He sido invitado como ponente en el V Congreso Nacional de Científicos Emprendedores celebrado los pasados días 9 y 10 de Mayo en Madrid. En dicha ponencia, en primer lugar, destaque aquellas actividades que en relación con el emprendimiento se realizan en las asignaturas que imparto en la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA) como son las de Introducción a la Organización de Empresas y Creación y Gestión de Empresas. Igualmente, este carácter emprendedor se extiende a la otra asignatura que coordino, como es la del Trabajo de Fin de Grado en Administración y Dirección de Empresas.

Posteriormente, en dicha ponencia, difundí los resultados de una investigación realizada en relación con la situación actual del emprendimiento científico en España, que ha sido  publicada en la revista científica PLOS ONE (link: al artículo de la investigación https://journals.plos.org/plosone/article/authors?id=10.1371/journal.pone.0201893).

Este trabajo, que ha sido realizado desde la UDIMA en colaboración con la Universidad Carlos III de Madrid, ha pretendido establecer la relación que puede existir entre la movilidad científica española y el emprendimiento. Este artículo, también muestra como la literatura científica establece que en general los científicos no son muy proclives a crear empresas, aunque las que generan o en las que influyen pertenecen a los sectores de alta tecnología, que son los que crean mayor riqueza y empleo. En el caso español, son escasos los casos de investigadores implicados en la movilidad científica (jóvenes investigadores que trabajan en España, científicos en el exterior y científicos retornados a España) que presentan tasas por encima de las españolas, ya de por si reducidas, si se las mide con el resto de economías basadas en la innovación, que compara el informe del Global Entrepreneurship Monitor-GEM .

No obstante, sí que son de destacar las tasas de intraemprendimiento de estos colectivos, muy por encima no sólo de las tasas españolas, sino también de las tasas de los países que alcanzan los primeros puestos de la clasificación en este concepto a nivel mundial.

En relación con las buenas prácticas recomendadas para el emprendimiento científico, se destaca, la de seguir el circuito siguiente: inserción laboral en institución científica pública o empresa, intraemprendimiento y emprendimiento. Es muy necesario que los futuros emprendedores científicos, además de disponer de una adecuada formación en materias de creación y gestión de empresas  tengan una experiencia de trabajo en entornos científico empresariales y de poner en marcha proyectos en sus instituciones y entidades, que realmente supongan la apertura de líneas de negocio para las organizaciones en las que trabajan.

Atraer este talento intraemprendedor y hacer que florezca dentro de las organizaciones, es una apuesta de política científica importante. En este caso, se puede aprovechar el talento científico que España tiene en el exterior, y que ya trabaja y obtiene beneficios económicos para sus organizaciones, como el que ha regresado a España. Para todo ello, se pueden establecer colaboraciones con organizaciones como RAICEX, que aglutina a las Asociaciones de Científicos en el exterior como con la asociación de Científicos Retornados a España (CRE). Estas asociaciones pueden ser unos excelentes puentes que ayuden a nuestras empresas e investigadores con sus posibles colaboraciones en el exterior.

Para terminar, únicamente recordar que España, ya tiene lo más importante en ciencia, como son una gran cantidad de investigadores creando conocimiento científico, que se publica en las mejores revistas del mundo. Ahora, es el momento de que el ecosistema emprendedor español madure para convertir este conocimiento en productos y servicios de valor añadido, que generen una mejor sociedad con mayores niveles de riqueza y empleo.