Con la pandemia de la COVID-19 quedó evidenciada la necesidad de que el personal en una empresa pudiera adaptarse de forma rápida a los cambios, ya sea estructural (cambio de oficina física a virtual) como de competencias laborales (Transformación Digital), digamos, porque la empresa debió emigrar hacia el ecosistema digital.

Una de las ventajas que han tenido los trabajadores es que las empresas paulatinamente han entendido la importancia de contar con un plan de capacitación empresarial que les permita la educación a lo largo de toda la vida al empleado y durante su ciclo, ya que la formación a lo largo de toda la vida hace que “cualquier empleado involucrado en el aprendizaje continuo mejorará su resiliencia y adaptabilidad, su eficacia y eficiencia ante nuevos retos de su puesto de trabajo. Y todo ello redundará en una mejora colectiva para las empresas que persigan la formación continua como sello para sus empleados”, destaca David Lizcano Casas, vicerrector de Investigación y Doctorado y profesor Titular de Ingeniería Informática de la Universidad UDIMA.

Para establecer un plan de formación empresarial es necesario construir la cultura organizacional para afrontar el reto, ya que, desde “el punto de vista de las empresas, y en segundo lugar, la capacidad o la búsqueda del valor diferencial de un profesional. Ambos elementos conectan con la actitud, cuando hablamos de actitud en una organización, hablamos de la cultura organizacional, de su capacidad de adaptación, de la gestión del cambio”, explicó David Lizcano.

Otro de los factores a tener en cuenta al momento de preparar un plan de capacitación resulta ser el conocer cuál es el contexto de la empresa: dónde está y hacia dónde quiere llegar. Es por esa razón que “la empresa debe conocerse muy bien, saber qué puestos tiene, con qué trabajadores cuenta. El éxito de una empresa, y de forma particular de las políticas de recursos humanos, pasa por el alineamiento de los objetivos de los trabajadores con los objetivos de la empresa”, detalla Javier Santos, maestrante de Administración y Dirección de Empresas de la UDIMA.

El especialista ofrece pautas de cómo debe establecerse el plan de formación que busca el objetivo de que “la empresa se conozca a sí misma y a sus trabajadores, sus puestos… Que detecte las necesidades, priorice, valore las mejores opciones de formación y defina a qué trabajadores impartirá qué formación concreta. Y posteriormente que evalúe si se ha tenido el éxito esperado, las desviaciones que existan y establezca conclusiones”.

Desde el Centro Educativo CEF.- Santo Domingo, institución docente vinculante a la Fundación Hergar, se toman en cuenta estas realidades y se han preparado varios cursos y en especial, la Maestría en Dirección y Gestión Humana que, como el que ofertan el CEF.- en España y la propia Universidad UDIMA, tiene como propósitos, además de los procesos de “contratación y procesos de selección, también por la gestión de los empleados y metodologías de trabajo, aspectos psicológicos que afectan al buen rendimiento de la empresa o por las características jurídicas o empresariales que un profesional de los recursos humanos debe saber. Aprende a captar, desarrollar y retener talento en las empresas a través de una metodología teórico-práctica”.

El experto David Lizcano concluye que la “inversión en formación para generar, atraer y retener talento porque la nueva realidad, esas necesidades es lo que el mercado, la sociedad está demandando. La buena noticia es que nuestras organizaciones y nuestros profesionales tienen esa capacidad de adaptación, somos conscientes de la gran oportunidad que ofrece esa gestión”.