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Richard Mababu

Doctor en Psicología. Profesor de Psicología Social (Trabajo y Psicología Organizacional) en la Universidad a Distancia de Madrid. Ver perfil

Richard Mababu

El acoso psicológico o mobbing en el lugar de Trabajo

A la ocasión de la celebración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (el día  25 de noviembre), quería dejar aquí algunas reflexiones sobre la violencia psicológica en el mundo laboral. En esta ocasión, me gustaría que nos centrásemos sobre el mobbing o el acoso psicológico que afecta tanto a hombres y mujeres en su ámbito laboral. En España, se estima que más de 2 millones de personas padecen acoso psicológico habitual o continuado en su ambiente laboral por parte de jefes, compañeros o subordinados;  lo que representa en torno al 9 % de la población activa ocupada. El lugar de trabajo donde la persona pasa una buena parte de su vida, ofrece también la oportunidad de establecer relaciones interpersonales dentro de una organización. Pero, al mismo tiempo, el lugar de trabajo puede convertirse en un de estos entornos en cuyo seno puede manifestarse el acoso psicológico o el mobbing. El concepto de acoso psicológico o el mobbing hace referencia a aquella situación en la que una o varias personas ejercen una violencia psicológica extrema, de forma sistemática y recurrente, durante un largo período de tiempo, sobre otra persona en el puesto de trabajo. El objetivo en este caso es intimidar, reducir, amedrentar, consumir emocional e intelectualmente a la víctima, con el fin último de echar o eliminarla de la organización. En general, la expresión «mobbing» hace referencia al acoso moral, y deriva en la lengua inglesa del verbo to mob, recogido a finales del siglo XVIII utilizado con el significado de forzar a alguien a hacer algo, acorralar o presionar. El Diccionario de la Real Academia Española (RAE) define el verbo acosar como acción de perseguir, sin darle tregua ni reposo, a un animal o a una persona. El añadido al acoso del calificativo “psicológico” o “moral” viene a incidir en que este tipo de acoso persigue conseguir el desmoronamiento íntimo y psicológico de la persona. Se refiere al comportamiento de un individuo que usa su poder y  que manipula a los demás para satisfacer su interés. Además,  lo hace mediante un hostigamiento sistemático por medio de alusiones, descalificaciones, desconsideraciones hacia la persona víctima de esta situación. Desde luego, no es un fenómeno nuevo, sino más bien estamos ante una concienciación nueva del fenómeno en la sociedad en general.  Este concepto fue desarrollado y promovido en el ámbito laboral por Heinz Leymann en 1984, psiquiatra alemán afincado en Suecia que inicialmente designó este fenómeno del maltrato psicológico en el entorno laboral como «terror psicológico» o «psicoterrorización». Leymann definió el acoso psicológico o el mobbing como el terror psicológico laboral en el que una persona, o un grupo de personas, ejerce una violencia psicológica extrema sobre otra persona en el lugar de trabajo de forma sistemática (al menos una vez por semana) y durante un tiempo prolongado (más de 6 meses).

El mobbing laboral es una serie de comportamientos que tienden a minar la moral de la persona acosada, haciéndola perder su autoestima y sometiéndola a un proceso de aislamiento que degrada la consideración personal y social de la misma.
En primer lugar debemos referirnos al mobbing vertical o “bossing” (expresión que proviene del término “boss”, jefe en inglés), que se produce cuando la conducta hostigadora proviene del jefe de la persona jerárquicamente superior. En este caso, los ataques provienen de quien tiene el poder de dirección en la empresa, quien puede distribuir tareas, premiar o despreciar los resultados y además de quién debería velar por salvaguardar los derechos del trabajador.  En segundo lugar se puede mencionar el mobbing horizontal, que está provocado por los propios compañeros del trabajador.  Por último se puede indicar el mobbing mixto que es una mezcla de los dos anteriores y por ello suele llevar al resultado más dañoso. Desgraciadamente, es además el más frecuente. Se  produce por la existencia de comportamientos que atentan contra la dignidad del trabajador tanto por parte de los superiores  como por parte de los propios compañeros que atentan contra la víctima bien como modo de eliminar a un competidor o como defensa del puesto de trabajo secundando la actuación de los superiores.

Como fenómeno circular o como una coalición de agresores, el mobbing está que está destinado a desencadenar la ansiedad en la víctima; lo que provoca en ésta una actitud defensiva que a su vez genera nuevas tensiones, sentimientos de agobio, impotencia y desesperación. El hecho que se produzcan comportamientos de hostigamiento en el lugar de trabajo no significa que solo perjudica a la víctima, sino que afecta, a su vez, a la empresa al repercutir en aspectos tan fundamentales como la productividad y la calidad de los productos, la pérdida de tiempo de trabajo, etc. El acoso psicológico afecta el clima laboral de la empresa, deteriora la cohesión y la calidad de las relaciones interpersonales y aumenta los occidentes en el lugar del trabajo por descuido, por negligencia o por falta de atención o distracción.

En definitiva, el mobbing resulta perjudicial tanto para la empresa como para el trabajador porque afecta el rendimiento del individuo y la productividad de la empresa. Además,  incrementa las tasas de accidentalidad y de absentismo en la organización. Por este motivo, es importante tomar medidas preventivas y de intervención para los casos de mobbing en el lugar de trabajo. La empresa es la responsable de garantizar un ambiente de trabajo saludable y adecuado. Para hacer frente a los casos de acoso psicológico en el lugar de trabajo, es necesario plantear estrategias realmente preventivas y de intervención que requieren la implicación de todos los agentes dentro de la organización:

a) Resulta conveniente y beneficioso poner en marcha políticas empresariales específicas en relación al acoso psicológico, adoptando estrategias preventivas del abuso o acaso psicológico y promoviendo realmente el bienestar de quienes trabajan en la organización.
b) Existe la imperiosa necesidad de poner en marcha los procesos de mediación y gestión de los conflictos interpersonales en la organización o empresa, que resultan necesarios a la hora de ofrecer nuevas estrategias para hacer frente a problemáticas del acoso psicológico o mobbing. En este sentido, la formación de los trabajadores, de supervisores y los directivos en materia de habilidades sociales suelen servir para la prevención y ayuda a las posibles víctimas en la medida en que permite detectar antes una determinada acción de abuso psicológico; además, permite elaborar estrategias de prevención.

c) La implicación de los trabajadores y de sus representantes en el diseño del trabajo es importante para eliminar y prevenir de los factores estresores relativos al contenido de la tarea y a la organización de trabajo que desencadena el acoso psicológico.

En definitiva, para  prevenir la exclusión que deriva del mobbing, es necesario adoptar medidas en una fase temprana para evitar un entorno de trabajo destructivo. En este sentido, los Departamentos de Recursos Humanos deben jugar un papel importante y adoptar una estrategia de proactividad en esta materia ya que las empresas no deberían esperar a recibir las quejas de las víctimas para empezar a actuar. Todos deberíamos tomar también consciencia de este fenómeno y evitar que el lugar de trabajo se convierta en un infierno en algunos casos.

Algunas referencias de interés:

LEYMANN, H. Mobbing and Psychological terror at workplace. Violence and Victims, Springer, New York, vol 4, núm. 2. 1990.
KAHALE, D.T. El Código de Conducta ante Situación de Acoso Laboral en la Administración Pública, Sevilla, Instituto Andaluz de Administración Pública, 2010.
PIÑUEL Y ZABALA. I. Mobbing: ¿Como sobrevivir al Acoso Psicológico en el Trabajo?, Santander, Ed. Sal Terrae. Santander, 2001.
URIBE PRADO, J.F. Violencia y acoso en el trabajo: mobbing, México, Ed. Manual Moderno, 2011.

La procrastinación o el hábito de dejar para mañana lo que podemos hacer hoy

Carlos es un estudiante de segundo curso en Ciencias del Trabajo y Recursos Humanos. Para preparar sus exámenes , elaboró un programa determinando las materias que debe estudiar por las mañanas y por las tardes. Ayer pusieron en la Tele, su programa favorito. No pudo resistir y se supo a verlo. Se quedó toda la noche viendo la Tele hasta la madrugada (no estudió). Se levantó tarde, con el tiempo justo para ir a trabajar. Tampoco pudo estudiar. Juró que hoy por la tarde sin falta iba a intentar recuperar el tiempo perdido. Pero, después del trabajo, llevó a casa. Abrió su correo electrónico antes de ponerse a estudiar. ¡Sorpresa! Acababa de recibir una invitación en Facebook de su amiga de infancia que vive en Canadá. No pudo resistir. Entró el Facebook, aceptó su invitación; después de unos minutos ya estaba chateando con ella (hasta la madrugada, otra vez!). El día siguiente, se levó con tiempo justo para ir a trabajar. Por la tarde, recibió una llamada telefónica de sus colegas para que vayan al bar a ver el partido de su equipo favorito, con unas cervecitas… Carlos está dudando si ir al ver el partido o quedarse en casa para estudiar. Pero, viendo los antecedentes, Carlos empieza a ser pesimista y a tener remordimientos sobre su capacidad de organización y de gestión del tiempo…

Posponer, aplazar, postergar, dejar para mañana o procrastinar son sinónimos de un hábito que a todos nos ha afectado alguna vez  y que consiste en evitar conscientemente aquellas tareas que se perciben como desagradables o incómodas dilatándolas a veces sin límite en el tiempo con los consiguientes efectos negativos que ello conlleva. La procrastinación es la capacidad de posponer de forma innecesaria la realización de una tarea, actividad o decisión relevante, sustituyéndola por otra menos relevante pero que reporta una satisfacción inmediata. En algunas personas el grado de procrastinación alcanzan niveles preocupantes porque tienden a caer en remordimientos y estrés por no haber cumplido con los objetivos.  Podemos diferenciar dos tipos de hábito de posponer. El primer tipo hace referencia a los aspectos cotidianos que atenta contra la autovaloración en clave de eficacia y pasa factura al autocalificarse de ineficaz o desastre al percibirse que no es capaz de cumplir lo que ha planificado.

El segundo tipo de procrastinar repercute en el individuo paralizándolo al dilatar el tiempo de tomar una decisión importante (por ejemplo: finiquitar una relación de pareja tóxica, devolver unos libros a la biblioteca, moderar el consumo de tabaco, reciclar sus conocimientos profesiones con vistas a mejorar laboralmente, etc. En este segundo tipo, la procrastinación se hace realmente crítica cuando las relaciones con los demás se ven afectadas porque prometemos pero no cumplimos con la promesa. Como consecuencias, los demás empiezan a desconfiar de nosotros, a no tomarnos en serio: los jefes se sienten disgustados, la pareja se siente disgustada o frustrada, etc; pero a nivel individual, no hacer las cosas a su debido tiempo puede causarnos estrés, ansiedad y frustración. Hay que incluir en este segundo tipo de procrastinación, el nivel de exigencia que el individuo se marca a la hora de tomar decisiones: el exceso de perfeccionismo puede llevar a retrasar de manera innecesaria la toma de decisiones y posponer los resultados indefinidamente.

Una excelente forma de solucionar el problema de la procrastinación es no caer en la trampa de la autosuficiencia y reconocer las propias limitaciones; y después buscar ayuda trabajando en equipos pequeños con personas que tienen el mismo problema que tu. Durante el periodo de examen es importante automotivarse, tener presente los objetivos o las metas que pretende alcanzar y establecer un sistema de premios para que pueda centrarse en el estudio. El cumplimiento de la planificación del estudio aumenta la autoestima o la autorealización que es beneficioso para el esfuerzo del individuo.

Primero de Mayo, Día Internacional del Trabajo

Hoy están previstas muchas manifestaciones y eventos en casi todos los países para conmemorar el día internacional del trabajo.  Todo remonta desde el 1° de Mayo de 1886 cuando la Unión Central Obrera de Chicago convocó una huelga general para exigir que la jornada laboral fuera de ocho horas. Durante aquella época, las condiciones laborales eran muy duras y deplorables de modo que los hombres, mujeres y niños eran explotados en jornadas laborales de más de quince horas diarias, sin descanso semanal y con remuneraciones miserables. Durante aquella convocatoria del aquel 1° de Mayo en Chicago, hubo una fuerte represión policial en que murieron muchos de los manifestantes, además de detenciones y posteriores penas capitales. A finales de mayo de 1886 varios sectores patronales accedieron a otorgar la jornada de 8 horas a varios centenares de miles de obreros. El I Congreso de la Internacional Socialista, reunido en París, decidió declarar el 1º de mayo de 1889 «día mundial de la lucha obrera», en conmemoración de la masacre de Chicago. Un año después, obreros de todas partes del mundo, manifestaron por primera vez el Día de los Trabajadores. A lo largo del siglo XX, muchos gobiernos adoptaron leyes que apoyan las reivindicaciones de los trabajadores otorgando derechos de libertad, de  respeto, de retribución y de mejora de condiciones sociales y del trabajo. Lamentablemente, en muchos países se están retrocediendo en derechos de los trabajadores a causa de la globalización mal aplicada y por neoliberalismo.

En definitiva, el 1° de Mayo se ha convertido en una jornada de lucha reivindicativa  en todo el mundo y de homenaje a los Mártires de Chicago. Es también un día en que  en que las mujeres y hombres de todo el mundo manifiestan sus aspiraciones de mejora en sus condiciones de trabajo y se hermanan para reivindicar la justicia social y el derecho de trabajo en paz para alcanzar su bienestar.

Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo: 28 de abril

El 28 de abril es el día mundial dedicado a la Seguridad y la Salud en el Trabajo. Como suele ser habitual, se han celebrado diferentes eventos en el mundo entero para recordar que todos los muertos en accidentes laborales son evitables. Pero, también es un día reivindicativo que pretende homenajear la actividad que realizan los delegados en las empresas en la materia de prevención, los propios trabajadores al adoptar las medidas de autoprotección, y la toma de consciencia de la toda sociedad sobre la necesidad de tomar las medidas de prevención de accidentes y enfermedades laborales. En la misma línea, el día 28 de abril se convierte en un día de reconocimiento a las propias víctimas. Hay que recordar también en este día que existen enfermedades profesionales que están arruinando la vida de muchos trabajadores. Según las estadísticas, en torno al 80% de enfermedades profesionales tiene que ver con los agentes físicos, con los movimientos repetitivos y las posturas forzadas, y con enfermedades por cáncer (debido a la exposición a los agentes cancerígenos). La Agencia Europea de Seguridad y Salud Laboral estima que los accidentes sólo representan el 5% de los daños y muertes producidos en el trabajo», por lo que el verdadero problema está en las enfermedades ocultas que producen daños y muertes a miles de personas.

En España, desde que entró en vigor la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, hemos avanzado bastante en términos generales, y más en empresas grandes a las que la ley ha obligado a tener servicios de prevención propio. Pero, en general, falta todavía mucho por hacer sobre todo en las pequeñas y medianas empresas. En general, hemos mejorado en grandes rasgos al conseguir la reducción sustancial de los índices de siniestralidad. Mientras en 2006, la tasa de accidentes mortales era de 6.1 por cada 100.000 trabajadores, en 2010 ha sido de 3.8. Dentro de los factores que justifican ese descenso hay que tener en cuenta también la caída de actividad empresarial en algunos sectores y la crisis que ha influido mucho en un sector clave como es la construcción.

Desde 2003, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) institucionalizó por lo tanto ese día dedicado a la seguridad y salud en el trabajo poniendo énfasis en la prevención de los accidentes y las enfermedades en el lugar de trabajo. Esta celebración pretende recordarnos que existen todavía miles de personas que están perdiendo la vida por motivo de trabajo. Entre todos debemos promover el trabajo seguro, saludable y decente. Las empresas deben seguir mejorando sus mecanismos de prevención así como la atención a las víctimas de los accidentes de trabajo y la detección a tiempo de las enfermedades «ocultas» y las «olvidadas» como es el caso de síndrome de Burnout (sindrome de quemarse por el trabajo), estrés, acoso laboral, etc.

UDIMA en la Semana de la Ciencia 2010 (Madrid del 08 al 21 de noviembre)

Los profesores del Grado en Ciencias del Trabajo y Recursos Humanos de la UDIMA participan en la semana de la Ciencia de la Comunidad de Madrid que se celebra del 08 al 21 de noviembre.

  • Jueves 11 de noviembre – Mesas redondas y conferencias. “Procrastinación, el hábito de dejar todo para mañana. ¿Cómo evitar y superarlo para lograr el éxito personal y profesional?” (Ponente: D. Richard Mababu Mukiur)
  • Lunes 15 de noviembre – Mesas redondas y conferencias. “Gregorio Marañón: Medicina y Humanismo en la ciencia española contemporánea”. (Ponentes: Dª Laura Lara Martínez y Dª María Lara Martínez)

La Semana de la Ciencia Madrid es una actividad dirigida a todos los públicos, de diferentes edades y niveles de formación. La asistencia y la participación en las actividades es gratuita y se celebra cada año en el mes de noviembre. Su objetivo es poner al alcance de los ciudadanos los temas y las cuestiones que les interesan y preocupan, descubriéndoles los centros de investigación y las actividades en ellos realizadas como espacios de trabajo para mejorar nuestra vida a corto y largo plazo.