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¿Estamos preparados para la educación del hiperaula y el avance tecnológico?

Mucho se habla en la actualidad de la necesidad de un “cambio” en la educación. Tanto en la forma de enseñar como en la estructura arquitectónica en la que se encuentran las aulas.

Actualmente encontramos diversas metodologías que promueven ese cambio: Flipped classroom, Aprendizaje Basado en Problemas, Aprendizaje Cooperativo, M-Learning, Aprendizaje Basado en Proyectos… surgiendo quizá una diferenciación entre lo que se pretende conseguir frente a la formación que necesitamos como docentes. ¿Están/estamos los profesores preparados para este salto? ¿Desde dónde debe surgir este primer cambio? La base de la formación del profesorado nace en la Universidad, por lo que debe ser uno de los primeros colectivos que deben ceder y dar ejemplo en tratar los contenidos mediante elementos motivadores para llegar a esas “competencias”, más allá de contenidos teóricos.

¿Cuánto de lo que se enseña es valioso para ser docente en aula, y cuánto queda en el olvido? ¿Deberíamos optar por más asignaturas didácticas y menos de teoría? Actualmente nos encontramos con una enseñanza que se creó para un aprendizaje mecánico, frente a unos estudiantes que nacen en la era digital, que avanza cada día. Paradójicamente estamos en un conflicto: por un lado, el salto positivo a un querer hacer y, por otro lado, ante una brecha digital, definida según Serrano y Martínez (2003) como:

“La separación que existe entre las personas (comunidades, estados, países…) que utilizan las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) como una parte rutinaria de su vida diaria y aquellas que no tienen acceso a las mismas o que, aunque las tengan, no saben cómo utilizarlas”.

Estas brechas surgen a medida que las TIC se van incorporando a la vida social, avanzando a una velocidad que no podemos manejar. Así se generan desigualdades entre los que tienen un buen manejo tecnológico y pueden incorporarlo a algún formato educativo, y los que no. Esto está limitando el uso de las TIC con todos sus beneficios.

Para ello es necesario, primero, fomentar una confianza digital. Y también reforzar la inclusión y alfabetización digital, como asignatura obligatoria, impulsando el uso de las TIC. Pues los niños de este siglo nacen “conectados”.

Al igual que ocurre con todas las nuevas metodologías, surge una cuestión: ¿somos capaces de cubrir estas dos perspectivas, la tecnológica y la pedagógica/didáctica?

Lo ideal es que la tecnología y la educación evolucionen de forma paralela y que las necesidades educativas puedan darle un impulso al progreso tecnológico además de adaptarse a él. Una de las áreas que más se acerca a estas dos vertientes es la educación a distancia, que está ganando cada día más adeptos. Es la mejor opción sobre todo para las personas que deciden estudiar una segunda carrera o continuar con su formación tras la titulación. Pues la formación a distancia les permite mayor libertad de organización sin tener que desplazarse, utilizando ese tiempo en la visualización o lectura del material.

Estamos ante una nueva era en la educación, siendo el presente un cambio para el futuro.

La brecha digital económica y profesor-alumno y sus posibles soluciones

La brecha digital es, según EcuRed, “la separación que existe entre las personas (Comunidades, estados, países) que utilizan las Tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) como una parte rutinaria de su vida diaria y aquellas que no tienen acceso a las mismas y que aunque las tengan no saben cómo utilizarlas.

Fuente: EcuRed (2014). Recuperado el día 22 de abril de 2014 de http://www.ecured.cu/index.php/Brecha_digital

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Fuente: DifuSord (2014). Recuperado el día 24 de abril de 2014 de: http://difusord.blogspot.com.es/2014/03/la-brecha-digital-y-las-personas-sordas.html

 En cuanto a la brecha digital, podemos hacer referencia a ocho tipos de la misma: económica, política, educativa, generacional, de género, profesor-alumno, psicológica e idiomática.

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Fuente: Cabero, J. (2013): El desarrollo de la sociedad del conocimiento. Sociedad del conocimiento y tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Madrid: Udima.

Realizaré aquí un breve repaso de dos tipos de brechas digitales que existen en la actualidad y algunas de sus posibles soluciones que considero necesarias para minimizarlas en la medida de lo posible. Todo ello, como he señalado, teniendo presente las otras seis (véase, por ejemplo, el siguiente vídeo).

Fuente: Youtube (2014). Recuperado el día 23 de abril de 2014 de https://www.youtube.com/watch?v=zDMg6s7W00g

En primer lugar, la brecha digital económica es, en mi opinión, uno de los tipos de brecha digital que más dificulta la desaparición de la misma. Este tipo de brecha no se refiere al hecho de que las personas no sepan hacer uso de las TIC o de Internet de forma eficaz, sino que en muchas ocasiones (más aún en momentos de crisis económica a nivel tanto global como estatal como la que estamos atravesando) las mismas no disponen de medios a través de los cuales pagar para tener un ordenador propio o costear las cuotas mensuales que suponen tener conexión en el propio domicilio, entre otros casos.

Una de las posibles soluciones que le encuentro a este tipo de brecha es que las operadoras de telefonía adecúen los servicios que ofrecen a las necesidades de los individuos. Es decir, en la actualidad para contratar Internet en un domicilio se precisa de línea telefónica fija, así como ésta está ligada a los bonos de llamadas gratuitas a líneas fijas de todo el territorio nacional; sin embargo, por todos es sabido que en la actualidad cada vez con menor frecuencia se hace uso de la línea fija en comparación con la línea móvil (telefonía móvil). Por lo tanto, lo que deberían contemplar las operadoras (actuales o futuras) son tarifas que abaraten el coste del servicio suprimiendo dichos bonos de llamadas.

Asimismo, debemos partir del hecho de que las operadoras más asequibles económicamente no pueden ofrecer sus servicios a todo el territorio nacional, debido a que la cobertura de la cual disponen es de tipo indirecto (dependen de la red y de la centralita de la actual Movistar). Realizar un cableado nuevo por todo el territorio nacional supondría una inversión por la cual deberían cobrar más a los clientes y eso empeoraría la actual situación de brecha digital económica.

Todo ello sin olvidar que España es uno de los países europeos con las cuotas mensuales más caras en cuanto a telefonía (fija y móvil) e Internet se refiere. Otra de las soluciones posibles sería la apertura de espacios TIC “sin horarios de oficina”. Con ello me refiero a que los organismos municipales y de las Comunidades Autónomas, principalmente, permiten en espacios determinados hacer uso de las TIC a cualquier persona, pero los horarios no siempre cumplen con las expectativas de los usuarios (por ejemplo, un determinado ayuntamiento con horario de atención al público de 9 a 14 horas no va a permitir el uso de las TIC en distintas horas o momentos a lo estipulado).

En cuanto a la brecha digital profesor-alumno haré referencia fundamentalmente a tres casos posibles, que son:

  1. que el alumno sepa manejar mejor las TIC que el profesor, para lo cual es necesaria, imprescindible y urgente la formación del profesorado en este ámbito;
  2. que el profesor maneje mejor las TIC que el alumno, para lo cual el profesor debe encargarse de formar al alumno en horas lectivas (suponiendo que el centro tenga acceso a las TIC);
  3. que ninguno de los dos tenga conocimientos necesarios para desenvolverse eficazmente en el uso de las TIC, aunque el centro disponga de recursos (por falta de conocimiento no se utilizan adecuada ni productivamente). Para ello, sería necesario, en primer lugar, la implantación de un buen proyecto de centro relacionado con este ámbito y, posteriormente, la formación adecuada del profesorado.

Además, podría ocurrir que el alumno, fuera del centro escolar, no tuviera acceso a las TIC. En ese caso podríamos aplicar la última solución del punto anterior: apertura de la sala de informática del centro educativo o biblioteca en horario extraescolar para acercar a las familias y al alumnado al uso de las TIC (formando incluso a las familias en ese horario).

Una de las posibles soluciones que le encuentro a este tipo de brecha es la modernización de las instituciones docentes con la finalidad de evitar la brecha digital educativa. En mi opinión, debe partir de un buen proyecto a realizar por parte del centro educativo en cuanto a la inclusión de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. De esta manera las TIC se proyectarían como una herramienta más en el ámbito educativo cuya necesidad parte de adaptar objetivos, contenidos, metodología y demás elementos presentes en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Los objetivos mínimos para un buen proyecto en este sentido no solo parten de la necesidad de dotar de infraestructuras a un centro y de ofrecer la disponibilidad a su comunidad educativa para conectarse, sino que, además, debe haber un conocimiento mínimo de las herramientas básicas y de la capacidad para que la información sea accesible en la red y así se pueda dar lugar al conocimiento.

Concluyendo, es imprescindible la formación de los distintos profesionales de la educación en las TIC (hecho al que hice referencia en la anterior cuestión), ya que son ellos los que diariamente interactúan con los alumnos y los que tienen en su mano desarrollar habilidades en los discentes para el uso y manejo de las TIC.  Creo que no importa que un alumno tenga más destreza en el manejo de las TIC que el profesor, lo realmente importante es que el profesor sepa qué hacer con las TIC y sea capaz de mejorar el aprendizaje con actividades y diseños nuevos.