La clara diferenciación que hacen los jóvenes entre la identificación de ciberacoso en público o privado es alarmante. Más de la mitad no identifica la crítica en privado a un compañero o amigo como ciberacoso y 4 de cada 10 ni siquiera tiene conciencia de que insultar por privado a otra persona sea acoso. Nada más lejos de la realidad, insultar y amenazar en redes sociales puede convertirse en un delito si se ejerce de forma reiterada.

Así lo refleja el III Estudio sobre la percepción del bullying en España, a cuya presentación asistimos, que aborda una de las cuestiones que más preocupa a la comunidad educativa y que es atendida en el Máster de Psicopedagogía de la UDIMA.

Más datos de interés. Un 15% de los niños y jóvenes preguntados afirma que en alguna ocasión se han burlado de ellos en redes sociales o a través de WhatsApp. En el caso concreto de los insultos, un 13% confiesa haberlos recibido.

Por otro lado, un 12% reconoce que el ciberbullying lo han ejercido ellos mismos, afirmando haberse burlado de algún compañero o amigo en redes sociales o a través de WhatsApp.

Pero quizás, lo más grave sea, o, si se quiere, preocupante, que el 53% de los niños considera que criticar a una persona en privado por Internet no es ciberbullying. Un 42% considera que tampoco es ciberbullying insultar, si el insulto tiene lugar por privado y en Internet.

Curiosamente, los porcentajes cambian si nos referimos a hacerlo de forma pública: el 77% considera que insultar públicamente por Internet sí es ciberacoso.

Así mismo, el 23% de los menores no considera que publicar o distribuir fotos o vídeos de una persona en Internet sin su consentimiento sea considerado ciberbullying. Sin embargo, esto está tipificado como delito a la intimidad. Un 8% de los niños y adolescentes encuestados confiesa que se han subido fotos o videos comprometidos suyos a redes sociales o WhatsApp sin su consentimiento.

Datos para la reflexión, desde el punto de vista psicológico, educativo y personal, como padres que la mayoría somos.