Archivos de Autor: Ana Rubio

Par Aureliamoz — Travail personnel, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=110803067

Vivian Maier, la niñera-fotógrafa revelada

La historia de la fotografía se asemeja tanto a la del periodismo que casi es la misma. Todas las tendencias que han existido en esta profesión se podrían analizar a través de la fotografía o el fotoperiodismo. La imagen habla por sí sola y suele estar presente en todas las facetas de nuestra vida. También hay imágenes que permanecen imborrables en nuestra memoria para siempre. Una de ellas es la famosa portada del National Geographic que retrataba a la niña afgana, Sharbat Gula. En ese momento, todos los fotógrafos querían emular a Steve McCurry, autor de la obra.

La fotografía cada día está más cotizada. Un lector asiduo a un periódico puede recordar con más facilidad una noticia, sus personajes, el espacio donde se ha producido e incluso la trascendencia de la acción por la fotografía. Por ello, se dice que una imagen vale más que mil palabras. Sin embargo, son muchos los medios de comunicación que suelen retocar las imágenes hasta el punto de manipularlas. Es aquí cuando debemos resaltar la función de la fotografía como testimonio fidedigno y transparente de la realidad. Si bien la información escrita puede deformar la verdad, la imagen en prensa debe captar el momento del hecho de forma fiel, constituyéndose como un medio de comunicación no verbal al servicio de los acontecimientos.

Desde la fotografía de aquella niña afgana, el interés por McCurry empezó a subir como la espuma y era considerado un referente en el trabajo de documentar hechos con la fotografía. De ahí la sorpresa cuando saltó la noticia de que había manipulado algunas de sus fotografías más célebres. Aquellas que habían dado la vuelta al mundo. ¿Y cómo se descubrió el engaño? El fotógrafo italiano Paolo Viglione fue a ver una exposición del artista y se percató de que una zona de la imagen estaba malamente clonada.

En el momento actual caracterizado por el cuestionamiento de la veracidad de los medios de comunicación, debemos apostar por una fotografía real. Una que incorpore el menor tipo de modificaciones éticas y estéticas posibles, para que los ciudadanos otorguen de nuevo a los medios de comunicación el papel social de la expresión de la verdad.

Algunos autores señalan que no hay nada malo en la manipulación fotográfica y nos recuerdan los casos de David Lachapelle y de Anne Leibovitz, cuyos trabajos se basaban, precisamente, en eso, en manipular. El problema ético viene cuando todo tu prestigio fotográfico se basa en hacer una foto documental directa y usas la manipulación a escondidas para mejorar tomas que no te salieron tan bien. Son conductas muy alejadas de aquella ética periodística que nos enseñaban en las facultades de periodismo bajo el título de «Deontología periodística».

Nada de todo esto parecía conocer la fotógrafa Vivian Maier, uno de los fenómenos en el mundo del arte más llamativos de los últimos tiempos. Maier, fotógrafa-niñera, acudía a todas partes siempre con su cámara colgada del cuello. Su especialidad eran los retratos de mujeres, ancianos o indigentes como gesto de identificación: Vivian era personal de servicio en la sociedad americana clasista de los 50 en EEUU y, como los rostros que tenía preferencia por retratar, pertenecía a un colectivo sometido por las clases acomodadas.

En 2013, un documental bajo el título de Finding Vivian Maier, dirigido por John Maloof, narra la personalidad de esta interesante mujer que, a lo largo de su vida, realizó más de 150.000 fotografías, para acabar falleciendo arruinada en un psiquiátrico en 2008, a la edad de 83 años. El propio documental hace hincapié en todos los esfuerzos que Vivian hizo por ocultar su obra. Quienes la conocieron aseguran que Maier hubiera odiado su fama estelar. Una exposición reúne ahora algunas de las mejores imágenes de la niñera-fotógrafa. La sala Kutxa Kultur Artegunea acoge 135 fotografías, 33 de ellas inéditas en España, de esta artista que logró la fama de forma póstuma.

Sala Kutxa Kultur: La fotógrafa revelada. Del 21 de junio al 20 de octubre de 2019.

Un largo secuestro con un final feliz

«Siento no haber podido escribir durante estos seis meses». Con estas palabras, Javier Espinosa se fundía en un fuerte abrazo con el director del diario El Mundo, Casimiro García- Abadillo, al llegar a la redacción del periódico. Junto con su colega, Ricardo García Vilanova, estos hombres de gran fortaleza mental fueron liberados el pasado domingo tras sufrir casi seis meses de cautiverio, concretamente, 195 días. Ha sido un secuestro duro y largo pero que, afortunadamente, ha tenido un final feliz.

Periodistas de pura cepa. Javier y Ricardo han sido de los pocos que han tenido el valor de adentrarse en un territorio como Siria, avispero de infinidad de grupos armados, con el objetivo de tratar de contar lo que nadie podía contar, puesto que ha sido una guerra muy complicada de cubrir por parte de los medios de comunicación. Un conflicto que, después de tres años, ha dejado más de 130.000 muertos y dos millones y medio de refugiados.

García- Abadillo recordaba a Carlos Herrera en Herrera en la Onda que en la zona donde han estado secuestrados los informadores siguen en cautiverio muchos más, algunos de ellos llevan incluso más de ocho meses, y resaltó el hecho de que España ha sido el único país que ha conseguido liberar a sus periodistas, a pesar de que algunos de los reporteros secuestrados pertenecen a países tan influyentes como Francia, Alemania o Estados Unidos. Como suele ser normal en esta clase de situaciones, el silencio y la discreción empañan las ganas de conocer la historia sobre lo sucedido. Una historia que el director de El Mundo ha calificado de «tremenda».

No es la primera vez que retienen a Javier Espinosa en un conflicto. En 1999 ya estuvo secuestrado en Sierra Leona ante lo que él mismo definió como «unas vacaciones». «Aquí los únicos que corren peligro son las monjitas y los misioneros. Yo no soy héroe ni nada. Ellos sí», declaró en ese momento. Tampoco podemos olvidar hace dos años cuando estuvo varios días incomunicado con su medio al estar retenido en la ciudad siria de Homs. O cuando todos los periodistas abandonaban la ciudad libia de Misrata, Espinosa, que había llegado en un barco, narraba el conflicto refugiado en un gimnasio junto a su compañero García Vilanova.

Sin embargo, la anécdota que mejor explica el compromiso de estos hombres con su profesión es aquella en la que Espinosa, con la clavícula rota al tratar de subir a un vehículo en Libia, perdió su cuaderno en medio de una huida. En ese instante, el periodista de anchas patillas no dudó en bajarse del coche y ponerse a buscarla en medio de la calle, bajo el fuego de las tropas gadafistas. Estaba perdiendo lo más preciado para él, de hecho, lo único que realmente tenía valor: la crónica que había escrito aquel día.

Y Canal NOU dio su peor noticia

Los 24 años de existencia de la Radio Televisión Valenciana (RTVV) llegaron a su fin esta semana tras hacerse pública la decisión del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) de anular el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afectó a un millar de trabajadores del ente. José Císcar, vicepresidente y portavoz del Consell, afirmó el pasado mes de septiembre que, de anularse dicho ERE, no sería viable sostener una televisión pública con casi 1.330 trabajadores. Por lo que este martes, 5 de noviembre, se comunicó la decisión de cerrar la empresa.

Hacia las 19.40 horas, el presentador de informativos Frederic Ferri comunicaba a los telespectadores «la peor noticia» posible sobre «la televisión de todos los valencianos». Curiosamente, el anuncio del cierre de la sociedad se producía el mismo día que Canal NOU anunciaba la vuelta a la pantalla de la serie de éxito ‘L’Alqueria Blanca’, con una reducción del 25 por ciento en el presupuesto. Era la primera vez en nuestro país que, en una serie de ficción, la productora asumía parte de los riesgos al compartir el canon de publicidad y se recurría a financiación privada para paliar la caída de inversión de la cadena.

Apenas ocho horas después de que los trabajadores de la cadena tomaran el control de la programación y pasaran a emitir espacios especiales denunciando la mala gestión, la cadena triplicó su audiencia cerrando la jornada del miércoles con una cuota de pantalla del 9,4%. Ante la amenaza de irse a negro, los periodistas han organizado una parrilla alternativa para dar cobertura a las protestas contra el cierre y las reacciones de la oposición política y las organizaciones de la sociedad civil.

Como no podía ser de otra manera, las miradas apuntan ahora hacia Telemadrid. En la manifestación que protagonizan cada jueves los ex trabajadores afectados por el ERE, el cierre de Canal NOU ha estado muy presente. Muchas han sido las voces de apoyo de este colectivo hacia los trabajadores de RTVV a la vez que señalaban que ese cierre afectaba poco a su actual situación, al encontrarse ya fuera de la empresa. Al grito de «¡Que no, que no, que no tenemos miedo, que no!», decenas de personas se han manifestado frente a la sede del Gobierno regional junto a las denuncias contra Ignacio González, habituales tras el despido de 861 trabajadores por medio de un ERE declarado improcedente en primera instancia judicial.

No deja de resultar desafiante el hecho de poner en la calle a cerca de 1.700 trabajadores y cerrar un servicio público, por escasos que fueran sus usuarios. La pobre defensa de Alberto Fabra contraponiendo derechos, por ejemplo,  «si quieres tener derecho a una escuela, renuncia a tu derecho a tener una televisión pública», ha sido un discurso que roza lo demagógico. Es cierto que la Comunidad Valenciana está intervenida de hecho por el Ministerio de Hacienda; pero no tanto como para que Cristóbal Montoro le diga a Fabra en qué se tiene que gastar el dinero. El presidente es quien tiene la última palabra y decide cuáles son sus prioridades. Ya ha demostrado claramente cuáles son.

Cuando los datos cuentan historias

En plena crisis del periodismo, una nueva especialidad procedente de Estados Unidos está calando en nuestro país con fuerza, se trata del Periodismo de Datos, también conocido en inglés como Open Data.
Internet ha traído consigo una innumerable cantidad de informaciones llenas de cifras y datos que saturan en ocasiones a los usuarios. La ventaja para los periodistas es la posibilidad de hacer uso de unas nuevas herramientas con la ayuda de la tecnología para mostrar a los ciudadanos realidades basadas en la evidencia, sin temor a incurrir en sesgos o parcialidades.
El periodismo de datos es en España un campo verdaderamente minoritario. Entre otras cosas porque la principal barrera a la que se enfrentan quienes desean indagar en el tema es la ausencia de una Ley de Transparencia. De hecho, nuestro país es el único de Europa que no cuenta con una ley de estas características, si bien el Gobierno actual ha puesto en marcha un Proyecto de Ley de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno.
Sin embargo, en los últimos años han surgido iniciativas muy interesantes, como la llevada a cabo en Madrid por el grupo de investigación de Medialab-Prado, donde mensualmente se reúnen expertos sobre el tema y se realizan cursos y talleres sobre esta especialidad de manera totalmente gratuita.
Precisamente, del 24 al 26 de mayo tendrán lugar en Madrid y Barcelona las I Jornadas&Hackathon de Periodismo de Datos y Open Data. Este es el evento puntual más grande hecho hasta la fecha sobre periodismo de datos en nuestro país y está organizado por el grupo español de la Open Knowledge Foundation.
En cuanto a los cursos que se imparten en la actualidad podemos destacar dos: el organizado por la Asociación de la Prensa de Madrid sobre Periodismo de Datos y el Knight Center for Journalism in the Americas, centro que pertenece a la Universidad de Texas de Austin. Este último ofrece un curso en abierto sobre Periodismo de datos que comienza hoy, 13 de mayo. El curso es impartido por la periodista y experta en la materia Sandra Crucianelli. Tiene una duración de cinco semanas y es de acceso libre y gratuito previo registro en su web.
Más allá de las propuestas ligadas al periodismo, hay algunas iniciativas creadas para facilitar la participación activa de la ciudadanía mediante las tecnologías de la información. Es el caso de Analizo.info. Uno de sus fundadores, Diego Álvarez, considera erróneo publicar “datos brutos” en la red, puesto que estos deberían ser previamente interpretados, en su opinión. “Los datos cuentan historias, pero son las historias las que emancipan a la propia ciudadanía”, señala Álvarez.