En la actualidad hay que saber de todo, incluido hacer un contrato legal. No sólo porque así lo requiera el mundo en el que vivimos, sino porque de repente nos podemos encontrar ante la necesidad de redactar un contrato o de firmar un contrato por parte de alguien, conocido o no, y siempre hay dudas sobre cómo hacerlo o en dónde nos estamos metiendo. Pues bien, en este artículo se darán los pasos fundamentales para poder redactar un contrato legal de manera efectiva y precisa y así, en el caso de que se esté en la situación de tener que firmarlo, siempre se puede saber qué es lo que se está firmando.
En primer lugar, es esencial identificar a las partes que participarán en el contrato y establecer su información básica, como los nombres completos, direcciones y detalles de contacto. Además, se debe describir claramente el objeto del contrato, es decir, el propósito y alcance del acuerdo, como puede ser la contratación de una persona para un asunto determinado o simplemente la compra-venta de un coche. Esto garantiza que ambas partes comprendan las responsabilidades y expectativas mutuas.
A continuación, se deben incluir los términos y condiciones específicos del contrato. Estos deben ser claros, concisos y evitar ambigüedades. Es recomendable utilizar un lenguaje sencillo y accesible, evitando tecnicismos legales que puedan generar confusión. En caso de que se requiera definir algún término técnico, se puede incluir un glosario al final del contrato para mayor claridad.
Es importante ser preciso al estipular las obligaciones de cada parte. Por tanto, será necesario detallar las responsabilidades, plazos, condiciones de entrega, métodos de pago, penalizaciones por incumplimiento y cualquier otra disposición relevante. Asimismo, se pueden incluir cláusulas de resolución de conflictos, como la elección de la jurisdicción y el método de arbitraje.
Además, es fundamental considerar la legislación aplicable al contrato. Dependiendo del ámbito y la naturaleza del acuerdo, puede ser necesario hacer referencia a leyes específicas o incluso consultar a un abogado especializado para asegurar la conformidad legal. Esta etapa garantiza que el contrato sea válido y ejecutable.
Es interesante tener en cuenta que los contratos son documentos dinámicos y pueden requerir modificaciones en el futuro. Por lo tanto, es recomendable incluir disposiciones sobre enmiendas, terminación o rescisión del contrato, así como los procedimientos correspondientes para llevar a cabo estas acciones.
Por último, una vez redactado el contrato, es esencial revisarlo detenidamente para detectar cualquier error, inconsistencia o falta de claridad. Cuando ambas partes están satisfechas con el contenido, se procede a la firma del mismo y se recomienda mantener copias firmadas por ambas partes para referencia futura.
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