Los recursos turísticos pueden llegar tan lejos como se proponga aquel que los ponga en valor. Ya se sabe que la gastronomía, el vino o las formas de vida se han convertido en recursos para la promoción turística, pero un ejemplo singular de este tipo de ofertas, es el que se ha desarrollado en Guijuelo (Salamanca), una población de más de 6.000 habitantes dedicada casi exclusivamente a la industria de productos cárnicos. Que en su comarca se elabore el 65 % de la producción derivada del cerdo ibérico, que por sus mataderos pasen más de 10.000 cerdos al día o que haya más de 200 fábricas de chacina, no parece un reclamo muy glamouroso para el turismo, pero el jamón ibérico -amparado por la Denominación de Origen Guijuelo desde 1984- lo puede todo y es un recurso turístico fundamental para un municipio que carece de patrimonio cultural o natural relevante.

Las industrias cárnicas hacen de Guijuelo un pueblo muy dinámico, por lo que no han faltado iniciativas para sacar el máximo rendimiento al sector a través de su explotación turística, con unas Jornadas de la Matanza, con un logrado Museo de la Industria chacinera y con la puesta en marcha de la Ruta del Sabor, que incluye además de la visita al Museo, una ruta por el pueblo, la visita a alguna fábrica y un menú degustación donde, ¡qué casualidad!, la chacina es la protagonista.

Más allá ha ido alguna empresa chacinera, como Julián Martín (fundada en 1933) al acuñar el concepto de Jamónturismo. Bajo ese lema ofrecen paquetes turísticos que incluyen visitas a las instalaciones de la empresa, curso de corte de jamón y degustación de productos. Por supuesto, esta oferta se completa con la posibilidad de hacer noche, pero no en Guijuelo, que más allá del jamón carece de sabor artístico, sino en otras localidades con mayores encantos y patrimonio como el Puente del Congosto o la propia ciudad de Salamanca.

El jamón ibérico nos muestra el camino a la espera de que se sumen a la oferta nuevos recursos turísticos, quizás veremos en el futuro el turismo de invernadero, el de pastoreo y quesería o el de corral. En todo caso, ya no nos cogerán de improviso.

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