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Y después de graduarme en Psicología qué

Vuelve el ciclo de la UDIMA ‘Y después de graduarme en Psicología ¿qué?’

«Sabemos que hay mucha información contradictoria, somos conscientes de que es difícil tenerla clara». Empática y directa, la vicedecana del Área de Salud de la UDIMA, Eva Izquierdo, transmitía este mensaje a los alumnos del Grado en Psicología, en una nueva edición del ciclo de conferencias Y después de graduarme en Psicología ¿qué?. Acompañada de la directora del Departamento de Psicología, Irene Caro, abrieron la sesión introductoria para disipar esas dudas que se agolpan en las mentes de los futuros egresados.

Como en la anterior edición, el objetivo es «orientar» a los alumnos para seleccionar su camino dentro del propio Grado, para poder ir construyendo su camino como psicólogos. En las próximas sesiones se abordarán las diferentes especialidades o ámbitos profesionales de la psicología (carrera investigadora, psicogerontología, igualdad, neuropsicología, psicología del deporte…). Así hasta un total de 12 especialidades, algunas de las cuales ya se vieron en la anterior edición, y «se van a actualizar» en esta, comentaba Izquierdo.

Antes de entrar en esas futuras sesiones específicas, la ponencia inicial sirvió ante todo para resolver dudas de los alumnos asistentes. Pero, además, permitió sentar las bases tanto para aquellos que «no lo tienen claro» y pudieran decidir, como para quien sepa ya qué camino escoger en la profesión, y «pueda dar los pasos adecuados» en esa dirección, convenían las profesionales de la UDIMA.

Graduarme en Psicología ¿habilita?

Así, las principales dudas sobre graduarme en Psicología de la psicología y la oferta formativa de la UDIMA, quedaban resueltas. Lo primero que necesitan saber los futuros graduados es que la psicología, como casi todas las profesiones sanitarias, está regulada: requiere de una formación permanente y una titulación oficial, que en este caso es «habilitante». Es decir, Grado y Máster en Psicología son oficiales, por lo que legalmente habilitan para ejercer esa profesión, pues acreditan que quien ejerce lo hace con unas condiciones mínimas establecidas.

Por otro lado, la Ley 43/1979 obliga desde aquel año a estar colegiado para ejercer como psicólogo en España; con tres excepciones, que además requieren ese máster habilitante para poder desempeñar la profesión: Orientación educativa, Psicología General Sanitaria y PIR (el profesional especialista en psicología clínica).

Dicho esto, Caro explicó las características concretas del Grado en Psicología de la UDIMA. Es oficial (está registrado en el RUCT: Registro de Universidades, Centros y Títulos), por lo que los parámetros del plan de estudios (asignaturas, requisitos, formación complementaria…) están marcados por el Ministerio de Educación. Y quien supere este título oficial saldrá, en todos los casos, con la mención o ‘especialidad’ en Psicología de la Salud (por el número de créditos cursados en este ámbito), explicaba la directora del Departamento.

Eso sí, para graduarse además es necesario haber obtenido una segunda mención de entre las tres opciones que se ofrecen: intervención clínica, psicología educativa, y psicología organizacional y de recursos humanos. La mención se obtendrá cursando «al menos tres asignaturas optativas» de ese ámbito (18 de 30 ECTS optativos).

Del resto de optativas (multidisciplinares, intervención clínica, organizacional y recursos humanos, y educativa), se pueden escoger libremente. No obstante, Caro subrayaba que estas opciones «no son las únicas, la psicología tiene un campo de aplicación enorme», resaltaba Caro. «Podéis hacer el que más os interese».

Todos esos caminos se verán en las siguientes sesiones programadas para los alumnos, a los que ambas animaron, no sólo a asistir, sino también a plantear dudas y sugerencias para futuras conferencias:

  • Psicología Clínica y Psicología sanitaria (12/12/2023)
  • Psicología forense 10/01/2024)
  • Psicogerontología (29/02/2024)
  • Psicología del Deporte (por determinar)
  • Neuropsicología (por determinar)
psicología sanitaria UDIMA

La rama de la salud en Psicología: entre el PIR y la Psicología General Sanitaria

Días después de la primera conferencia del ciclo Y después de graduarme en psicología qué, la UDIMA retomaba el programa con las dos titulaciones oficiales a seguir para trabajar, tras el Grado en Psicología, en el ámbito sanitario. Por un lado, la profesión de psicólogo general sanitario, y por otro el famoso PIR que, en realidad, es el título de Especialista en Psicología Clínica (la única especialidad sanitaria de la psicología hoy por hoy). Es necesario cursar alguna de las dos para trabajar con pacientes, evaluar o intervenir en el ámbito sanitario (salud y/o enfermedad) y para acogerse a los regímenes económicos propios de las actividades de este sector.

La coordinadora del Máster Universitario en Psicología General Sanitaria de la UDIMA, María Rueda, explicaba desde el campus vía streaming en qué consiste la primera vía: el máster. Se trata de un título oficial obligatorio para ejercer como psicólogo general sanitario. Su trabajo se centra principalmente en investigar, evaluar e intervenir en la mejora psicológica y de la salud en general de las personas, siempre que que no requieran una atención especializada por otros profesionales sanitarios, explicaba Rueda.

Es un máster profesional y habilitante, que tiene que cumplir con los requisitos mínimos dictados por ley (90 créditos ECTS: 6 básicos, 42 específicos, 30 prácticas, 12 TFM), y que cada universidad puede adaptar en su propio plan de estudios. Eso sí, primero tienen que aprobarlo el Ministerio de Educación y las agencias de calidad. También se obliga a desarrollar las prácticas en centros sanitarios registrados.

En el caso del máster de la UDIMA, Rueda detalló los tres bloques o semestres planteados en el programa docente, con 30 créditos ECTS cada uno. En el segundo además se incluye una optativa a escoger entre tres (a saber: Neuropsicología, Psicofarmacología Clínica y Programas preventivos y de promoción de la salud). Las práctica se inician en el segundo semestre (12 créditos) y se finalizan durante el tercero junto con el Trabajo Final de Máster.

Para acceder al título la preinscripción (en marzo) tiene que se aprobada por la UDIMA, en función de la formación y la experiencia profesional en el sector. Hay dos promociones por curso (septiembre y febrero), por lo que dependiendo del puesto en que quede el alumno, podrá acceder al máster en la primera (desde septiembre hasta enero del tercer año) o en la segunda (desde febrero hasta julio del tercer año).

PIR o especialista clínico

Irene Caro, directora del Departamento de Psicología, ambas en la universidad UDIMA, expuso por su parte lo que supone apostar por la única especialidad sanitaria de la psicología, que depende del Ministerio de Sanidad. El Especialista en Psicología Clínica aspira a trabajar en los procesos y fenómenos psicológicos relacionados con los procedimientos de enfermedad y salud de los seres humanos. Es decir, investigar, explicar, prevenir, diagnosticar, tratar y rehabilitar los trastornos mentales y procesos psicológicos vinculados a la salud y enfermedad humanas.

«Siempre con una visión holística», matizaba Caro, como recoge la regulación sobre la formación de este especialista. Lo que comúnmente se conoce como PIR o Psicólogo Interno Residente es en realidad el proceso de rotaciones por el que se obtiene el título. Una formación superior de posgrado de unas 6.000 horas, de las cuales entre el 15-20% es formación teórica.

En otras palabras, un día de cada cinco a la semana, que es lo que implica la residencia: acudir a diario como parte del equipo de trabajo de un hospital o alguno de sus servicios asociados. No es sólo en centro principal, también hay centros de atención socio-comunitarios, de atención a la drogodependencia, o de rehabilitación psicosocial, entre otros. Todos dependen de un área hospitalaria.

«Experiencia vital»

Por tanto, el PIR es una «experiencia vital» que Caro recomienda «encarecidamente». No es sólo un proceso formativo, explicaba, sino que se adquiere experiencia profesional tras haber superado la evaluación de acceso a la plaza. Es un contrato laboral (por tanto, remunerado y con garantías sociales) con el Instituto Nacional de Salud (INSALUD). Además, se puede «compensar un poco» el sueldo con prolongaciones de jornada como las guardias.

Y, lo más importante, es una «vivencia de aprendizaje multidisciplinar», proseguía Caro, en la que el alumno trabajará con diferentes profesionales de áreas no sólo médicas, sino también psicosociales, entre otras. Un periodo vital en que se genera una «segunda familia» con los compañeros residentes y en la que progresivamente se pasa de acompañar al profesional adjunto hasta terminar siendo autónomo y responsable de sus propios pacientes. Siempre en un contexto «de supervisión y tutorización», abunda la coordinadora.

Además, Caro recuerda que, además del cambio cada cierto tiempo entre especialidades, la residencia contempla una parte de rotación externa de entre tres y cuatro meses; es decir, fuera del hospital que hemos elegido (en función de nuestra plaza y puesto). Esto significa que, «muy fácilmente puedas rotar durante ese periodo en cualquier lugar del mundo». Con un bagaje como este, Caro defiende que el alumno construye una «caja de herramientas» con aprendizajes que le permiten «desarrollarse como profesional».