Archivos de Autor: Ana Lacasa

Legados de la historia: cómo Mesopotamia sigue moldeando nuestra cultura

El estudio de la historia da para mucho. Gracias a esta disciplina se puede conocer mejor el presente, a dónde hemos llegado, cómo hemos acabado en la situación en la que nos encontramos, no solo social, sino también política o económicamente. Y no estamos hablando de conocer el pasado de hace 50 años, sino de conocer el pasado más antiguo, de las antiguas civilizaciones que asentaron las bases de una sociedad que estamos viviendo actualmente. Pues bien, una de las culturas que han dejado su impronta en la humanidad ha sido la cultura mesopotámica, considerada una de las primeras civilizaciones del mundo y que ha contribuido al desarrollo de la sociedad, la política, la religión, las artes, la literatura y la ciencia.

Esta cultura tuvo lugar en la región que hoy en día corresponde principalmente a Irak y partes de Irán, Siria y Turquía, y floreció hace más de 5.000 años. En concreto, los antiguos mesopotámicos se establecieron entre los ríos Tigris y Éufrates, conocida como la «tierra entre ríos», lo que les proporcionó su nombre. Esta ubicación geográfica estratégica les brindó ventajas agrícolas, lo que permitió el surgimiento de las primeras ciudades-estado. Estas ciudades, como Ur, Uruk y Babilonia, se convirtieron en centros de comercio y cultura, y sentaron las bases para la organización social y política de la época.

Uno de los logros más notables de la cultura mesopotámica fue la invención de la escritura cuneiforme, uno de los sistemas de escritura más antiguos del mundo. Utilizando tabletas de arcilla y una variedad de signos, los mesopotámicos registraron información vital sobre leyes, religión, literatura y contabilidad. Esta innovación no solo permitió el registro y la preservación del conocimiento, sino que también tuvo un impacto duradero en la evolución de la escritura a lo largo de la historia.

En el ámbito religioso, los mesopotámicos adoraban a una panoplia de dioses y diosas, como Marduk, Ishtar y Enki. Sus mitos y epopeyas, como el «Enuma Elish» y el «Epic de Gilgamesh», ofrecen una visión profunda de sus creencias y valores. El Poema de Gilgamesh, como también se llama, es una de las obras literarias más antiguas del mundo y aborda temas como la mortalidad y la búsqueda de la inmortalidad, temas que han resonado a lo largo de la historia humana.

La cultura mesopotámica también influyó en la política y la ley. Establecieron algunos de los primeros códigos legales escritos, como el Código de Ur-Nammu y el famoso Código de Hammurabi. Este último, promulgado por el rey Hammurabi de Babilonia en el siglo XVIII a.C., establecía leyes y castigos para regular la sociedad. Muchas de las ideas legales y principios de justicia presentes en estos códigos aún tienen relevancia en los sistemas legales modernos.

En el campo de las ciencias, los mesopotámicos realizaron importantes avances en matemáticas y astronomía. Desarrollaron un sistema numérico basado en el 60 y crearon tablas astronómicas que permitieron predicciones precisas de eventos celestes. Estos conocimientos no solo contribuyeron al desarrollo de la ciencia, sino que también sentaron las bases para futuros avances en las matemáticas y la astronomía.

El legado de la cultura mesopotámica ha influido profundamente en la historia moderna. Sus contribuciones en escritura, religión, leyes y ciencias han perdurado a lo largo de los milenios y han influido en numerosas culturas posteriores. Por ejemplo, el sistema de escritura cuneiforme influyó en la escritura fenicia, que a su vez dio lugar al alfabeto griego y, finalmente, al alfabeto latino utilizado en gran parte del mundo occidental.

La influencia religiosa de Mesopotamia también es evidente en las religiones abrahámicas, como el judaísmo, el cristianismo y el islam. Conceptos y narrativas presentes en la religión mesopotámica, como el Diluvio Universal, tienen paralelismos en estas religiones y han dejado una huella duradera en la espiritualidad humana.

En el campo del arte, los mesopotámicos desarrollaron una rica tradición de escultura, pintura y cerámica. Sus esculturas son conocidas por su realismo y su expresividad, y sus pinturas representan escenas de la vida cotidiana y de la mitología.

Por tanto, se puede decir que la cultura mesopotámica es clave para el desarrollo de la humanidad, para su historia, para su pasado, para su presente y para su futuro, aunque esta cultura evolucionó hace miles de año. Sus aportaciones siguen constituyendo hoy una parte fundamental de nuestra cultura y como tal hay que valorarlo. 

Janucá, una celebración judía que conmemora la victoria de la luz sobre la oscuridad

Cuando llega esta época del año, en el que ya se ha traspasado la frontera del otoño y comienza a hacer frío de verdad, las calles se adornan con luces y brillan los árboles de Navidad en escaparates y plazas de las ciudades, nos preparamos para vivir un momento especial, el de la Navidad. Pero antes de eso, llega otra festividad que goza igualmente de una tradición centenaria. Se trata de Janucá, también conocida como la Fiesta de las Luces, una festividad judía que conmemora la rededicación del Segundo Templo de Jerusalén durante el periodo del dominio seléucida en el siglo II a.C. Este evento histórico se ha convertido en una celebración significativa para la comunidad judía, marcando ocho días de reflexión y regocijo.

La tradición de Janucá se remonta al año 165 a.C., cuando los judíos liderados por Judas Macabeo lograron liberar Jerusalén y recuperar el Templo de manos de los seléucidas. La historia central gira en torno a la milagrosa duración de una pequeña cantidad de aceite que, según la leyenda, debería haber sido suficiente para un día, pero que ardió durante ocho días, simbolizando la presencia divina y la resistencia judía.

Janucá es una festividad cargada de significado religioso y cultural. Más allá de la victoria militar, la celebración destaca valores fundamentales como la libertad, la perseverancia y la fe. Este periodo es propicio para la reflexión sobre la importancia de preservar la identidad cultural y religiosa en medio de desafíos adversos.

Esta festividad se lleva a cabo durante ocho noches y días, comenzando el 25 de Kislev en el calendario hebreo, que generalmente cae entre finales de noviembre y diciembre en el calendario gregoriano. Esta elección estratégica del momento del año coincide con el solsticio de invierno y otras festividades, creando un sentido de unidad y conexión entre diferentes comunidades.

La celebración de Janucá tiene un carácter familiar y comunitario. La Menorá, un candelabro de nueve brazos, es el símbolo central de la festividad. Cada noche, se enciende una vela adicional, comenzando con una el primer día y culminando con ocho el último. Este acto simboliza la creciente luz en medio de la oscuridad y representa la victoria sobre la opresión.

Además de encender las velas de la Menorá, otras tradiciones marcan las festividades de Janucá. El juego del dreidel, un pequeño trompo con letras hebreas, es una actividad común, y los alimentos fritos, como las sufganiot (rosquillas) y las latkes (tortitas de patata), son consumidos en honor al milagro del aceite. Por supuesto, también es un momento para los niños, que reciben regalos en esta época del año.

Es también un momento de reflexión para la comunidad judía. En concreto, sobre la importancia de la libertad religiosa y la preservación de la identidad cultural en la historia judía. La festividad también resalta la importancia de la esperanza y la luz en tiempos difíciles, recordando la resistencia y la valentía de aquellos que lucharon por la libertad.

Janucá es una celebración importante para los judíos porque representa la victoria de la luz sobre la oscuridad, del bien sobre el mal, y de la libertad sobre la opresión. Es una época de alegría y celebración, en la que los judíos se reúnen con sus familias y amigos para celebrar la victoria de sus antepasados.

Gótico: luz, color y verticalidad, cuando el arte se convierte en símbolo

Cuando se habla de arte gótico, lo primero que viene a la cabeza son esas magníficas catedrales o iglesias, esbeltas, llenas de luz y de color, donde la verticalidad es el signo más identificativo. Los creadores de estas obras de arte lograron sus objetivos gracias a los avances tecnológicos que iban apareciendo, al menos en arquitectura, que lograron levantar torres de más altura que además se veían más estilizadas y esbeltas al adelgazar las líneas de las columnas que seguían siendo muy resistentes.

Rompían así con la sobriedad del románico, movimiento anterior, y que se caracterizaba por bóvedas más bajas y menos iluminadas. Por tanto, si se habla de gótico se habla de luz, mucha luz, que entran por esas vidrieras esbeltas de las bóvedas de crucería adornadas por hermosas vidrieras y rosetones. Todo un espectáculo para la vista que ha perdurado durante siglos y que, a día de hoy, sigue llamando la atención de visitantes y de expertos en arquitectura.

El arte gótico se originó en Francia, y se extendió rápidamente a otros países europeos, como Inglaterra, Alemania, España e Italia. Se asocia principalmente con la arquitectura religiosa, pero también se manifestó en la pintura, la escultura, la orfebrería y las artes decorativas.

Las principales obras del arte gótico se encuentran en Europa, y son algunas de las más famosas e importantes del mundo. Entre ellas se encuentran la catedral de Notre Dame de París, la catedral de Chartres, la catedral de Colonia, la catedral de Sevilla y la catedral de Milán.

El arte gótico tuvo una gran influencia en la cultura posterior, y su legado se puede ver en el arte, la arquitectura y la literatura de los siglos posteriores. El arte gótico se caracterizó por su uso de la luz, la verticalidad, el arco apuntado, las bóvedas de crucería y las vidrieras.

La luz era muy importante en los edificios durante el Gótico. Las catedrales góticas estaban llenas de luz, gracias a las grandes ventanas de colores que iluminaban el interior de los edificios. La luz era un símbolo de la esperanza y la salvación, y ayudó a crear un ambiente de paz y tranquilidad.

A eso hay que sumar la verticalidad de estos majestuosos edificios. Las iglesias góticas eran altas y esbeltas, y se elevaban hacia el cielo como un símbolo de la grandeza de Dios. La verticalidad también era un símbolo de la esperanza y la ascensión al cielo.

Estos edificios góticos se pueden identificar también por el uso del arco apuntado que además fue toda una innovación. El arco apuntado permitía construir bóvedas más altas y delgadas, que daban a las catedrales un aspecto más ligero y aireado. Las bóvedas de crucería también eran una innovación del arte gótico, permitiendo que los edificios fueran más resistentes que los creados con las bóvedas de cañon, y también favoreciendo que se construyeran techos más altos y complejos. 

El color en las catedrales no lo daba la decoración de las paredes, sino el color que se colaba a través de las vidrieras que se colocaban en las ventanas y que estaban llenas de colores y figuras que representaban escenas de la Biblia, de la vida de los santos y de la historia de la Iglesia. Las vidrieras eran una forma de transmitir la fe y los valores cristianos al pueblo.

El arte gótico influyó en la cultura posterior de muchas maneras. Por ejemplo, el uso de la luz en el arte gótico inspiró a los artistas renacentistas a utilizar la perspectiva y la luz natural en sus obras. La verticalidad del arte gótico también influyó en la arquitectura de los siglos posteriores, y se puede ver en los edificios neogóticos del siglo XIX y XX.

El arte gótico también influyó en la literatura. Por ejemplo, la Divina Comedia de Dante Alighieri se inspira en el arte gótico, y describe un viaje a través del Infierno, el Purgatorio y el Paraíso. La Divina Comedia es una de las obras más importantes de la literatura italiana, y ha sido traducida a muchos idiomas.

El Gótico no se limitó a la arquitectura, sino que se extendió a otras formas artísticas como la escultura y la pintura. Por ejemplo, en escultura se rompe con el hieratismo y la falta de proporciones y naturalidad de las figuras, dejando paso a un arte más natural, más expresivo, como se puede apreciar en las portadas de las catedrales o en las obras de artistas destacados como Claus Sluter.

Este movimiento artístico tuvo un impacto profundo en la cultura y la sociedad de la época. La construcción de las catedrales góticas implicó una colaboración entre artesanos, albañiles y comunidades locales, fomentando el sentido de identidad y comunidad en torno a estas impresionantes obras arquitectónicas. Además, el Gótico reforzó el papel de la Iglesia en la vida cotidiana y promovió una visión teocéntrica del mundo, en la que Dios y lo divino eran el centro de la existencia.

A pesar de su esplendor, el Gótico gradualmente fue cediendo paso a otros estilos artísticos, como el Renacimiento. Sin embargo, su legado perduró a través del tiempo y dejó una impronta indeleble en la cultura europea. Las catedrales góticas se convirtieron en puntos de referencia para las ciudades y en importantes destinos turísticos, atrayendo a visitantes de todo el mundo interesados en apreciar la majestuosidad de estas construcciones.

En la actualidad, el Gótico sigue siendo valorado por su rica herencia histórica y estética. Los museos y sitios arqueológicos de Europa exhiben numerosas piezas de arte gótico, permitiendo a las generaciones actuales apreciar la belleza y trascendencia de este movimiento artístico. Además, su influencia se puede rastrear en obras posteriores de arquitectura, arte y literatura, pues muchos artistas y escritores han buscado inspiración en el espíritu gótico para sus creaciones.

Arqueólogos descubren once entierros humanos y una piedra con petrograbado en un municipio mexicano

Arqueólogos mexicanos han descubierto once entierros humanos y una piedra asociada con un numeral que se han encontrado durante las labores de sustitución de drenajes y de saneamiento que se están desarrollando en el municipio de San Andrés Cholula.

Estos entierros humanos han sido fechados hacia el periodo Posclásico Tardío (1200-1251 d.C.) y según el grupo de especialistas, coordinado por el arqueólogo Eric Abraham Alarcón Carmona se encontraron bajo el nivel de piso de la calle 16 de septiembre, un eje que cruza por la urbe mexicana en dirección norte-sur. Se trata de once enterramientos primarios, es decir, que no habían sido alterados desde su inhumación original. De ellos, cinco corresponden a personas subadultas y estaban acompañadas por ajuares funerarios formados por vasijas, figurillas, fragmentos de obsidiana y puntas de proyectil. Destaca uno de los cinco esqueletos, el cual presenta modelado cefálico tabular erecto y modificación dentaria.

Entre los seis entierros restantes sobresale el de un adulto en posición sedente, también con modelado cefálico de tipo tabular erecto bilobulado, y cuyo ajuar consistía en una cuenta de piedra verde y un dije hecho con estuco, con el rostro de una persona de edad avanzada. 

También, se han recuperado restos cerámicos de instrumentos domésticos, como ollas, comales, malacates, braseros y cajetes, además de fragmentos de figurillas, unas monocromas y otras estucadas, con vestigios de policromía. 

En un laboratorio instalado para el análisis de los materiales, el equipo, formado también por los arqueólogos Luis Ernesto Narváez Mac y Laura Pacheco Uribe, así como por el antropólogo físico Martín Hernández Carvajal, indaga piezas específicas, como una vasija del tipo Sandy Plain –clasificación cerámica establecida para el área de Cholula por la investigadora Florencia Müller– con la figura de Tláloc, dios de la lluvia, y pigmentos azul y negro. 

“La mayoría de los materiales, además de un piso estucado de alrededor de nueve metros de extensión, se han hallado en la parte más céntrica de la calle 16 de Septiembre, y la temporalidad principal corresponde al Posclásico Tardío. No obstante, el salvamento nos ha permitido revisar la calle 2 Sur hasta sus límites con la comunidad de Tonantzintla, donde recuperamos material cerámico del periodo Formativo, el cual se remonta al año 500 antes de nuestra era”, detalla el arqueólogo Sergio Suárez Cruz, encargado de la supervisión de estos trabajos arqueológicos.  

También, en el marco de este proyecto pudo desmontarse una piedra labrada, de aproximadamente 60 por 60 centímetros, la cual se ubicó entre las calles 11 Oriente y 16 de Septiembre, y ha sido colocada en el atrio del Templo de San Pedro Colomoxco para su resguardo y protección provisional, en espera de construir una base y un techo que la protejan.

El arte Románico en España: un legado monumental y duradero

Pasear por algunas zonas de España, sobre todo en el área del Camino de Santiago, es caminar entre arte Románico. Esos monumentos de piedra, serios, elegantes y majestuosos que han perdurado desde los siglos XI y XIII que se construyeron. Este arte Románico, que floreció en Europa justo entre esos dos siglos, dejó una huella imborrable en la Península Ibérica, con numerosas obras maestras que aún perduran. Este estilo arquitectónico y escultórico, de origen medieval, refleja el espíritu religioso y la cultura de la época y ha sido una pieza clave en la comprensión de la historia y el arte del país.

En España, el Arte Románico se manifestó con una riqueza inigualable, destacando en la arquitectura de iglesias, monasterios y catedrales. En ellas, los artistas reflejaban el Evangelio como una manera de mostrar al pueblo analfabeto las enseñanzas religiosas del Evangelio, de ahí que la mayoría de las iglesias estén plagadas de símbolos religiosos, de momentos de la Biblia. Y es que se dice que estos monumentos eran una Biblia de piedra. 

Una de las principales obras emblemáticas de este estilo es la Catedral de Santiago de Compostela, situada en Galicia, que acoge a miles de peregrinos cada año. Esta majestuosa catedral fue construida para albergar los restos del apóstol Santiago y se destaca por su fachada con esculturas detalladas y portadas ricamente adornadas. Es el centro del peregrinaje más importante del mundo, y en 1985 fue declarada bien cultural Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Es característica su planta en cruz latina, uno de los símbolos del arte Románico y es increíble cómo con los escasos avances arquitectónicos que había en aquella época se consiguió esa altura en las torres y en la iglesia. 

Otro referente del Arte Románico en España es la Catedral de Jaca, en Aragón, que se distingue por su planta basilical y la presencia de una torre octogonal. La iglesia de San Martín de Fromista, en Palencia, es también un ejemplo excepcional, caracterizada por su equilibrio y armonía arquitectónica.

La construcción de la catedral se inició a finales del siglo XI y se completó en el siglo XII, en torno al año 1130. Presenta también una planta basilical de tres naves, típica del románico, y una imponente torre campanario de estilo lombardo. La fachada principal es sobria pero no exenta de decoración, con arcos de medio punto y una portada ricamente adornada con esculturas que representan diversas escenas bíblicas y figuras religiosas.

Uno de los elementos más destacados de la catedral es su claustro románico, una joya arquitectónica y artística que se considera uno de los más bellos de España. El claustro cuenta con una galería de doble arcada sostenida por columnas decoradas con capiteles escultóricos, donde se pueden apreciar escenas religiosas y figuras humanas y animales esculpidos con gran maestría.

El arte románico de la Catedral de Jaca ha influido en otras construcciones posteriores en la región de Aragón, sirviendo como fuente de inspiración para el desarrollo de la arquitectura y la escultura durante siglos. Además, la catedral es un destino importante para los amantes del arte medieval y una parada obligada para aquellos interesados en explorar el legado histórico de España. Por supuesto, también es una parada obligada para los peregrinos del Camino de Santiago, que también se ven en esta ciudad.

Otro de los monumentos más importantes del arte Románico es San Juan de la Peña. Situado en la provincia de Huesca, San Juan de la Peña es un monasterio histórico con una profunda relevancia cultural y religiosa. Fue fundado en el siglo X y fue un centro espiritual y político de gran importancia durante la Edad Media. Su ubicación, en un entorno natural impresionante, contribuye a su aura de misticismo y belleza. Escondido en una roca de la montaña, el monasterio original se encuentra en la conocida como «Cueva de San Victorián», y posteriormente se construyó una iglesia sobre el monasterio inicial. Su característica más destacada es la cripta, que alberga tumbas reales, incluyendo la del rey Sancho Ramírez, importante figura histórica del Reino de Aragón. La cripta se compone de cinco naves que convergen en una bóveda de crucería, representando un impresionante avance arquitectónico para la época.

San Juan de la Peña también cuenta con una iglesia superior, construida en el siglo XI, que exhibe una impresionante colección de frescos románicos en sus paredes. Estos murales representan escenas religiosas y narrativas bíblicas, y son una muestra excepcional del arte pictórico medieval en España.

La importancia de San Juan de la Peña radica en su papel como centro espiritual y político durante siglos, siendo lugar de descanso final de varios monarcas y personajes de la nobleza. Además, el monasterio fue un importante foco de conocimiento y cultura, albergando una rica biblioteca y escuela, que contribuyó al florecimiento del conocimiento en la región.

El legado artístico de San Juan de la Peña se ha mantenido vivo hasta la actualidad, y el monasterio sigue siendo un destino de peregrinación para los amantes del arte Románico y los interesados en la historia de España. Su singular ubicación y su riqueza arquitectónica y artística lo convierten en un lugar de gran relevancia cultural y espiritual, una joya del pasado que sigue siendo apreciada y estudiada en la contemporaneidad.

Estas obras no solo son importantes desde el punto de vista estético, sino también histórico y cultural. El arte Románico en España representa la consolidación del cristianismo en la península y la construcción de una identidad nacional a través de la arquitectura y el arte religioso. Además, estas construcciones reflejan el poder y la influencia de la iglesia en la sociedad medieval, así como la habilidad técnica y el ingenio de los artesanos de la época.

Este arte ha influido mucho en los movimientos posteriores, como el Gótico, que tomó prestadas algunas características arquitectónicas, como las bóvedas de crucería, de las construcciones románicas. Asimismo, muchas de las esculturas y relieves románicos sirvieron de inspiración para los maestros del Renacimiento, y su lenguaje artístico sigue siendo una fuente de estudio e inspiración para los artistas contemporáneos.

El arte Románico en España se caracteriza por ciertos elementos distintivos. La simplicidad y robustez de las formas arquitectónicas, con paredes gruesas y pequeñas ventanas, son elementos comunes en las construcciones románicas. Además, las portadas suelen estar profusamente decoradas con esculturas que representan escenas bíblicas y figuras religiosas.

Para reconocer una obra de Arte Románico, es esencial prestar atención a estas características distintivas y a la presencia de arcos de medio punto en puertas y ventanas. También se pueden observar frisos y capiteles esculpidos con motivos geométricos, vegetales o escenas religiosas. La sobriedad y la simplicidad que emana de estas obras, junto con la expresividad de las esculturas, son elementos clave para identificar el estilo románico en la arquitectura y el arte español.

El arte es una de las disciplinas que se estudia en el marco del Grado en Historia de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA.