Por Andrés Sancho Miguel (alumno de la asignatura de Fundamentos de Termodinámica y mecánica de fluidos)
Según una encuesta del CIS, el 38% de los españoles no está satisfecho con el aislamiento contra el calor y el frío de sus viviendas. Esto nos da que pensar la forma en la que los arquitectos diseñaban nuestras viviendas. Y es que prima más un edificio bonito que uno eficiente, donde tanto el diseño como la ubicación van más encaminados a agradar la vista que a reducir el consumo de energía y las emisiones de CO2 a la atmósfera.
La orientación del edificio es clave, ya que un edificio orientado al norte va a recibir menos horas de luz (y por tanto, calor) que uno orientado al sur, y dependiendo de la zona en la que se localice, nos va a beneficiar o no.
El diseño del edificio y los materiales que utilizamos en los cerramientos intervienen de forma directa en la demanda energética, ya que dependiendo del espesor y los materiales utilizados, vamos a tener una conductividad térmica diferente.
Uno de los aspectos en los que más energía podemos ahorrar, es en la elección del aislamiento térmico. Éstos pueden ser de diversos materiales como fibra de vidrio, lana de roca,… y se caracterizan por tener una elevada resistencia al paso de calor. Esto se mide en conductividad térmica (ʎ), y cuanto menor sea su valor, tendremos mayor capacidad aislante.
Es decir, que para definir el aislamiento de los cerramientos que componen un edificio, lo realizaremos a través de la transmitancia térmica (U), que es la inversa de la suma de las resistencias térmicas de todas las capas que componen el cerramiento más las resistencias térmicas superficiales interior y exterior. A pequeños valores de U, más resistencia opone el cerramiento al paso de calor, por tanto más aísla.
Por lo tanto el diseño del edificio tiene mucha importancia de cara a la eficiencia energética del mismo, mucho más ahora que ha entrado en vigor una normativa por la que se dice que es obligatorio que todos los edificios posean un etiquetado energético similar al de los electrodomésticos. Para ello, el Instituto para la diversificación y ahorro de energía (IDAE) ha puesto a disposición de los técnicos competentes una herramienta que permite realizar los cálculos de una manera rápida de cara a obtener los certificados energéticos pertinentes. Todo esto impulsado por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo y el Ministerio de fomento. Se trata de los programas informáticos denominados CE3 y CE3X, en los que introduciendo datos constructivos nos realizan los cálculos necesarios para emitir el certificado.
Y todo esto con el objetivo de la disminución del impacto energético y medioambiental, sin necesidad de renunciar a la estética y otros factores que hagan nuestra vida más agradable.