Archivos de Autor: Ana Lacasa

El Cid: entre la historia y la leyenda

La literatura está llena de leyendas, pero también de historia. Algunas novelas o dramas teatrales reflejan una realidad social de una época determinada pero los personajes que están incluidos en esa realidad son inventados, ficticios. Pero en otros casos, la realidad no solo está en el espacio y en el tiempo, sino también en los protagonistas de la acción. Gracias a estos libros, que llevan un pedacito de historia, podemos saber algo más sobre ese momento, sobre esa época, sobre esa sociedad en concreto y ese personaje del que habla. Ese es el caso del Cantar del Mio Cid, un cantar de gesta que relata las hazañas de un héroe histórico, Rodrigo Díaz de Vivar, conocido como El Cid Campeador que vivió y luchó en importantes batallas con la intención de recuperar la honra perdida, al ser desterrado por el rey Alfonso VI tras haber perdido su confianza en él. Fue un noble castellano que sirvió a varios reyes cristianos y musulmanes durante el siglo XI en la Península Ibérica. Fue un valiente guerrero, muy leal con los suyos, y muy bueno en el campo de batalla. 

Tanto es así, que sus hazañas se reflejaron en el Cantar del Mio Cid, un cantar de gesta anónima escrita supuestamente poco después de la muerte de El Cid. La obra está inspirada en eventos reales, pero lleva consigo elementos fantásticos y dramatizados para crear un relato épico, como el momento de la visita del arcángel o de la lucha contra el león. Y es que hay que recordar que este cantar se empezaría a recitar poco después de la muerte del valiente guerrero, siendo los juglares los encargados de contarla a un público ávido de noticias de fuera de su pueblo o ciudad. Con el transcurso de los años, los juglares empezarían a adornar el relato para así facilitar que el pueblo o los espectadores se quedaran prendados de este personaje.

A lo largo de los siglos, la figura de El Cid ha sido distorsionada y mitificada. En algunas representaciones, se le ha retratado como un héroe impecable y virtuoso, mientras que en otras, se ha enfocado en aspectos más oscuros de su personalidad. Estas interpretaciones divergentes han contribuido a la creación de una imagen compleja y multifacética de El Cid, que varía según la época y el contexto cultural en el que se le representa.

Rodrigo Díaz nació en Vivar del Cid, un pueblo de Burgos, alrededor del año 1048. Era un infanzón, es decir, un hidalgo de la categoría social menos elevada. A pesar de su origen humilde, Rodrigo Díaz se convirtió en uno de los caballeros más destacados de su época.

En 1072, el rey Alfonso VI de Castilla lo nombró alférez real, un cargo equivalente al de capitán general del ejército. Rodrigo Díaz desempeñó un papel decisivo en la lucha contra los musulmanes, y sus victorias le granjearon el sobrenombre de «Campeador».

En 1081, Alfonso VI destituyó a Rodrigo Díaz de su cargo por razones que no están claras. El Cid fue desterrado de Castilla y se vio obligado a exiliarse en tierras musulmanas.

Durante su exilio, Rodrigo Díaz estableció un señorío independiente en el Levante de España. Llevó a cabo una serie de campañas militares contra los musulmanes, y sus victorias le permitieron conquistar Valencia en 1094. Gracias a esas victorias, el Cid se ganó otra vez el favor del rey, ya que le enviaba parte del botín ganado tras las batallas. 

En 1099, Rodrigo Díaz murió en Valencia. Su cuerpo fue trasladado a Burgos, donde fue enterrado en la catedral.

Por tanto, era un personaje histórico, pero su realidad fue mucho más compleja que la que nos da el cantar. El Cid era un hombre de acción, y su vida estuvo marcada por la violencia y la guerra. También era un hombre ambicioso, y no dudó en utilizar la fuerza para alcanzar sus objetivos.

El Cid es una figura histórica y legendaria que ha cautivado la imaginación de los españoles durante siglos. El Cantar de mio Cid es una obra maestra de la literatura española que ha contribuido a forjar la identidad nacional española. Tanto es así, que se han hecho películas sobre este libro, siendo la de Charlon Heston una de las más importantes, aunque incluso ha habido una de dibujos animados. 

Eso sí, el Cantar del Mio Cid es una obra literaria. No se puede considerar una fuente histórica a pesar de que trate de la vida de un personaje que realmente vivió en esa zona. Y es que la realidad histórica del Cid es mucho más compleja que la versión que nos ofrece la obra.

La leyenda del rey Arturo, entre la realidad y la fantasía

La figura del rey Arturo ha fascinado a generaciones. Su trayectoria, sus conquistas, sus luchas e ideales han traspasado fronteras y buena parte de esa popularidad se debe a las versiones hollywoodienses que han transmitido su historia. Ahora bien, hay una pregunta que sigue, a día de hoy, vigente: ¿fue Arturo un personaje histórico o solo una leyenda? La respuesta se enreda en los misterios del pasado, donde la línea entre realidad y mito se desdibuja. 

Los primeros registros que mencionan a Arturo se encuentran en textos galeses y bretones del siglo IX, pero estos relatos son más poéticos que históricos. La famosa obra Historia Regum Britanniae de Geoffrey de Monmouth, escrita en el siglo XII, es la fuente principal que popularizó la leyenda de Arturo en Europa. Sin embargo, Geoffrey admitió haber mezclado hechos históricos con ficción.

Gracias a este autor, la vida de Arturo, con todas las situaciones mágicas que conlleva ha sido objeto de estudio y de tema en más libros y también en películas. Cómo olvidar la película interpretada por Sean Connery, Richard Gere y Julia Ormond, El primer caballero, en donde se cuenta la historia de amor prohibida entre Lanzarote y la reina Ginebra. Y una versión más actual, pero centrándose en la vida de Arturo como caballero, como guerrero, es Rey Arturo, la leyenda de Excalibur, interpretada por Charlie Hunnam y Jude Law. 

Y es que los personajes de este emblemático rey son claves para su éxito. Todo el mundo recuerda los caballeros de la mesa redonda, o la inefable espada Excálibur que son elementos emblemáticos del ciclo artúrico que han perdurado a lo largo de los siglos. La pregunta es qué hay de verdad en estas narrativas. Muchos historiadores creen que Arturo pudo haber sido un líder militar céltico que luchó contra las invasiones sajonas en el siglo V. Sin embargo, los detalles concretos sobre su vida siguen siendo esquivos.

En cuanto a las fuentes literarias, la historia del rey Arturo ha sido moldeada por diversos autores. Thomas Malory recopiló y adaptó las leyendas artúricas en su obra Le Morte d’Arthur en el siglo XV, estableciendo muchas de las convenciones que conocemos hoy. También hay referencias en la poesía medieval, como el poema épico Sir Gawain y el Caballero Verde, que presenta a Arturo y sus caballeros.

Los personajes que acompañaron a Arturo en sus aventuras son igualmente legendarios. sir Lancelot, sir Gawain, la reina Ginebra y el mago Merlín son solo algunos de los nombres que han perdurado en la cultura popular. Sin embargo, la naturaleza de sus relaciones y sus hazañas a menudo se han distorsionado con el tiempo. Por ejemplo, la historia de amor entre Lancelot y Ginebra, que desencadena la caída de Camelot, ha sido objeto de múltiples interpretaciones y adaptaciones, a menudo romantizándose o dramatizándose según el medio en el que se cuente. Tampoco hay que olvidar al mago Merlín, que ayudó a Arturo a convertirse en rey y del que muchos magos en la historia de la literatura y del cine se han inspirado. 

En cualquier caso, la historia del rey Arturo sigue estando de actualidad. Fue, en definitiva, un rey que luchó por sus ideales, por su pueblo y que ha llegado hasta nuestros días de diferentes maneras, pero todas ellas muy interesante. Es un aliado para aprender historia, para aprender más sobre el modo de vida de la Edad Media, y también de saber algo más sobre cómo se narraban las historias en aquellos tiempos. 

Románico en España: el arte de contar y adoctrinar con el cincel

España es un jardín de joyas del Románico. Es un lugar donde, a pesar de los siglos que han pasado desde que se construyeron, todavía, a día de hoy, los amantes del arte y los visitantes en general se pueden sumergir en el espíritu de este movimiento artístico. El Románico fue un momento de nuestra historia digno de mención. Y no se dio solamente en España, sino que estuvo presente en varias partes de Europa durante los siglos XI al XIII.

Este estilo se caracteriza por su arquitectura sólida, esculturas detalladas y pinturas murales. Son pinturas que no gozan de las perspectivas que posteriormente se introducirían, ni tampoco de los detalles fisiológicos que aparecerán de la mano de artistas como Miguel Ángel, pero a pesar de que son más hieráticos, es impresionante cómo los artistas supieron captar el espíritu de lo que querían representar. Este arte se erigió como una expresión poderosa de la fe religiosa y la cultura medieval en la Península Ibérica. Hay que recordar que en esos siglos, la mayoría del pueblo era analfabetos, lo que suponía que los clérigos tenían que enseñar la Biblia y la fe religiosa de una manera que pudieran entender todos, y lo hacían a través de las imágenes de las columnas y pórticos de las iglesias y también a través de la pintura y de la escultura. No en vano, las iglesias se han descrito como Biblias de piedra. 

El Románico español se destacó por su arquitectura de iglesias y monasterios, construidos en su mayoría en zonas rurales. Estas estructuras se caracterizaron por sus paredes de piedra maciza, arcos de medio punto, columnas robustas y campanarios. La simplicidad geométrica de estas construcciones evocaba una sensación de solidez y permanencia, reflejando la importancia de la Iglesia en la sociedad medieval. Las ventanas eran pequeñas y, por lo tanto, dejaban el espacio interior un poco más oscuro de lo que se podía ver en los años posteriores, con el gótico, cuando las innovaciones técnicas en arquitectura garantizaban más altura en los edificios. 

La escultura románica en España se manifestó principalmente en capiteles y tímpanos de iglesias. Las figuras talladas en piedra representaban escenas religiosas y a menudo se centraban en la vida de Cristo, los santos y los mártires. Los artistas románicos españoles se destacaron por su habilidad para crear obras de gran detalle y expresión, a pesar de las limitaciones de trabajar en piedra. A pesar de ello, no tenían mucho interés por la perspectiva, sino que se limitaban a contar en piedra asuntos religiosos para así adoctrinar a unos feligreses analfabetos que sólo podían acceder a este tipo de contenido gracias a las obras de las iglesias. 

La pintura románica en España se encontraba principalmente en frescos murales en el interior de iglesias y monasterios. Estas obras a menudo representaban temas religiosos y se caracterizaban por colores vibrantes y formas simples. Los frescos románicos españoles ofrecen una ventana única a la vida y la fe de la época. De esta época son los pantócratos, esos Cristos representados con una mano bendiciendo con pose hierática y con una leve sonrisa. 

El Románico en España tuvo sus raíces en las influencias artísticas de la época, incluyendo el arte paleocristiano y bizantino. También se vio influenciado por el arte islámico, que coexistió en la Península Ibérica durante siglos. Esta mezcla de influencias culturales y religiosas se refleja en la diversidad de las obras románicas españolas.

Además, el Camino de Santiago, una ruta de peregrinación que atrajo a miles de fieles de toda Europa, desempeñó un papel crucial en la difusión del estilo románico en España. La construcción de iglesias y monasterios a lo largo de esta ruta impulsó la expansión de este arte por toda la península.

Obras que no se pueden perder del Románico español

Entre las obras más destacadas del Románico en España se encuentra el Monasterio de San Juan de la Peña, en Aragón. Este monasterio, fundado en el siglo X, presenta una iglesia con una impresionante arquitectura románica y numerosas esculturas que narran la vida de Cristo. San Juan de la Peña fue un importante centro espiritual y político en la Edad Media. Es impresionante cómo se levanta en la falda de una montaña, entre las rocas, y cómo se encuentran dentro espectaculares columnas con maravillosas esculturas religiosas en ellas. 

Otro ejemplo sobresaliente es la Catedral de Santiago de Compostela, en Galicia. Esta catedral, construida en el siglo XI, es uno de los destinos de peregrinación más importantes de la cristiandad. Su fachada principal muestra una rica decoración escultórica y su interior alberga numerosos frescos y esculturas románicas. Al ser una iglesia destinada al peregrinaje, se caracteriza por esa parte central que se puede rodear mientras los fieles asistiendo a misa no son molestados por los peregrinos.

Tampoco hay que olvidar la Iglesia de San Martín de Frómista, que es una de las más bellas de España en este arte. Fue construida en el siglo XII y destaca por su fachada, con un rosetón y un pórtico con arquivoltas y capiteles decorados.

El Monasterio de Santa María la Real de Nájera también es una obra importante. Este edificio, que a día de hoy se conserva en bastante buen estado, se construyó en el siglo XI y destaca por su claustro, con arcos de herradura y capiteles decorados con motivos vegetales.

En Tudela se encuentra la iglesia de Santa María la Mayor, que tampoco hay que olvidar visitar en esta ruta por el Románico español. Se trata de una iglesia del siglo XII cuya principal característica es su ábside, con un rosetón impresionante y un pórtico con arquivoltas, sin olvidar sus maravillosos capiteles decorados con motivos religiosos y de la naturaleza.

Por último, hay que destacar el Monasterio de Santa Cruz de la Serós, que se alzó en el siglo XII y que destaca por su claustro, con arcos de herradura y capiteles decorados con motivos vegetales.

Un legado indispensable

El Románico en España dejó un legado duradero en las artes posteriores. A medida que la sociedad evolucionó, el estilo románico dio paso al Gótico y al Renacimiento, pero sus elementos arquitectónicos y temáticos continuaron influyendo en la construcción de iglesias y catedrales a lo largo de la historia española.

La influencia del Románico también se puede rastrear en el arte moderno y contemporáneo, donde artistas han reinterpretado y reinterpretan los temas y estilos románicos en obras contemporáneas. La arquitectura románica sigue siendo un elemento fundamental en la identidad arquitectónica de muchas regiones de España.

En cualquier caso, España se puede recorrer visitando las obras del Románico, visitando catedrales, iglesias, y disfrutando de las pinturas y de las esculturas que hay en su interior y que todavía deleitan a todos los que las observan. Lo que más impresiona es la capacidad de los arquitectos y escultores de levantar esos edificios con las limitaciones técnicas que se tenían entonces y cómo se tardaban decenas de años en terminarlas. Hasta tal punto que algunas obras góticas posteriores se asientan en estructuras románicas, dejando su impronta de los arcos de medio punto tan característicos de este movimiento. 

Los orígenes de la Navidad y su transformación en lo que ahora conocemos

Se acerca una de las épocas más mágicas y con más tradiciones del año: la Navidad. Las luces invaden las ciudades, los comercios se adornan con bolas y estrellas navideñas y las familias se reúnen para celebrar estos días. Se trata de una época cargada de tradiciones religiosas y culturales, que ha experimentado a lo largo de su historia una evolución significativa en su celebración. 

Las primeras celebraciones de la Navidad se remontan a las antiguas civilizaciones paganas. En el hemisferio norte, el solsticio de invierno, que ocurre el 21 o 22 de diciembre, marca el comienzo de una nueva temporada de crecimiento y luz. Muchas culturas celebraban este evento con fiestas y rituales.

En el Imperio Romano, se celebraban las Saturnales, una fiesta de diez días en honor al dios Saturno, el dios de la agricultura. Durante las Saturnales, se intercambiaban regalos, se celebraban banquetes y se permitía a los esclavos disfrutar de los mismos privilegios que los amos.

En el siglo IV, el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano. La Iglesia Católica decidió celebrar el nacimiento de Jesucristo el 25 de diciembre, coincidiendo con las Saturnales. Esto se hizo con la intención de absorber las tradiciones paganas y facilitar la conversión de los paganos al cristianismo.

A medida que la festividad se propagó por el mundo, adoptó diversas formas y costumbres, integrando elementos de distintas culturas. En España, por ejemplo, la Navidad tiene una fuerte impronta católica, donde la Misa del Gallo y la celebración familiar son elementos centrales.

A nivel mundial, las tradiciones navideñas varían considerablemente. En algunos países, como México, las festividades se extienden desde principios de diciembre con las posadas, mientras que en otros, como Japón, la Navidad se celebra de manera más secular, con costumbres como la iluminación de árboles y regalos.

En las últimas décadas, la globalización y la influencia de Estados Unidos han dejado una marca significativa en la celebración navideña. La comercialización de la festividad, impulsada por la cultura estadounidense a través de películas, música y publicidad, ha llevado a una mayor uniformidad en las tradiciones, con la figura de Santa Claus, o Papá Noel, y el intercambio de regalos convirtiéndose en elementos comunes en todo el mundo.

En España, la influencia estadounidense se refleja en la adopción de costumbres como la decoración exuberante de hogares y calles, así como la incorporación de platos típicos estadounidenses en las cenas navideñas. Las familias también celebran la llegada de Papá Noel, pero sin olvidar la festividad de los Reyes Magos, que tiene lugar al final de las festividades, el día 6 de enero. Eso sí, si algo caracteriza a las celebraciones españolas es la de reunirse en familia y seguir una serie de tradiciones religiosas, aunque no se practique muy a menudo durante el año. 

En los últimos años, ha surgido un interés creciente por recuperar tradiciones más autóctonas, buscando preservar la identidad cultural frente a la homogeneización global. En algunas regiones de España, se han revitalizado celebraciones locales y se han incorporado elementos folklóricos a las festividades, en un intento de preservar la riqueza de la diversidad cultural.

La Navidad moderna también ha experimentado cambios en la forma en que se celebra debido a factores como la tecnología. Las videollamadas y mensajes instantáneos han permitido a las personas compartir momentos festivos con seres queridos a pesar de las distancias geográficas, transformando la experiencia navideña en una celebración más conectada globalmente.

De todas maneras, la Navidad sigue siendo un momento especial del año, donde las familias viajan, se reúnen, celebran o simplemente pasan esos días disfrutando de las luces y de los adornos navideños de las ciudades, ajenos a los orígenes paganos que tiene. Está claro que con el paso de los años ha ido cambiando, y lo que nos espera, ya que se siguen teniendo muchas influencias de todas partes, propiciado sobre todo por las redes sociales y las nuevas tecnologías. Así que habrá que ver a dónde llega todo esto.

Legados de la historia: cómo Mesopotamia sigue moldeando nuestra cultura

El estudio de la historia da para mucho. Gracias a esta disciplina se puede conocer mejor el presente, a dónde hemos llegado, cómo hemos acabado en la situación en la que nos encontramos, no solo social, sino también política o económicamente. Y no estamos hablando de conocer el pasado de hace 50 años, sino de conocer el pasado más antiguo, de las antiguas civilizaciones que asentaron las bases de una sociedad que estamos viviendo actualmente. Pues bien, una de las culturas que han dejado su impronta en la humanidad ha sido la cultura mesopotámica, considerada una de las primeras civilizaciones del mundo y que ha contribuido al desarrollo de la sociedad, la política, la religión, las artes, la literatura y la ciencia.

Esta cultura tuvo lugar en la región que hoy en día corresponde principalmente a Irak y partes de Irán, Siria y Turquía, y floreció hace más de 5.000 años. En concreto, los antiguos mesopotámicos se establecieron entre los ríos Tigris y Éufrates, conocida como la «tierra entre ríos», lo que les proporcionó su nombre. Esta ubicación geográfica estratégica les brindó ventajas agrícolas, lo que permitió el surgimiento de las primeras ciudades-estado. Estas ciudades, como Ur, Uruk y Babilonia, se convirtieron en centros de comercio y cultura, y sentaron las bases para la organización social y política de la época.

Uno de los logros más notables de la cultura mesopotámica fue la invención de la escritura cuneiforme, uno de los sistemas de escritura más antiguos del mundo. Utilizando tabletas de arcilla y una variedad de signos, los mesopotámicos registraron información vital sobre leyes, religión, literatura y contabilidad. Esta innovación no solo permitió el registro y la preservación del conocimiento, sino que también tuvo un impacto duradero en la evolución de la escritura a lo largo de la historia.

En el ámbito religioso, los mesopotámicos adoraban a una panoplia de dioses y diosas, como Marduk, Ishtar y Enki. Sus mitos y epopeyas, como el «Enuma Elish» y el «Epic de Gilgamesh», ofrecen una visión profunda de sus creencias y valores. El Poema de Gilgamesh, como también se llama, es una de las obras literarias más antiguas del mundo y aborda temas como la mortalidad y la búsqueda de la inmortalidad, temas que han resonado a lo largo de la historia humana.

La cultura mesopotámica también influyó en la política y la ley. Establecieron algunos de los primeros códigos legales escritos, como el Código de Ur-Nammu y el famoso Código de Hammurabi. Este último, promulgado por el rey Hammurabi de Babilonia en el siglo XVIII a.C., establecía leyes y castigos para regular la sociedad. Muchas de las ideas legales y principios de justicia presentes en estos códigos aún tienen relevancia en los sistemas legales modernos.

En el campo de las ciencias, los mesopotámicos realizaron importantes avances en matemáticas y astronomía. Desarrollaron un sistema numérico basado en el 60 y crearon tablas astronómicas que permitieron predicciones precisas de eventos celestes. Estos conocimientos no solo contribuyeron al desarrollo de la ciencia, sino que también sentaron las bases para futuros avances en las matemáticas y la astronomía.

El legado de la cultura mesopotámica ha influido profundamente en la historia moderna. Sus contribuciones en escritura, religión, leyes y ciencias han perdurado a lo largo de los milenios y han influido en numerosas culturas posteriores. Por ejemplo, el sistema de escritura cuneiforme influyó en la escritura fenicia, que a su vez dio lugar al alfabeto griego y, finalmente, al alfabeto latino utilizado en gran parte del mundo occidental.

La influencia religiosa de Mesopotamia también es evidente en las religiones abrahámicas, como el judaísmo, el cristianismo y el islam. Conceptos y narrativas presentes en la religión mesopotámica, como el Diluvio Universal, tienen paralelismos en estas religiones y han dejado una huella duradera en la espiritualidad humana.

En el campo del arte, los mesopotámicos desarrollaron una rica tradición de escultura, pintura y cerámica. Sus esculturas son conocidas por su realismo y su expresividad, y sus pinturas representan escenas de la vida cotidiana y de la mitología.

Por tanto, se puede decir que la cultura mesopotámica es clave para el desarrollo de la humanidad, para su historia, para su pasado, para su presente y para su futuro, aunque esta cultura evolucionó hace miles de año. Sus aportaciones siguen constituyendo hoy una parte fundamental de nuestra cultura y como tal hay que valorarlo.