Archivos de Autor: Luis Miguel Belda

“Disculpe, no le he entendido”

El progreso, a veces, camina en sentido contrario, gracias a Dios. Echar la vista atrás a aquello que funcionó en su día y sigue funcionando es casi una terapia que algunas empresas se aplican para no perder clientes, porque detectan que con las nuevas tecnologías sus potenciales clientes, no es solo que no se aclaren del todo, sino que sin más dan un portazo y se van.

Los programadores e innovadores informáticos son esos seres que trabajan sobre lenguajes diferentes a aquellos que usan las personas, y, si no tienen una dirección que les encamine por la vía más humana posible, acaban generando soluciones que, como si se tratara de una fiesta endogámica, solo entienden ellos y los que son como ellos, pero jamás implementarían sus propios padres, salvo que sean como ellos.

No es una crítica, o sí, pero siempre constructiva. Las nuevas tecnologías, la digitalización en su conjunto, ha derribado grandes muros, cierto, pero también levantados otros, como aquellos que, con alambrada incluida, han dejado fuera de juego a las personas mayores. No hay más que pensar en cómo las entidades financieras, los bancos de toda la vida, penalizan con horarios tan restringidos y tempranos, casi insultantes, cualquier típica operación que solo aquel que fue padre de la generación baby boom, tan de moda ahora, es capaz de hacer.

Nuestros abuelos no es que estén disgustados con los bancos, es que lo están con las compañías de seguros, con las compañías de telefonía, con todo aquello que pueda imaginarse que presta un servicio que hoy es lo menos personalizado que se pueda uno imaginar, por más que de esa misma expresión, la personalización (en favor del cliente), se les llena la boca a esas mismas compañías.

¿Tan difícil es poder ser atendido por una persona como uno mismo a la hora de hacer una gestión bancaria con el dinero de uno (no se olvide este dato), o una reclamación o, sencillamente, una consulta para aclarar una duda? Pues no, casi todas las compañías se han acogido a la ‘quinta enmienda’ de que sea un chatbot el que se apañe con el cliente.

Una inteligencia artificial, fruto del denodado esfuerzo de aquel programador, aquel figura de las nuevas tecnologías que un buen día llamó a la puerta de su jefe en la compañía y le dijo: “Con esto usted se va a ahorrar no se cuántos empleos y, además, será tan complejo que el cliente que quiera reclamar, o sin más, molestar terminará por desistir, sin que ello repercuta en la imagen de la compañía”. O eso creen esas compañías.

Algunas, como la popular Telefónica de toda la vida, aquella cuyo servicio de atención al cliente durante décadas impulsó la venta de tranquilizantes, se dio cuenta un día de todo lo malo que estaba haciendo, empezando por la atención por medio de un bot, herramienta inútil donde las haya (habrá sus defensores, pero, por fortuna, decrecen con la experiencia), que, no solo termina por sacar de sus casillas a los clientes, sino que, simplemente, no termina de dar con la solución.

Pruebe usted a decir al bot aquello de “Por favor, ¿podría ponerse un operador/a/e?”. Por toda respuesta obtendrá un, igualmente amable, “Disculpe, no le he entendido. Por favor, repita”. La hoy Movistar fue lista y recopiló durante años todas las quejas de sus clientes y creó una low cost, O2 que, lo que son las cosas, se publicita como la solución a todo aquello malo de otras compañías, como la suya propia que es Movistar -paradojas de la vida-. Pruebe a llamar a O2: le atenderá una persona, no un bot idiota con tonito de ‘a ver quien se agota antes, usted o yo’.

Yoigo, otra compañía está en plena campaña publicitaria con este mensaje: “Si nos llamas y quieres ser atendido por una persona, te atenderá una persona”. Cuando lo vi estos días me saltaban las lágrimas. Las empresas empiezan a darse cuenta, pensé, de que no todas las soluciones informáticas son eso mismo, soluciones, sino impedimentos. Hay que volver a la persona.

Personas -que, por cierto, son empleos, y eso no está mal del todo-, solo se ponían, se ponen al teléfono cuando dices la palabra mágica: “Quiero contratar…”, aunque sea absolutamente mentira. Ni un segundo el bot deja de interrumpir y de hacerme perder mi valioso tiempo y le sustituye una persona como yo. ¿No ha probado nunca a decir eso de ‘quiero contratar, dejarme todos mis ahorros en ustedes’ cuando quiere consultar algo o reclamar? Una persona le atiende a uno en segundos, sin que tenga que pulsar 1, 2 o 3 para ir a otra casilla, y así hasta el infinito, y de cabeza al ansiolítico. No está mal la solución, y eso que no soy informático.

España, nido de talentos tecnológicos autodidactas

Eso piensa la secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, Carme Artigas, quien, ante la falta de formación en algunos ámbitos, los más innovadores y disruptivos, el mundo tecnológico se ha convertido en un “mundo de autodidactas”, y “en esto España es un nido de talento”.

En una entrevista concedida al periodista Graciano Palomo para el espacio divulgativo que dirige y presenta, Territorio Líder, producido por UDIMA Media, la unidad audiovisual de la Universidad UDIMA, Artigas apunta que es fácil comprobar cómo en las principales compañías tecnológicas o en los principales centros de investigación del mundo “hay españoles como directivos o científicos. Está lleno de españoles”.

Lo que ha ocurrido, se lamenta Carme Artigas, “es que esta elite científica y tecnológica no ha encontrado en España la posibilidad de desarrollar aquí ese talento y se ha ido fuera porque no hemos sabido retenerlos”.

En la entrevista, Carme Artigas es preguntada por qué es en concreto la inteligencia artificial, la cual define como un conjunto de tecnologías que, gracias a la evolución que hubo desde 2006 en el procesamiento masivo de datos, lo que se conoce como el big data, y el procesamiento en la nube, “nos permite encontrar patrones en los datos que, a su vez, nos permiten predecir comportamientos, lo que se conoce como machine learning”.

“Esto al final se suma con tres cosas que hasta ahora el hombre hacía mejor que las máquinas”, agrega, “que era interpretar textos, interpretar imágenes e interpretar voz. Hoy en día”, avisa la secretaria de Estado, eso “ya no es así. Las máquinas también interpretan todo eso y eso está dando pie a cantidad de aplicaciones muy sofisticadas hasta el punto de poder tomar decisiones automáticas”.

Es en este punto donde, a su juicio, la IA, y por primera vez, “demuestra que es una tecnología que puede pensar y es ahí donde tenemos que ver cómo impacta esta tecnología en el nuevo rol que ser humano debe tener en el mundo digital”.

El sector de la informática, en pie de guerra contra la ley educativa del Gobierno español

La razón no es otra que el currículo en el que trabaja el Ministerio de Educación no contempla la impartición de nociones básicas sobre informática hasta muy avanzada la educación preuniversitaria. Y sin conocimientos sobre esta materia, malo está el cuento para una generación que habrá de entrar de cabeza en un mundo profesional cada vez más digitalizado, el cual requiere, requerirá cada vez más, saber qué hacer con herramientas que serán de uso común y diario.

La Sociedad Científica Informática de España (SCIE), el Consejo de Colegios de Ingenieros Técnicos en Informática (CONCITI), el Consejo de Colegios de Ingenieros en Informática (CCII), las Asociaciones de Profesores de Informática de Andalucía y de la Comunidad Valenciana, AAPRI y APICV, la Reunión de Estudiantes en Ingenierías Técnicas y Superiores en Informática RITSI y la Conferencia de Decanos y Directores de Ingeniería Informática (CODDII), entre otras asociaciones y entidades, están promoviendo acciones comunes para generar conciencia sobre el problema y tratar de que se corrija, en lo posible, esta decisión.

En un manifiesto, que circula desde antes de finalizar 2021, lamentan que la última reforma educativa (LOMLOE), más conocida en su día por la Ley Celaá, en honor a su promotora, cesada al poco de entrar en vigor la normativa, haya eliminado del Bachillerato y, en general, del currículo preuniversitario, las materias relacionadas con Informática (antiguas TIC -tecnologías de la información y las comunicaciones-). “Entre las 42 materias incorporadas para todas las modalidades, no hay lugar para la informática”, deplora el comunicado.

Las entidades que promueven este manifiesto expresan su “sorpresa y rechazo por la marginación en que queda la informática en la LOMLOE”. En su opinión, reza el manifiesto, “la permeabilidad actual de la informática en todos los ámbitos sociales y profesionales no puede ser limitada a una formación puramente instrumental del manejo de ordenadores, dispositivos móviles y software (competencia digital), sin proporcionar ninguna educación en los principios científicos y tecnológicos de esta disciplina”.

Porque recuerdan quienes demandan una vuelta atrás en esta aparente retirada de una formación tan esencial, que el objetivo de mantener la enseñanza de materias vinculadas con la informática en el ámbito preuniversitario “es formar a las próximas generaciones en los fundamentos de la sociedad digital junto a la generación de nuevas vocaciones, en especial entre las mujeres jóvenes, para vencer estereotipos e incidir en la brecha de género, un pujante sector profesional que sin embargo atrae tan solo a un 14% de mujeres jóvenes a carreras de este campo, vinculadas con la ingeniería informática o profesiones STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas)”.

El Consejo de Colegios de Ingenieros en Informática apunta a la necesidad de que los ciudadanos del futuro conozcan la disciplina informática para manejarse en una sociedad cada vez más digital en todos los sentidos. “La educación en informática es fundamental para formar a los ciudadanos del mañana, no sólo por el impacto del pensamiento computacional y las competencias digitales en la empleabilidad sino en la vida diaria, al estar inmersos en un proceso de transición digital acelerada”.    

Así las cosas.

‘5 herramientas que todo ingeniero de software debe conocer’

La Escuela de Ciencias Técnicas e Ingeniería de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, celebrará dos workshops en noviembre en colaboración con el clúster GuayaquilTech, a iniciativa del director de Relaciones Internacionales, Fredy Araújo y de la profesora y directora del Departamento de Informática, Vanessa Fernández.

La primera de las ponencias tendrá lugar este sábado, día 13, a las 11.00 horas (hora de Ecuador) y 17.00 horas (hora de España) en la que intervendrá Antonio Martín, Ingeniero Superior en Informática y Profesor en la UDIMA del Departamento de Informática.

En ella se tratará de las consideradas las cinco herramientas que todo ingeniero de software debería manejar, como son MariaDb: Columnstore vs mysql, Pentaho data integration, Docker Compose ->, Aprendizaje automático de escritorio con Orange, y mensajería en aplicaciones RabbitMQ.

Las personas interesadas pueden registrarse clicando en este enlace.

Cómo implementar con éxito el análisis de datos en una empresa

Aunque cada vez son más las empresas que recopilan datos, no todas consiguen aprovecharlos de la manera óptima. De hecho, en muchas ocasiones las empresas no son capaces de extraer toda la información que podrían de los datos que almacenan ya que el verdadero valor de los mismos no reside en la capacidad de recopilación o el volumen, sino en el valor que se extrae de los mismos.

Desde Shapelets, plataforma española especializada en Data Science, explican en una nota de prensa  que “para extraer todo el potencial de los datos, las empresas tienen que ser capaces de realizar un análisis completo y correcto de los mismos. Solo una buena interpretación de los datos ayuda a los negocios a extraer información útil que puede mostrar tendencias y aportar información relevante para la toma de decisiones, la creación de nuevos productos o el desarrollo de servicios innovadores”.

Así, para implementar con éxito el análisis de datos en una empresa es necesario crear un entorno en el que los científicos de datos puedan ser eficientes. Un objetivo para el que Shapelets recoge a continuación los siguientes consejos:

Usar herramientas de análisis que sean compatibles entre sí. Uno de los mayores problemas a la hora de analizar los datos es el tiempo que tardan los científicos para acceder a la información. En muchas ocasiones el acceso a los datos depende de un superior que debe autorizar dicho acceso, lo que genera retrasos en los análisis. Pero no solo eso, sino que, además, habitualmente las herramientas que usan los equipos utilizan lenguajes o entornos distintos, lo que también lo retrasa. Ante eso es importante que a la hora de implementar un equipo de ciencia de datos se busque la eficiencia utilizando herramientas compatibles y que se reduzcan las tareas no eficientes.

Distribuir la información obtenida del análisis de datos a todas las esferas de la empresa. En ocasiones los resultados obtenidos tras el análisis de los datos no se llegan a integrar en los procesos de toma de decisiones porque la colaboración entre departamentos no está desarrollada. Para evitarlo es importante que los equipos de negocio conozcan los procesos que lleva a cabo el científico de datos y los resultados que estos pueden obtener, para que de esta manera se comprenda mejor su trabajo y se le de el valor real que puede ofrecer a la empresa.

Controlar y optimizar el tiempo que se dedica al soporte. Debido al uso de diferentes herramientas, los equipos dedican mucho tiempo a actividades relacionadas con el soporte y mantenimiento. Lo que, evidentemente, reduce el tiempo que se dedica a la extracción y análisis de los datos. Si los administradores de tecnología tienen que dedicar la mayor parte de su tiempo a resolver problemas y actualizar entornos, el tiempo que queda para que los científicos de datos realicen su labor sobre las herramientas es menor del deseable.

Disponer de las herramientas que permiten llegar al nivel adecuado de análisis y a un precio razonable. A veces se usan modelos o sistemas de aprendizaje autónomo que no son escalables y no pueden implementarse en las aplicaciones. Lo que supone un desafío y un retraso a la hora de realizar análisis o simplemente no les deja realizarlo. Por ello, es importante que las empresas valoren los métodos que van a utilizar antes de aplicarlos y verifiquen que son escalables para mejorar en eficiencia.

Dotar al proceso del presupuesto adecuado. El presupuesto que destinan las empresas al análisis de datos es alto, pero siempre hay vías de mejora. Los científicos de datos deben valorar cómo obtener los mejores resultados con el presupuesto del que disponen ya que la inversión disponible para estas partidas puede no llegar a cubrir las herramientas necesarias. Por eso, es recomendable que las compañías sean conscientes de las limitaciones que genera no tener los elementos clave por un aspecto de presupuesto, y que bien se incremente si no es el suficiente, o bien se selecciones las plataformas más óptimas, si desean obtener mejores resultados.