Este año ha sido un año de grandes incendios forestales. Durante el verano, en las orillas del Mediterráneo, han ardido miles de hectáreas en diferentes partes, desde Grecia, hasta Italia y Argelia. En muchos casos, los incendios forestales son causados por causas que se desconocen, pero otros se sospecha de la actividad humana al encender barbacoas en el bosque o incluso algún desaprensivo que se encarga de encender diversos focos para que así el incendio sea incontrolable. Estas personas podría decirse que sufren de un trastorno psicológico específico conocido como pirómano. 

De hecho, a finales de julio, en la región italiana de Calabria, un dron consiguió grabar e identificar la actuación de un pirómano que causó un incendio en medio de un cañaveral. fue en la localidad de Curinga, en los campos junto a la playa y el hecho fue dado a conocer por el presidente de la región, Roberto Occhiuto, que compartió un video en redes sociales grabados por los drones del Proyecto Tolerancia Cero de Calabria en donde se ve al hombre encender el fuego entre los matorrales e incluso atacando al dron cuando se dio cuenta de que lo tenía encima. 

Pero ¿qué mueve a un pirómano para actuar como lo hace? El término «pirómano» proviene del griego «pyr» (fuego) y «mania» (locura), y se refiere a una persona que experimenta una compulsión incontrolable y recurrente de provocar incendios intencionadamente. Los pirómanos presentan una tendencia a sentir una atracción patológica hacia el fuego, lo que los impulsa a encenderlo repetidamente, independientemente de las consecuencias devastadoras que puedan resultar.

El perfil de un pirómano puede variar, pero generalmente involucra a individuos que enfrentan trastornos psicológicos subyacentes, como la conducta antisocial, trastornos de personalidad, problemas de control de impulsos y, en algunos casos, antecedentes de abuso de sustancias. Estos individuos a menudo experimentan un aislamiento social y una incapacidad para relacionarse con los demás, lo que puede empeorar sus impulsos destructivos.

La motivación detrás de los actos de un pirómano puede ser compleja. Algunos buscan una sensación de poder y control sobre su entorno, mientras que otros pueden utilizar el fuego como una vía para expresar frustraciones o liberar tensiones emocionales. La excitación que experimentan al ver las llamas arder puede actuar como un refuerzo para su comportamiento, reforzando así su deseo de encender más incendios.

Cuando un pirómano enciende un fuego y ve las llamas propagarse, puede experimentar una sensación de euforia o gratificación, lo que a su vez alimenta su necesidad compulsiva de repetir el acto. A menudo, se sienten fascinados por la destrucción y la belleza destructiva del fuego, lo que puede aumentar su atracción hacia este comportamiento.

El tratamiento de los pirómanos puede variar según la gravedad del trastorno y las circunstancias individuales. En muchos casos, se requiere una intervención psicológica intensiva que incluya terapia cognitivo-conductual para abordar los patrones de pensamiento disfuncionales y aprender habilidades de control de impulsos. El uso de medicación puede ser considerado en ciertos casos para ayudar a tratar problemas subyacentes, como la ansiedad o la depresión.

En cuanto a la legislación, en la mayoría de los países existe una regulación específica para castigar los delitos relacionados con incendios provocados. Las penas varían según la jurisdicción y la gravedad del delito, pero pueden incluir sanciones económicas, servicio comunitario, libertad condicional o penas de prisión significativas. En España, en concreto, las penas por piromanía varían según la gravedad del delito, que está tipificado como tal en el Código Penal. Las penas para los pirómanos pueden ser de prisión de entre uno y cuatro años, dependiendo de la gravedad del incendio o si causa daños materiales o personales. En los casos más graves, la legislación estipula penas de diez años o más. Además de las penas de prisión, las personas condenadas por piromanía también pueden ser condenadas a pagar multas y a ser inhabilitadas para ciertos trabajos.

La pregunta está ahora en cómo se pueden prevenir los incendios forestales causados por estas personas. Lo primero sería la educación de la población en general, sobre los peligros del fuego y los riesgos de la piromanía, así como vigilar los bosques y zonas de riesgo de incendio. También es importante que si se conoce a alguien que pueda tener este trastorno que busque ayuda de profesionales para tratarlo adecuadamente.

Asimismo, es importante que se dispongan de equipos de extinción de incendios y de personal entrenado para su uso, y desarrollar planes de evacuación en caso de incendio. 

En cualquier caso, hay que recordar que los pirómanos sufren de un trastorno psicológico y que como tal requieren de atención médica especializada.