[roksprocket id=»3″]Aportación de realizada por Jon Aseguinolaza, alumno en el grado de Ingeniería en Organización Industrial de la UDIMA.
Estamos en un mundo en el que dependemos absolutamente de la energía y donde las cada vez mayores demandas de energía están haciendo que tengamos que pensar en energías alternativas al petróleo, gas y carbón. Fuentes de energía que parece que se agotarán antes de lo esperado, debido al incremento constante de demanda energética.
Las últimas revoluciones energéticas
En los años 80 se empezaron a desarrollar las energías renovables como futura alternativa a los hidrocarburos. Estas, además de no contaminar, tienen unas fuentes de energía imperecederas. Con el devenir de los años se están desarrollando e implantando cada vez más, aunque por ahora no parece que puedan abastecer toda la energía que necesitamos, si que son un muy buen complemento a las fuentes de energía fósiles y han hecho que países con recursos naturales, dependan menos del petróleo y el gas.
En los albores del siglo XXI, se empezó a investigar otra forma de obtener energía fósil. Aunque no se buscaba otra fuente de energía, si que se buscaba otra forma de obtenerla y así aumentar las reservas existentes. Se trata del Shale gas y el Shale oil, más comúnmente conocidos como fracking. El boom del fracking ha llegado en los últimos años, provocando un cambio importante en el mapa energético mundial, donde Estados Unidos pasa a ser uno de los mayores productores y como consecuencia de estos cambios, el aumento de la oferta y el incremento de reservas explotables, el precio del barril de petróleo ha bajado hasta niveles insospechados hace muy poco tiempo, como se puede ver aquí.
Otro hito importante en esta revolución energética continua, fue el accidente ocurrido en la central nuclear de Fukushima, en Japón en 2011.
A raíz de este accidente, muchos países en los que la energía nuclear es muy importante, se plantearon ir abandonándola y buscar alternativas energéticas, que puedan sustituir a las centrales nucleares. Japón es el caso más extremo, habiendo suspendido la generación de energía en centrales nucleares desde el accidente de Fukushima. Esto ha hecho que su consumo de gas natural se haya disparado, siendo el mayor importador de gas mundial y el que mayor factura paga.
Como consecuencia de esta factura y sobre todo de la gran dependencia energética que le supone a Japón ( ya que tienen que comprar casi todo el gas), se han lanzado a una carrera en busca de la fuente de energía que les haga “independientes” energéticamente hablando.
Aquí es donde se está gestando la próxima revolución energética, es otro hidrocarburo, uno que aún no se explota, que promete abrir una nueva etapa en la historia energética global que, quizá, arrancará en apenas diez años. Se trata de los hidratos de metano.
Hidratos de metano
Se trata de moléculas de metano encerradas en moléculas de agua congelada, formadas por la combinación de bajas temperaturas y alta presión. Se encuentra a partir de los 500 metros de profundidad en gran parte de los lechos marinos y a tan sólo 150 metros en los suelos de las regiones polares. El 98% de las reservas se encuentra en depósitos submarinos y el 2% restante en tierra firme, cerca del Ártico.
Se cree que las reservas de hidratos de metano superan a todas las de petróleo, gas natural y carbón juntas. Los expertos aseguran que solo con hidratos de metano hay un suministro energético para un siglo.
Además de ser más abundante que otros hidrocarburos, la quema controlada de metano, para conseguir energía, es menos contaminante que la combustión de petróleo o carbón. También tiene un gran poder energético, ya que un metro cúbico de hidrato de metano equivale a 164 metros cúbicos de gas metano.
No todo son ventajas, ya que la liberación incontrolada de metano es entre 15 y 20 veces más nociva que la de dióxido de carbono, pudiendo acelerar de forma muy preocupante el efecto invernadero. También su explotación conlleva riesgos considerables para el entorno de los yacimientos y estos riesgos hacen que todavía no sea comercialmente rentable.
La extracción del gas de un área localizada no presenta muchas dificultades, pero evitar la descomposición de los hidratos y la consecuente liberación de metano es más complicado.
Actualmente, los científicos están apostando por la despresurización (cambiar la presión para disociar las moléculas de agua y las de metano) en sus investigaciones. Es el método más económico y con más probabilidades de convertirse en la primera técnica de producción comercial, aunque entraña riesgos para la estabilidad del suelo marino y todavía no han resuelto el problema de cómo extraer los hidratos de metano de forma segura.
Hielo ardiente. Hidratos de metano.
Carrera por los hidratos de metano
Japón, Estados Unidos, Canadá y Rusia están desarrollando tecnologías para extraer el preciado gas aunque a diferentes ritmos. Sin duda, Japón “lidera” la carrera ya que el interés en “independizarse” energéticamente ha hecho que se convirtiera, en marzo de 2013, en el primer país en conseguir extraer hidratos de metano de manera continuada y aparentemente segura. Un año más tarde Estados Unidos también consiguió extraerlo en Alaska, pero Estados Unidos está en medio de un boom del Shale gas y Canadá también tiene reservas abundantes de este gas, mientras que Rusia tiene enormes depósitos de gas natural, por lo que van a otro ritmo.
Otros países como Corea, China e India se muestran igualmente interesados en el desarrollo de la tecnología necesaria.
En España aunque no existe ningún proyecto para explotar esta fuente de energía, geólogos ya han constatado la existencia de hidratos de metano en el Golfo de Cádiz y en el Mar de Alborán.
Por último, comentar que el Gobierno de Japón espera contar con la tecnología necesaria para la extracción ya en 2018, e iniciar la comercialización del metano entre 2023 y 2027.
Jon Aseguinolaza