Archivos de Autor: Luis Miguel Belda

En Gaza hay ADN español

Como suena. Eso apuntan los estudiosos. Si hoy se habla de un mundo VUCA, ya se sabe, volátil, incierto, complejo y ambiguo, no es difícil imaginar cómo era todo eso hace tres mil años. Lo que hoy vinculamos exclusivamente a población árabe es un territorio que entonces fundaban y poblaban seres humanos que tenían una mezcla de rasgos semíticos y europeos, de acuerdo con estudios genéticos recientes.

Las características de los rasgos semíticos nos recuerdan -no deja de ser una curiosidad- a nosotros mismos, los españoles, a día de hoy: estatura media, cráneo alargado, tez blanca pero no demasiado clara, ojos y pelo oscuro y lóbulos muy pronunciados. Pero no son pocos los antropólogos a los que no gusta vincular lo semita con lo racial, y lo reducen solo a lo lingüístico. Probablemente, tengan razón.

Pero, a lo que vamos ¿quién fundó Gaza? ¿Los árabes, que consideran suya esta tierra? Es fácil responder a eso: No. Pero es como creer que Alemania tendría hoy derechos sobre España porque durante largo tiempo estuvo ocupada por los pueblos godos, de origen germánico. Solo los árabes, los religiosa, social y políticamente más radicalizados, sí reclaman, aun a día de hoy, su al-Ándalus como territorio propio, donde apenas permanecieron 700 años. Y lo hacen bajo amenazas permanentes.

La Franja de Gaza es una estrecha franja de tierra situada en la costa mediterránea de Oriente Medio, que ha sido escenario de numerosos conflictos a lo largo de la historia. Su origen se remonta al pueblo de los filisteos, que se establecieron en la zona hace unos 3.000 años y le dieron el nombre de Gaza a su principal ciudad. Y ¿quiénes eran los filisteos? Fueron un pueblo que vivió en el Próximo Oriente hacia el siglo XII a.C. y que se enfrentó con los israelitas en varias ocasiones. Su origen es incierto, pero algunos estudios de ADN sugieren que tenían una procedencia europea, posiblemente relacionada con Creta, Cerdeña, Anatolia, Grecia o España.

Los filisteos tenían una cultura propia, que se fue asimilando a la de los cananeos y los hebreos con el tiempo. Eran expertos en metalurgia y cerámica, y adoraban a varios dioses, entre ellos Dagón, el dios de la fertilidad y la agricultura, y Baal, el dios de la tormenta y la lluvia. También practicaban la circuncisión, una costumbre que los diferenciaba de otros pueblos de la zona.

Los filisteos son mencionados en varias fuentes históricas y bíblicas, donde aparecen como enemigos de Israel. Se enfrentaron a los egipcios, los asirios y los babilonios, y dominaron la región hasta el siglo VII a.C., cuando fueron conquistados por Nabucodonosor II. Su nombre se conserva en el término Palestina, que deriva del hebreo Pəlešet o Filistea.

Los filisteos llegaron a Canaán como parte de los llamados pueblos del mar, que, lejos de ser unas hermanitas de la caridad o pacíficos comerciantes -¿quién lo era entonces, habría que preguntarse?- causaron estragos en las civilizaciones del Mediterráneo Oriental al final de la Edad del Bronce. Se establecieron en la costa suroeste de Canaán, formando una pentápolis compuesta por las ciudades de Ascalón, Asdod, Ecrón, Gat y Gaza. Su cultura se diferenciaba de la de los cananeos y los hebreos por su cerámica, su escritura y su consumo de cerdo. Sin embargo, con el tiempo se fueron asimilando a las poblaciones locales y perdieron su identidad original. Los filisteos desaparecieron como pueblo tras la conquista asiria del siglo VIII a.C. y las posteriores dominaciones babilónica, persa, griega y romana.

Desde entonces, Gaza ha estado bajo el control de diferentes imperios y potencias, como los egipcios, los asirios, los persas, los griegos, los romanos, los árabes, los cruzados, los mamelucos, los otomanos, los británicos, los egipcios de nuevo y finalmente los israelíes.

En 1948, tras la creación del Estado de Israel y la primera guerra árabe-israelí, Gaza quedó bajo ocupación egipcia hasta 1967, cuando fue conquistada por Israel en la guerra de los Seis Días. En 1994, tras los Acuerdos de Oslo, Israel transfirió parte del control administrativo de Gaza a la Autoridad Nacional Palestina (ANP), pero mantuvo el control militar y fronterizo.

En 2006, el movimiento islamista Hamás ganó las elecciones legislativas palestinas y tomó el control de Gaza al año siguiente tras una breve guerra civil con Fatah, el partido de la ANP. Desde entonces, Gaza ha sufrido varios bloqueos e incursiones militares por parte de Israel, que considera a Hamás una organización terrorista. La situación humanitaria y económica de Gaza es muy precaria, con una alta tasa de pobreza, desempleo y dependencia de la ayuda internacional. La población de Gaza es de unos dos millones de habitantes, la mayoría de ellos refugiados palestinos o sus descendientes. En alguno habrá ADN español, bien por la vía filistea, bien por la Hispania romana, bien por la árabe que ocupó al-Ándalus… Siempre que entendamos que hablar de español no es de hablar de lo que ahora somos, sino de aquellos primigenios celtas e íberos, hasta de aquel último neandertal que murió solo en Gibraltar y preguntándose por qué los homo sapiens les tenían tanta ojeriza.

Benedicto XVI: el Papa pensador

Marcela Jiménez Unquiles, doctora en Derecho y Sociedad por la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, es, hoy por hoy, uno de los referentes intelectuales en España que mejor conoce la obra y pensamiento del Papa Benedicto XVI. Así lo acredita la tesis con que se doctoró, ‘El pensamiento de Joseph Ratzinger a la luz del discurso de Ratisbona: Die Horizonte der Vernunft ausweiten I-II (ampliar los horizontes de la razón)’, punto de partida que concluye, de momento, en su imprescindible participación en ‘Ratzinger y los filósofos’ (Editorial Encuentro), obra coral en la que profundiza en la figura de Romano Guardini, quien considera el teólogo más relevante de la historia hasta la aparición de Joseph Ratzinger. No en vano, así titula el capítulo del que es autora: ‘Romano Guardini: liturgia, existencia cristiana, verdad y ética’.

De regreso a su tesis, la profesora de la UDIMA toma como faro de su investigación el discurso ‘Fe, razón y universidad: recuerdos y reflexiones’ que pronunció el Papa Benedicto XVI en la Universidad de Ratisbona en 2006, que condensa la noción de razón abierta y que supone un antes y un después en el campo de la teología, pero, sobre todo, en el modo de entender el catolicismo y su práctica en todo el mundo en este nuevo tiempo.

Jiménez Unquiles recuerda en su investigación doctoral que Benedicto XVI advertía de que la «deshelenización del cristianismo» peca de «ceguera» al desestimar el legado griego en la nueva religión, «devaluando» la importancia que ha tenido esta filosofía para la fe cristiana. A juicio del teólogo Ratzinger, la integración griego-cristiana constituye las raíces de occidente, de la Europa «culta y cristiana» que «parece agonizar»¿Qué futuro le espera al viejo continente si olvida y no respeta sus raíces ni su historia?

La pregunta parecía cogerla al vuelo, aun en otro contexto, el obispo emérito de Madrid cardenal Antonio María Rouco Valera, quien sienta la base sobre la que reconstruir una Europa heredera en la siguiente proposición: “Para conocer lo que es el hombre, la razón necesita la fe”, y, si acaso, sobre una segunda premisa, refiriendo al propio Ratzinger: “El Cristianismo es Cristo, todo lo que se refiere a él, lo que le rodea”. 

Lo dice durante la presentación del libro en Madrid, en cuyo marco suscribe lo que el propio Ratzinger vive en primera persona durante su vida, que “este es el camino que buscar en una Europa derrotada tras la Primera y Segunda Guerra Mundial, cuando se abre una Guerra Fría que termina con la caída del Muro”. “Esa problemática de fondo, que es filosófica, es lo que mueve la personalidad más personal e íntima del profesor Raztzinger y colaborador de Juan Pablo II”, asevera el cardenal Rouco Valera.

A Marcela, en su calidad de coautora del imperdible libro para conocer el perfil más filosófico del Papa Benedicto XVI, la acompaña también el exministro del Interior y presidente de la Fundación NEOS, Jaime Mayor Oreja, quien no puede atinar más al afirmar que “la primera consideración que me suscita este libro es que su personalidad (la de Ratzinger) puede ser enjuiciada de múltiples maneras, pero nunca de mediocridad”. El otrora cardenal alemán es “la antítesis de la mediocridad”, afirma.

Y en este sentido, avisa Mayor Oreja, “cuando te envuelve la mediocridad no tienes más solución que abrazarte a la moda dominante”, en un atisbo, desde el no escondido lamento, de descripción de la sociedad contemporánea. Por ello trae a cuento la figura del Ratzinger más pensador para elevar el tono de lo que nos rodea y prima hoy, para presuponer la oportunidad, cuando no la imperiosa necesidad, de analizar, debatir y, probablemente, revisar nuestro mundo. “Como él (Ratzinger) no es mediocre se atreve al diálogo, por eso su personalidad y pensamiento es superador, siempre busca la suma, la síntesis, el encuentro entre filosofía y teología, Dios y la ciencia”. Y todo eso lo hace desde el tuteo intelectual: “No humilla a quien supera ni a quien difiere de su pensamiento”.

“Vivimos como si Dios no existiera, que es la expresión del pensamiento de Nietzsche”, y ante el impacto que representa en la cultura contemporánea, el otro filósofo que es Ratzinger “considera esencial la conversación y el trato con este singular oponente”.

Ratzinger, dice Mayor Oreja, rechaza la idea de que “la verdad, un don divino, pase a convertirse en una construcción humana”. Es lo que intenta Carlos Marx al apuntar que el hombre es creador de la verdad. “El marxismo asume que la libertad queda vinculada a la igualdad y para esto es necesario una renuncia a la libertad. El resultado comprobado”, recuerda el exministro, “es que bajo un marxismo como ha sido el comunismo soviético no existe ni la igualdad ni la libertad”.

Y advierte que este marxismo, lejos de haberse derrumbado con el Muro, “es hoy más sofisticado, más difícil de combatir, es una asociación entre el positivismo jurídico, la destrucción de los fundamentos cristianos o el relativismo… que nos lleva a resignarnos a la moda dominante” que antes citaba.

En este punto, subraya Mayor Oreja, el Papa Benedicto XVI habla de moralismo político: “Nuestra única esperanza para combatir el marxismo es asumir que el cristianismo es la verdadera medida de la historia. ¿Por qué estamos perdiendo por goleada en el ámbito cultural? La respuesta es el final de una etapa de Occidente y tenemos la obligación de entender el momento histórico que estamos viviendo”, concluye quien quizá sea uno de los observadores sociopolíticos más a tener en cuenta en este momento de incertidumbre y, quizás, agrega el autor de este artículo, de esa “mediocridad” que (casi) lo ha puesto todo patas arriba.

*La presentación del libro en Madrid tuvo lugar en el Salón de Actos de la sede central del Grupo Educativo CEF.- UDIMA, con la asistencia de su presidente de honor y fundador, Roque de las Heras, y del editor Manuel Oriol.

Dime lo que comes y te diré quién eres

El refrán encaja a la perfección si atendemos a la alimentación como fuente de la historia, que lo es, cuando menos, como complemento esencial para entender lo que somos y respuesta, muchas veces, para explicar lo que hemos creado como sociedad.

«Desde el momento del nacimiento, el ser humano siente necesidad de comer. Antes, en el proceso de gestación, el feto ya ha ido tomando nutrientes. Comer es un deleite para las personas, no solo una necesidad fisiológica. La nutrición es una función básica desde la Prehistoria, desde la aparición de la humanidad sobre la Tierra”, afirma Laura Lara, profesora del Grado en Historia de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, quien, no obstante, advierte que la apariencia de los individuos ha cambiado considerablemente desde el Pleistoceno.

“El hábitat ha cambiado y, como rey de la Creación o parte del ecosistema, si tenemos en cuenta paradigmas creacionistas o evolucionistas, el hombre y la mujer son permeables a los cambios ambientales y su alimentación queda condicionada por ellos”, agrega.

En este contexto, abunda la investigadora de la UDIMA, la búsqueda y la preparación de los alimentos “ha marcado la distribución de roles; la religión ha condicionado los usos gastronómicos; los aromas culinarios han servido de pista para los espías y familiares del Santo Oficio; cuando se investiga la etnografía de los pueblos, en la mayor parte de los casos aparece la cocina; y en multitud de refranes los platos están presentes, muestra del peso de la cuchara y del tenedor, o de las manos, porque hubo un tiempo pretérito en que no había cubiertos».  

De todo ello habló Laura Lara en el VII Congreso Internacional de Historia Comarcal ‘Antropología histórica de la Humanidad. De la depredación a los transgénicos’, organizado por la Universidad Católica de Valencia, bajo la dirección del Profesor Francisco Abelardo Cardells, y que han permitido explorar en clave histórica la utilización de los recursos de la naturaleza, así como el valor simbólico de los alimentos en las religiones, como el judaísmo, el cristianismo y el islam.

Laura Lara, profesora de Historia Contemporánea y de Historia de la Educación, pronunció la conferencia inaugural del Congreso, donde habló sobre ‘La alimentación en la Historia de la humanidad’ y, mediante un examen pormenorizado de fuentes sobre gastronomía, fue detallando los ingredientes empleados en distintas civilizaciones, con tratados como ‘De re coquinaria’ del romano Apicio, o legajos del Archivo de Indias acerca de las carencias nutritivas de los  tripulantes en las travesías a América, o documentación del Archivo General de la Administración sobre la evolución de la comida en el siglo XX.

Asimismo, focalizando en la Historia de España, rastreó el hambre y la opulencia en la Historia reciente, desde la Guerra Civil a nuestros días, a través del análisis del teatro, del cine y de la música.

Pero no fue la única profesora de la UDIMA en intervenir en este evento. María Lara, profesora de Historia Moderna y Antropología, impartió la conferencia ‘La dieta de Don Quijote. A través del estudio de las Novelas Ejemplares y de El Quijote’, en la que señaló los usos gastronómicos en el siglo XVII, detallando las recetas que se preparaban en época de Cervantes, las pautas alimenticias en la sociedad estamental y las expectativas que se tenían sobre la mesa en la sociedad preindustrial.

En paralelo, y basándose en el examen pormenorizado de las fuentes literarias, los documentos de archivo (especialmente inquisitoriales) y en el trabajo etnográfico, María Lara analizó cómo podría ser la casa ideal de Don Quijote.

De leyendas negras, fake news y trágalas

“La leyenda negra contra España alcanzó hasta 1898, año que seguimos hoy sin digerir”, afirma Javier Santamarta del Pozo, quien la rebautiza con la fake news de su tiempo, y que, para Laura Johana Pinzón Bravo, “más que en una leyenda se ha convertido en una ideología política” en Latinoamérica.

En estos términos se expresaron en declaraciones concedidas a UDIMA Media para el Blog de Historia de la UDIMA, tras intervenir como ponentes en la Mesa ‘Visión histórica de la historia de España. Haciendo frente a la leyenda negra’, que se celebró en el marco del VII Simposium Grupo GEES Spain, en la Escuela de Guerra del Ejército el pasado 12 de mayo, y al que asistió, en representación del Grupo Educativo CEF.- UDIMA la doctora en Derecho María de los Ángeles Díez Moreno.

Javier Santamarta del Pozo, escritor y divulgador histórico, define la leyenda negra que viene manchando la imagen de España en el exterior desde hace varios siglos como pura “propaganda, lo que hoy se conoce como las fake news, para intentar luchar contra tu enemigo, que entonces era la monarquía hispánica, lo que se convierte en el imperio español”.

Así, “creas un malvado porque así justificas cualquier acción contra él”, explica Santamarta, para quien, en realidad, la leyenda negra, a diferencia de como muchos creen que fue con el Imperio inglés, “realmente empieza con Lutero, los reformadores, las provincias holandesas, con Guillermo de Orange”.

“Es verdad que Inglaterra lo intenta también”, apunta el historiador, pero aclara que “no son los mayores propagadores”. Lo peor, entre otro todo lo malo, es que esa funesta imagen de España llega hasta Voltaire, “cuando la época de la Enciclopedia, donde aparece una España atrasada, inculta, precisamente cuando tiene lugar la expedición científica y cultural Malaspina alrededor del mundo o la expedición Balmis a punto de ocurrir”.

Sin embargo, se lamenta el historiador español, “para la Enciclopedia francesa eso no tiene ninguna importancia”. Tanto peor fue la leyenda negra “nos lo hemos tragado hasta 1898, un 98 que seguimos sin digerir” a día de hoy.

En esta conversación simultánea a dos bandas, Laura Johana Pinzón Bravo, periodista del Ejército Nacional de Colombia, denuncia que “más que en una leyenda, esto se ha convertido en una ideología política que ha sido impuesta por diferentes colectivos que se clasifican como minorías, cuando en realidad son mayorías que buscan imponer estas fake news ante toda la sociedad y que se alinean con los dueños de los medios de comunicación que transmiten esta falsa información”.

En Colombia, explica, se vivió, como en otros países del área, incluido EEUU, el fenómeno de derribo o retirada de estatuas de Colón, entendido como opresor. A su juicio, eso supone “una ola progresista que se ha venido imponiendo en los diferentes gobiernos, lo que vemos con preocupación, porque esto no solo derriba la identidad española, sino que construye nuevas identidades en torno a países como Colombia que, sin duda, están luchando día a día por revivir la historia real que tenemos”.

Tercia Santamarta para apuntar que el problema es que ha surgido “a raíz de movimientos populistas de gobiernos incompetentes, porque el hispanismo”, advierte, “surge realmente en Iberoamérica”. Como “el tema del día de la raza como se dijo en algún momento, que nace de Manuel Azaña, presidente de la República, luego no es ningún invento franquista, surge precisamente en América”.

“Lo que pasa”, agrega, “es que últimamente, esos movimientos indigenistas absurdos los han buscado movimientos populistas para intentar justificarse, pero cualquier que cruza el charco y a cualquier parte que vaya, un español se siente en casa, porque es parte de nuestra historia en común”.

Concluye Pinzón Bravo, sobre los indigenismos que están detrás de esa inquina contra España y su legado, “en el caso puntual de Colombia utilizan esos discursos falsos para crear a través de ello beneficios propios. En Colombia, puntualmente, el conflicto armado interno ha traído en estos indigenismos beneficios a partir del narcotráfico que se viene generando”.  

Suecia, el país que, a diferencia de España, supo aprovechar su neutralidad en las dos grandes guerras

El siglo XX marcó a varias generaciones con las que, hasta la fecha, si al nuevo paria mundial Vladimir Putin no se le tuerce aún más el sentido, han sido las dos grandes guerras mundiales más devastadoras de la historia de la Humanidad. En ese marco, Suecia y España se mostraron neutrales, pero solo uno de estos dos países supo aprovechar en tiempo y forma tal circunstancia.

Porque, como señalan en su libro ‘Princesas en jeans’ las historiadoras de la UDIMA Laura Lara y María Lara, “un tópico que conviene desentrañar es el de la opulencia de Suecia” y, “aunque parezca extraño, no siempre fue un país rico”.

Y tanto que no. Si algo compartieron España y Suecia en el siglo XIX fue, en el primer caso, su imparable declive, la de un imperio que lo fue todo pero que, probablemente, también lo malgastó todo, y en el segundo, el empobrecimiento sueco. Porque sí, Suecia en ese tiempo “se convirtió en uno de los más pobres de Europa pues, durante la revolución industrial, la agricultura de villa fue reemplazada por la explotación en granjas privadas”.

Y es que “la mecanización siempre tiene sus consecuencias: aliena al hombre y crea una bolsa de desempleo, aun cuando facilite el día a día”, apuntan las profesoras del Grado en Historia de la UDIMA, quienes subrayan que nada menos de un millón de suecos tuvieron que emigrar a Estados Unidos entre 1850 y 1890.

Precisamente, ambas doctoras han desarrollado durante la segunda quincena de abril estancias como profesoras Erasmus Plus en Suecia, de modo que han tenido oportunidad para profundizar y evaluar este y otros aspectos del país con el que compartimos algo más que el mismo suelo en el continente europeo.

En la universidad de Gotemburgo, las profesoras de la UDIMA han impartido clase de Historia y de español en el Departamento de Lenguas y Literaturas de la Facultad de Humanidades. Asimismo, Laura Lara ha realizado investigación en Gotemburgo sobre Historia de la literatura infantil hispano-sueca en el siglo XX, estudiando a escritoras suecas como Astrid Lindgren (autora de Pippi Langstrump, Emil y Los Hermanos Corazón de León). Por su parte, María Lara ha investigado en torno a las relaciones diplomáticas entre ambas monarquías en la época de Cristina de Suecia y de Felipe IV de España. Ambas formaron equipo en Göteborg con los profesores Linda Flores Ohlson, Óscar García y Eduardo Jiménez Tornatorre.

No obstante, fue en el ecuador del siglo XX cuando el país nórdico despega, frente a una España que, en esencia por su Guerra Civil y la posterior Dictadura, se estanca. El auge social y económico de Suecia en el siglo XX se explica, en buena medida, por su neutralidad ante las dos guerras mundiales. En la primera, el país se benefició de la demanda de acero y fósforo, aunque también le tocó sufrir la falta de alimentos y la agitación popular por el bloqueo económico británico, indican las investigadoras españolas.

¿Por qué, si España también fue neutral, no siguió un recorrido de crecimiento como Suecia? En el período de entreguerras, mientras el Viejo Continente se recuperaba de la sangría, Suecia pudo sentar las bases del bienestar social. Lo mismo ocurrió con su no beligerancia entre 1939-1945. Los socialdemócratas fomentaron modelos de negociación industrial y pleno empleo y, en los años 60 y 70, “los turistas (“las suecas”) poblaron las playas de España, quedando persistente muestra de sus estancias en el cine español de la década del desarrollismo”.

En realidad, la historia, como se sabe, no es tanto la suma de hechos comprobados como de matices que solo los historiadores saben desentrañar, entre otras cosas, porque de eso va su oficio. Volviendo a la pregunta de por qué Suecia y España, países que se mantuvieron neutrales en ambos conflictos armados, siguieron caminos diferentes, convirtiéndose el primero en adalid del desarrollo económico mundial y el segundo en algo similar, pero a duras penas y 50 años más tarde, es algo que da para otra ‘historia’.