La ciberseguridad no es asunto solo de una organización, sino también de las personas. Tomar en cuenta algunos tips básicos de ciberseguridad contribuyen a la salvaguarda óptima de información y evitar ataques cibernéticos.
Entre los consejos para crear contraseñas seguras se pueden encontrar desde utilizar una combinación de letras (mayúsculas y minúsculas), números, y caracteres especiales como (!, @, #, $, %) hasta emplear un gestor de contraseñas que, de forma automática pueden generar contraseñas seguras y almacenarlas de manera segura para que no tener que recordarlas todas.
Otros consejos para elegir una contraseña segura son “no combinar letras mayúsculas y minúsculas: incluir tanto letras mayúsculas como minúsculas en una contraseña puede aumentar significativamente su complejidad y no usar información personal: no se debe utilizar información personal, como nombres, fechas de nacimiento o números de teléfono, como contraseñas”.
Si bien, autoridades e incluso empresas cada vez más apuestan por la cultura de ciberseguridad de las organizaciones es destacable compartir que el pasado año,“el 73% de las 200 contraseñas más comunes en 2022 siguen siendo las mismas. Además, el 83% de las contraseñas de la lista de este año se pueden descifrar en menos de un segundo”.
La importancia de adquirir cultura en este tema radica no solo en el costo económico que representan para empresas, sino también a nivel personal.
Las filtraciones de datos pueden llevar a la usurpación de identidad, el acoso cibernético puede causar daños emocionales duraderos, y los ataques a infraestructuras críticas pueden poner en peligro la seguridad nacional. Además, la confianza en la tecnología y en la economía digital se tambalea cuando la seguridad no es garantizada.
Es por ello que la docente y especialista, Nieves Balboa Mingo, profesora de la Universidad UDIMA, comparte que “para defendernos de las ciberamenazas lo básico es detectarlas, tipificarlas, ver de dónde vienen, e identificarlas atribuyendo el origen del ataque, esto último suele ser lo más difícil. La amenaza buscará la intrusión en su objetivo, obtener los mayores niveles de acceso e, incluso, permanecer para aprender; finalmente obtener información o dañar, destruir. Lo interesante es determinar el propósito de la amenaza, antes que se materialice. Ese propósito suele ser: ciberespionaje, cibersabotaje, ciberterrorismo y atentar contra las instituciones o la organización objetivo”.