados nos abre infinitas posibilidades de diseño en este sentido.

3.- El “traje a medida” de la compensación: hacia la personalización de la retribución.

El café para todos ya no sirve, la “retribución de masas” y el te pago como yo quiero aplicando indiscriminadamente políticas retributivas para todos los empleados, sin tener en cuenta sus necesidades y/o preferencias personales y/o familiares, no funciona. Por un lado, los empleados demandan, cada vez con mayor frecuencia, diferenciación salarial en función de su nivel de aportación y/o contribución y, por otra parte, asistimos al hecho de que hoy en día en el mercado laboral y en las empresas conviven diferentes generaciones de empleados que requieren una gestión retributiva diferenciada. Entramos en la era de la “retribución de segmentos” y del te pago como tú quieres, en la que las compañías tendrán que definir sus políticas retributivas segmentando en función de los perfiles y/o colectivos a que van dirigidas. Los sistemas de “retribución a la carta” y los “planes de retribución flexible” están contribuyendo en cierto modo a que esto sea posible, pero todavía hay mucho por hacer, posiblemente también la digitalización “retributiva” pueda ayudarnos a ello.

4.- La compensación es una herramienta para dirigir a los empleados hacia donde la compañía quiere ir.

El objeto último de la compensación no debe ser exclusivamente el de pagar dinero, ni el de motivar, precisamente la retribución –mal utilizada- puede convertirse en el principal desmotivador. La retribución tiene que dejar de ser un factor de coste y convertirse en una verdadera herramienta para dirigir a los empleados hacia donde la compañía quiere ir, hacia la consecución de sus objetivos estratégicos de negocio. Hay que desarrollar, por lo tanto, sistemas de compensación que impulsen la estrategia de la compañía y vinculen la retribución de los empleados con la consecución de los objetivos.

5.- Se paga por aquello que se consigue: hacia la variabilización del mix retributivo.

El modelo de compensación debe ser una inversión y no un coste fijo. Asistimos en los últimos años a un cambio de tendencia en el peso que los diferentes elementos retributivos tienen en la estructura y composición de la compensación total de los empleados. Los estudios salariales nos muestran, año a año, que el peso de la retribución variable en el “mix retributivo” es cada vez mayor, al margen de que se abonen realmente, o no, incentivos. Aunque resulte paradójico, la situación de crisis ha propiciado que muchas compañías hayan revisado sus sistemas de retribución variable para alinearlos con los indicadores clave del negocio, al tiempo que han extendido este tipo de retribución a colectivos que antes no los tenían. En un entorno donde los presupuestos para revisiones salariales e incrementos del “fijo” son limitados, la posibilidad de que los empleados puedan ganar más en retribución dineraria si consiguen determinados objetivos se convierte en una opción que puede hacer más atractivo el paquete retributivo de muchas compañías y empleados. Emergen nuevas reglas, modalidades y fórmulas en el diseño de los sistemas de retribución variable: programas de reconocimiento basados en gratificaciones extraordinarias vinculadas al cumplimiento de objetivos para determinados colectivos, establecimiento de bonos adicionales por participación en proyectos, extensión de los incentivos a largo plazo a mandos intermedios, “apalancar” la revisión salarial por la vía del variable incrementando los targets de bono asociados a la consecución de objetivos, mayor peso de los indicadores económicos vs objetivos de equipo e individuales, incremento en la objetividad de las métricas, incorporación de aceleradores por sobrecumplimientos, etc.

6.- Equidad salarial entre hombre y mujeres.

Las mujeres cobran a día de hoy lo que los hombres ganaban hace una década, y deberían trabajar 50 días más al año para igualar sus nóminas, lo que convierte a España en el sexto país europeo con mayor brecha salarial de género, según un estudio publicado recientemente por Oxfam Intermón. La equidad salarial entre hombres y mujeres constituye otro de los grandes retos a que se enfrentan las empresas en los próximos años, que deberán introducir en sus sistemas de compensación herramientas y/o mecanismos que corrijan los actuales “gaps” retributivos y garanticen la equidad salarial. Si bien hay que emprender acciones de forma decidida para mejorar la situación actual, y queda mucho camino por andar, también es cierto que la concienciación que hay sobre este tema es cada vez mayor y las empresas a través de los planes de igualdad están introduciendo mecanismos para corregir estas desviaciones.

7.- Homogeneidad, transparencia y comunicación.

Los sistemas de compensación tienen que contar con unas mínimas “reglas de juego” que nos permitan explicar con claridad los “porqués” de las decisiones que tomamos en materia retributiva. Sobre esta base, la compensación debería dejar de ser un asunto tabú, hay que “naturalizar” la conversación sobre la retribución al igual que se hace ya con otros procesos de RRHH como la valoración de las competencias y/o la evaluación del desempeño. Tenemos que avanzar en dar más trasparencia a las políticas retributivas y ser claros en la justificación, con criterios objetivos, de las decisiones que se toman en esta materia, y que los empleados perciban que un tema clave como la retribución se gestiona con criterios de equidad y competitividad. La comunicación es clave en todos los procesos inherentes a C&B.

8.- Internacionalización de la compensación.

En un contexto donde el perímetro de actuación de muchas compañías se ha vuelto “global”, el conocimiento de los diferentes mercados retributivos y de las prácticas de C&B de los países en los que se opera internacionalmente es fundamental para el diseño de los paquetes de compensación. Será necesario trabajar en la implantación de procesos (establecimiento de bandas salariales, fijación de salarios, modelo de retribución variable, asignación de beneficios, etc.) e incrementar los controles sobre la aplicación de los mismos, con objeto de asegurar una cierta homogeneidad en la aplicación de las políticas corporativas en las “filiales”, pero sin perder de vista la particularidad e idiosincrasia de cada mercado.

9.- Transformación digital.

La tecnología y el imparable proceso de transformación digital que estamos viviendo está cambiando todo, y la función de C&B no va a ser ajena a este proceso de cambio que afectará indudablemente a la definición de las políticas retributivas. Por ejemplo, la emergencia de posiciones “digitales” marcará en cierto modo el proceso de asignación de salarios en un mercado donde es difícil en muchas ocasiones encontrar referencias retributivas. Del mismo modo, el cambio de paradigma en las relaciones entre jefes y colaboradores, y el hecho de que las organizaciones sean más “redarquicas” y menos piramidales puede provocar también cambios en la fijación objetivos de retribución variable para enfocarse más en aspectos relacionados con la colaboración, la cooperación, la participación en proyectos multidisciplinares y transversales, etc. El desarrollo de aplicaciones móviles que posibiliten a los empleados gestionar desde su smartphone determinados procesos relacionados con su compensación (gastos, petición de anticipos y préstamos, contratación de productos del plan de retribución flexible, definición de objetivos de retribución variable, acceso a beneficios corporativos, nóminas, solicitud de vacaciones, etc). es una realidad en la que están inmersas ya muchas compañías y que nos permite incrementar la experiencia del empleado con la empresa. El “big data” de la retribución nos permitirá igualmente acceder a más datos y disponer de más información sobre las necesidades y/o preferencias de los empleados, lo que repercutirá en el diseño de paquetes de compensación cada vez más individualizados.

10.- Desarrollo de sistemas de compensación que generen compromiso.

Las compañías ya no compiten solamente por posicionarse en un nivel de retribución competitivo sino que “luchan” por ser el mejor lugar donde trabajar. La clave está en diseñar sistemas de compensación que generen compromiso, y el compromiso no se compra únicamente con dinero. La consideración de elementos de retribución emocional en la definición de los paquetes retributivos (políticas de conciliación, medidas de flexibilidad laboral, formación, desarrollo profesional y oportunidades de carrera, entornos de trabajo “saludables” que favorezcan la relación entre jefes y colaboradores, ofrecer estabilidad laboral en un entorno donde no podemos garantizar futuro, etc.) contribuirá al afianzamiento del vínculo del trabajador con el proyecto de empresa. El precio de lo que no se ve en la nómina se convierte en muchas ocasiones en el factor decisivo que condiciona no solo nuestra permanencia en la empresa sino, lo que es más importante, nuestro compromiso con ella, que en última instancia redundará en una mejora de resultados y la productividad. El reto no pasa necesariamente por pagar más sino por pagar mejor.

La "equidad salarial" entre hombres y mujeres

El pasado 7 de marzo, en vísperas de la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, el Consejo de Ministros aprobó el Plan Estratégico de Igualdad de Oportunidades 2014-2016 cuyos ejes prioritarios se centran en tres ámbitos:

  • Alcanzar una igualdad real en el ámbito laboral y evitar la discriminación salarial.
  • Avanzar en las medidas encaminadas a la conciliación laboral y personal de los trabajadores.
  • Luchar contra la violencia de género.

Concretamente, en lo que a la discriminación salarial se refiere, dicho Plan incluye las siguientes medidas:

  • Reforzar la vigilancia a través de la inspección para evitar la “brecha salarial” entre hombres y mujeresy asegurar que se cumple la normativa sobre igualdad salarial.
  • Diseñar herramientas de autodiagnóstico de “brecha salarial” que permitan a las empresas detectarla y corregirla.

Días antes, el 28 de febrero, con motivo de la celebración del Día Europeo de la Igualdad Salarial, la Comisión Europea publicaba que “la brecha salarial entre hombres y mujeres sigue sin disminuir del 16,4% en toda Europa”, o dicho de otro modo, las mujeres en Europa siguen trabajando “gratis” 59 días naturales al año.

Es el segundo año consecutivo que la celebración de dicho Día coincide con el 28 de febrero, pues es la fecha a partir de la cual las mujeres comienzan en realidad a ser remuneradas por su trabajo de forma comparable con los hombres.

También en España, el INE, a través de su Encuesta Anual de Estructura Salarial 2011, última publicada, señala que “el salario medio anual femenino represento el 77% del masculino, situación ligeramente peor que la del año 2010 (77,5%)”.

El problema no es nuevo, ya en 2009, desde los entonces Ministerios de Igualdad y Trabajo e Inmigración, se anunciaron las mismas medidas para combatir la “brecha salarial” y la discriminación laboral entre hombres y mujeres:

  • Plan de inspecciones en diferentes empresas  de determinados sectores de actividad.
  • Puesta en marcha de medidas para que las empresas puedan realizar un “diagnostico certero” de su situación en este sentido y proponer soluciones.

Poco hemos avanzado desde entonces hasta hoy en este camino, si seguimos aplicando las mismas recetas los resultados seguirán siendo los mismos, o peores…, como lo ponen de manifiesto las numerosas estadísticas y datos que se publican periódicamente sobre este tema.

La tarea no es fácil y el tema es complejo, la solución requiere que se aborden actuaciones desde diferentes ámbitos, no solo el empresarial, sino también desde las administraciones públicas, en el ámbito social e, incluso, en el de la educación, ya que la raíz del problema tiene base “cultural”.

Desde las administraciones públicas se deben definir criterios objetivos que permitan a las empresas conocer los indicadores retributivos por los que se va a valorar su actuación en este sentido, cuestión que no está claramente definida hoy día, aplicar en primera instancia medidas coercitivas a través de planes de inspección posiblemente no sea la mejor solución.

Es necesario desarrollar acciones de información, formación y sensibilización para generar una verdadera “cultura retributiva” en las empresas y dotar de herramientas para que quienes tienen encomendada la labor de gestionar las retribuciones lo hagan con un cierto rigor técnico y profesional.

Las empresas por su parte deberán desarrollar estructuras salariales y sistemas de compensación con un “marco de juego” que les permita explicar con claridad los “porqués” de las decisiones que toman en esta materia.

Se debe trabajar con un concepto de “equidad salarial” que permita ajustar técnicamente las retribuciones de los hombres y mujeres a los márgenes de dispersión que tolera la práctica retributiva.

La equidad no significa que a igual puesto igual salario, sino que personas que ocupan los mismos puestos tengan, más o menos, las mismas retribuciones, con un cierto margen de tolerancia (+/-20%) que explica diferencias en las valoraciones de sus puestos, la cualificación profesional para desempeñarlos, la amplitud de responsabilidad, etc.

Si bien hay que emprender acciones de forma decidida para mejorar la situación actual, y queda mucho camino por andar, también es cierto que la concienciación que hay sobre este tema es cada vez mayor y las empresas a través de los planes de igualdad están introduciendo mecanismos para corregir estas desviaciones, la profesionalización de la función “retributiva” está contribuyendo a ello.

Novedades derivadas de la publicación del Real Decreto-Ley 16/2013 en materia de Compensación y Beneficios

Con la entrada en vigor del Real Decreto-Ley 16/2013, de 20 de diciembre, de medidas para favorecer la contratación estable y mejorar la empleabilidad de los trabajadores, se consideran computables en la base de cotización a la seguridad social determinados conceptos que tradicionalmente habían quedado excluidos al tratarse de beneficios sociales corporativos concedidos voluntariamente por las empresas.

La modificación que introduce la Disposición final tercera de dicho Real Decreto-Ley en el artículo 109 de la Ley General de la Seguridad Social (LGSS) define como conceptos incluidos en la base de cotización la “remuneración total, cualquiera que sea su forma o denominación, tanto en metálico como en especie, que con carácter mensual tenga derecho a percibir el trabajador”.

Entre otros, se establecen como conceptos computables en la base de cotización a la Seguridad Social, los siguientes:

  • La totalidad del importe abonado a los empleados por pluses de transporte y distancia.
  • Mejoras de las prestaciones de Seguridad Social, salvo las correspondientes a la incapacidad temporal.
  • Asignaciones asistenciales, salvo las correspondientes a gastos de estudios del trabajador cuando vengan exigidos por el desarrollo de sus actividades o las características de los puestos de trabajo.
  • La totalidad de gastos normales de manutención y estancia generados en el mismo municipio del lugar de trabajo habitual y del que constituya su residencia.

En materia de compensación y beneficios, los principales elementos retributivos que se ven afectados por la nueva regulación son los siguientes:

  • Entrega de gratuita o a precio inferior al de mercado de acciones o participaciones de la empresa o empresas del grupo: con la regulación anterior el importe computable a la base de cotización era el exceso sobre los 12.000 euros anuales, mientras que con la nueva redacción del artículo 109 de la LGSS se imputa en la base de cotización el importe íntegro.
  • Vales de comida: se tendrá que computar en la base de cotización el importe íntegro, con anterioridad a la publicación del RDL 16/2013 quedaban exentos de cotización hasta los 9 euros diarios y/o cuando no se cumplan los requisitos establecidos en la normativa fiscal.
  • Seguros de salud: si bien antes solo había que cotizar por el exceso de los 500 euros anuales por cada persona incluida en el seguro médico, con la nueva regulación habrá que imputar igualmente el importe íntegro.

Así por ejemplo, una empresa que tuviera concedido para sus empleados como beneficios corporativos dentro de su paquete de compensación total vales de comida o un seguro médico, verá incrementados sus costes salariales en un 30,90% del importe destinado a estos productos, aproximadamente.

En el mismo sentido, tendrán que computarse ahora en la base de cotización los siguientes productos en especie que con anterioridad a la publicación de este Real Decreto-Ley 16/2013 quedaban exentos de cotización:

  • Ayuda de guardería para el primer ciclo de educación infantil de los hijos de los trabajadores
  • Primas de seguros de accidente de trabajo o responsabilidad civil del trabajador.
  • Prestación del servicio de educación preescolar infantil, primaria, secundaria, obligatoria, bachillerato y formación profesional, por centros educativos autorizados a los hijos de sus empleados, con carácter gratuito o a precio inferior al normal del mercado.

Continúan con el mismo régimen de cotización a la Seguridad Social las retribuciones en especie de los productos de vivienda (sea o no propiedad del pagador), el coche de empresa (entrega, uso, uso y posterior entrega) y los préstamos con tipos de interés inferior al legal del dinero, que la Ley 22/2013, de Presupuestos Generales del Estado para el año 2014, ha establecido en el 4%.

Estas modificaciones no afectan a la cotización a la Seguridad Social de los productos y/o servicios que se incluyen habitualmente en el marco de los planes de retribución flexible, al estar cotizando ya por ellos en la actualidad.

Otra novedad que introduce el Real Decreto-Ley 16/2013 en materia retributiva es la obligación, por parte de las empresas, de comunicar a la Tesosería General de la Seguridad Social (TGSS), en cada periodo de liquidación, el importe de todos los conceptos retributivos abonados a sus trabajadores, con independencia de su inclusión o no en la base de cotización a la Seguridad Social.

La comunicación de dichos importes deberá realizarse a través del sistema RED mediante un fichero diseñado por la TGSS denominado “Conceptos retributivos abonados” (CRA).

Dichos conceptos retributivos pueden consultarse en el documento de “Tablas y formatos comunes” que ha publicado la TGSS en sus instrucciones técnicas del sistema RED (tabla 84).

Por otra parte, la entrada en vigor del Real Decreto-Ley 16/2013 afecta igualmente a la aportación que tienen que realizar los trabajadores a la Seguridad Social.

Así por ejemplo, los trabajadores con contrato indefinido verán mermados sus ingresos en un 6,35% respecto a los importes destinados a estos productos, un 6,40% en el caso de los trabajadores con contrato temporal.

La medida no afecta a los trabajadores que estén en bases máximas de cotización, sin embargo estos trabajadores verán incrementada dicha base máxima en un 5% respecto al año 2103 (3.597€ al mes para 2014), lo que también repercute en una merma de sus ingresos.

Con esta nueva regulación de las cotizaciones la Seguridad Social pretende aumentar sus fondos en 900 millones de euros, una medida nuevamente recaudatoria que tiene un impacto negativo tanto en los costes laborales de las empresas y, por tanto, en sus presupuestos, como en el poder adquisitivo de los trabajadores, que ya vienen soportando desde febrero 2012 una presión fiscal sobre sus retribuciones, medida que pese a ser inicialmente transitoria (hasta diciembre 2013) el Gobierno ya ha comunicado que no reducirá hasta el año 2015.

El efecto positivo a largo plazo de la medida para los trabajadores es que verán incrementada su base de cotización a efectos de percepción de futuras prestaciones, paradójico en un momento en el que nos estamos cuestionando la viabilidad del sistema público de prestaciones.

Tendencias retributivas para el 2014

Hace apenas unos días, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, desato la polémica al asegurar en el Congreso de los Diputados que “los salarios no están bajando, sino creciendo moderadamente”. 

Al margen de la discusión dialéctica, si bien los propios datos que maneja el Gobierno reflejan comportamientos diferentes de la evolución de los salarios en España, lo cierto es que las retribuciones, en general, están experimentado caídas fruto de las congelaciones y reducciones salariales de los últimos años. 

Estamos en un contexto de ajuste y contención salarial donde las posibilidades de incrementar las retribuciones fijas son muy limitadas. 

Con previsiones de cierre de IPC 2013 del 0,7% (Funcas, octubre 2013), los incrementos salariales del próximo 2014 estarán, en el mejor de los casos, en torno al 1%. 

El actual entorno económico está impactando de manera significativa en todos los elementos retributivos que utilizan las empresas para recompensar la contribución de sus empleados. 

Ante la imposibilidad de intervenir sobre los “fijos”, desde las empresas debemos generar alternativas retributivas que nos permitan corregir esa pérdida de competitividad salarial que no han sido capaces de absorber las revisiones salariales de los últimos años. 

La tendencia de las políticas de compensación deberá orientarse hacia la potenciación de otros elementos retributivos diferentes del “fijo”. 

La retribución variable tiene cada vez más peso en la tarta de la compensación total, aunque resulte paradójico es precisamente en contextos de incertidumbre económica como el actual cuando este tipo de herramientas adquiere mayor importancia que nunca. 

Muchas compañías, por ejemplo, están apalancando la revisión salarial por la vía del “variable”, incrementando los targets de bono vinculados a la consecución de los objetivos de compañía. 

Se trata de trabajar en un concepto de “retribución dineraria total” (“fijo” más “variable”), donde los elementos “variables” ganan cada vez más peso, permitiendo que los empleados puedan ganar igual, o incluso más, si se consiguen determinados objetivos. 

El reto pasa por convertir los sistemas de retribución variable en verdaderas herramientas de dirección que ayuden a conseguir los objetivos de negocio, en desarrollar modelos que impulsen la estrategia y vinculen la consecución de los objetivos con la retribución de los empleados, diferenciando salarialmente a aquellos empleados con una mayor contribución o aportación de valor. 

Otra tendencia retributiva pasa por trabajar en formulas que nos permitan optimizar fiscalmente las retribuciones de los empleados

La posibilidad de que los empleados obtengan un tratamiento favorable en la tributación de sus rendimientos del trabajo es una realidad de la que podemos beneficiarnos dentro de los límites que establece la ley. 

Los sistemas de retribución flexible son la herramienta más extendida, según datos de la consultora Mercer, el 42% de las empresas españolas tiene implantado en la actualidad un plan de retribución flexible, frente al 12% que lo tenían en 2006. 

Mediante esta fórmula el empleado sustituye parte de su salario en metálico por la contratación de determinados productos y/o servicios que tienen un tratamiento fiscal ventajoso, pudiendo incrementar así su retribución dineraria neta después de pagar impuestos y gastos personales. 

No se trata de complementar la compensación de los empleados con elementos retributivos adicionales sino maximizar su retribución neta en función de sus necesidades personales y/o familiares. 

A las ventajas fiscales de estos sistemas hay que añadir también las económicas, ya que las empresas, por el poder de negociación con los proveedores frente a la negociación individual, obtienen a precios más reducidos los productos y/o servicios que luego son ofrecidos a los empleados dentro del plan de retribución flexible. 

Los vales de comida, la ayuda para guardería y los seguros médicos son los productos más demandados por los empleados. Otros productos que se suelen incluir en el marco de dichos planes de retribución flexible son la formación, la entrega de equipos tecnológicos para el acceso a internet, el abono de transporte para el desplazamiento del empleado entre su lugar de residencia y el centro de trabajo, la entrega de vehículos, etc. 

Por último, y no menos importante, es potenciar los elementos cualitativos de la compensación, la retribución emocional. 

Ya no basta con posicionarse en un nivel competitivo de retribución dineraria, la estrategia retributiva pasa también por hacer de nuestra compañía el mejor lugar donde trabajar, ofreciendo a los empleados otras motivaciones que cubran sus necesidades y nos hagan enfrentarnos al día a día laboral con ilusión y compromiso. 

Desde luego hoy en día la mayor retribución emocional que podemos tener es trabajar en una empresa que te aporte estabilidad laboral, en un entorno económico como el actual donde no podemos garantizar futuro este factor se convierte en el aspecto más valorado por los empleados. 

Pero también trabajar en políticas de conciliación y flexibilidad laboral, sobre todo aquellas relacionadas con el tiempo de trabajo y la jornada laboral (tener horario flexible, jornada intensiva, posibilidad de trabajar desde casa, disponer de los viernes por la tarde libre, etc.), potenciar el desarrollo profesional, dar oportunidades de crecimiento dentro de la empresa, trabajar entornos de trabajo colaborativos, mejorar las relaciones con jefes y compañeros, etc., condicionan no solo nuestra satisfacción laboral sino también nuestro compromiso con la empresa. 

En definitiva, diferenciar salarialmente a aquellos empleados con una mayor contribución al negocio, pagar por aquello que se consigue, mejorar nuestra eficiencia retributiva no necesariamente pagando más sino mejor e incorporar a los paquetes de compensación otros elementos retributivos y de recompensa que refuercen el compromiso de los empleados con la empresa, son algunos de los retos a los que se enfrentan las políticas retributivas y de RRHH de cara al próximo año 2014

Ello supone abandonar la visión fragmentada que tenemos de la compensación y adoptar una perspectiva mucho más amplia que nos permita trabajar sobre los elementos retributivos con mayor flexibilidad y dinamismo.