Muchos destinos urbanos europeos están incorporando a su oferta turística nuevos recursos con el objetivo de incrementar y diversificar las opciones culturales de la ciudad. El patrimonio industrial es un ejemplo paradigmático de este proceso de valoración turística. Como consecuencia de la terciarización económica de las ciudades y el traslado de la industria a zonas periféricas, los edificios industriales en desuso están experimentando acciones de recuperación arquitectónica y de dotación de nuevos usos de carácter cultural que, en muchos casos, se pueden considerar de alta funcionalidad turística. Uno de los casos europeos más representativos de este proceso es la fábrica de cervezas Carslberg ubicada en Copenhague (Dinamarca) aunque podríamos hablar de muchas más experiencias vinculadas a esta bebida, como, por ejemplo, la “Heineken Experience” en Amsterdam (Holanda) o la “Guinness Storehouse” en Dublín (Irlanda).
El denominado “Distrito Carlsberg” se localiza en la colina de Valby, área en la que J. C. Jacobsen fundó en 1847 la fábrica de cerveza homónima. Como consecuencia de la innovación tecnológica, Carslberg se convirtió durante el siglo XX no sólo en una de las principales empresas danesas al exportar su producción a un importante número de países sino también en una de las cerveceras de referente internacional por sus modernos procesos de producción. El “Distrito Carlsberg” pronto se convirtió en un área industrial con numerosas instalaciones fabriles que participaban en la fabricación, embotellamiento y distribución de la cerveza de esta empresa familiar.
Desde la paralización de la producción en el “Distrito Carlsberg” en el año 2008, esta zona está experimentando un profundo proceso de reconversión urbanística, un nuevo espacio para la ciudad cuyo objetivo es la combinación de usos residenciales, culturales, comerciales y de oficinas. Dentro de este proyecto, la antigua fábrica de Carlsberg, convertida en la actualidad en un Centro de Visitantes, se ha posicionado como un recurso turístico de la ciudad extraordinariamente importante.
Pero ¿en qué consiste exactamente la visita a este espacio? Además de ver cómo ha evolucionado la producción de la cerveza en función del desarrollo tecnológico, también puede visitarse una pequeña planta embotelladora en pleno funcionamiento así como los antiguos establos y cocheras donde se profundiza en los métodos de distribución de esta bebida. La visita se cierra con la contemplación de la colección de cervezas más grandes del mundo, registrada en el Libro Guinness de los Récords, y la degustación de cervezas en la cantina.
¡¡No os olvidéis de visitar esta antigua fábrica cuando visitéis Copenhague!!!!¡¡¡Muy recomendable!!!!