Muchos viajeros, cuando llegan las vacaciones, buscan sitios más frescos que su lugar de origen, para así escapar del calor sofocante tanto durante el día como por la noche, donde la temperatura, en algunas zonas, es muy alta y apenas se puede dormir. Pero hay veces en que esa escapada no es tan fresca como parece, ya que las olas de calor se suceden durante estos días del año y hay que sobrevivir esos días en los que las actividades son necesarias ya que no se quieren perder un detalle de esa ciudad o de ese país que están visitando.
Para poder sobrellevarlo de la mejor manera posible, y teniendo en cuenta que esas olas de calor pueden ser incluso un problema para la salud de los viajeros, al tener que lidiar con altas temperaturas y la exposición prolongada al sol, hay que tomar una serie de precauciones para que el viaje no se convierta en una pesadilla.
Agua, agua y agua
La hidratación durante todo el día es clave para poder sobrellevar las altas temperaturas y el agua es la mejor aliada para poder estar fresco y así prevenir la deshidratación. Por eso, es importante beber agua de manera regular, incluso si no se tiene sed. Hay que evitar también las bebidas alcohólicas y con cafeína, ya que pueden deshidratar aún más. Por supuesto, hay que llevar siempre consigo una botella de agua y buscar fuentes de agua potable en el lugar donde se esté.
Ropa adecuada
Los viajeros tienen que optar por ropa ligera, transpirable y de colores claros. Es importante escoger materiales naturales como el algodón, que permiten la circulación del aire y ayudan a absorber el sudor. Además, es vital utilizar sombreros de ala ancha y gafas de sol para protegerse del sol y mantener la cabeza y ojos frescos.
Buscar refugio en lugares frescos
Cuando las temperaturas sean especialmente altas, hay que buscar refugio en lugares con aire acondicionado, como centros comerciales, museos o bibliotecas. Estos espacios permitirán descansar, refrescarse y recuperar energías para continuar con las siguientes actividades. Del mismo modo, hay que planificar las visitas a los lugares turísticos de manera que se pueda aprovechar las horas más frescas del día.
Evitar las horas de mayor calor
Durante las horas pico de calor, generalmente al mediodía, es recomendable limitar la exposición al sol. En caso de que no se pueda volver al hotel o al alojamiento, hay que buscar sombra siempre que sea posible y evitar realizar actividades extenuantes al aire libre durante este período. La ciudad, mejor visitarla durante las tardes o las mañanas temprano, que es cuando las temperaturas están más bajas.
Protegerse del sol
El sol es traicionero, y estar bajo el sol durante mucho tiempo puede tener efectos indeseados en la piel. Por eso, es importante usar protector solar con un alto factor de protección (SPF) y aplicarlo generosamente en todas las áreas expuestas de la piel. Eso sí, hay que volver a aplicarlo cada pocas horas, especialmente si se está sudando o nadando. Además del protector solar, hay que considerar llevar contigo un parasol o una sombrilla portátil para crear sombra cuando sea necesario.
Adaptación gradual al clima
Si el viajero viene de un lugar con un clima más fresco, es importante que el cuerpo se adapte gradualmente al calor. Por eso, hay que intentar pasar tiempo al aire libre durante las horas más frescas del día antes de enfrentarse a un calor intenso. Esto permitirá que el cuerpo se ajuste gradualmente a las nuevas condiciones y evitará un choque térmico.
Conocer los síntomas del golpe de calor
Es fundamental que el viajero esté familiarizado con los síntomas del golpe de calor y sepa cómo actuar si se siente mal. Los síntomas pueden incluir mareos, náuseas, dolor de cabeza y confusión, piel enrojecida y caliente, pulso rápido y respiración acelerada. Si se experimenta alguno de estos síntomas, hay que buscar rápidamente un lugar fresco, beber agua y buscar ayuda médica si es necesario.
Investigar sobre los recursos locales
Antes de viajar, es importante investigar sobre los recursos disponibles en el destino para hacer frente al calor. Hay que informarse sobre la ubicación de hospitales, clínicas o centros de atención médica cercanos en caso de emergencia. Además, es interesante identificar las tiendas o supermercados donde puedas comprar agua embotellada o alimentos frescos para mantener tu cuerpo hidratado y nutrido.
Interactuar con los lugareños
Los residentes locales suelen ser una fuente inagotable de información y consejos sobre cómo lidiar con el clima local. Por eso, es importante escucharlos y preguntarles sobre las mejores prácticas para hacer frente al calor. Ellos pueden proporcionar recomendaciones específicas de la región que te ayudarán a mantenerte fresco y seguro.
Planificar actividades refrescantes
Aprovechar las opciones refrescantes que ofrece el destino elegido es indispensable durante esta temporada de calor. Por eso, hay que buscar playas, lagos o piscinas donde darse un chapuzón y refrescarse. Además, habría que considerar visitar parques acuáticos o realizar actividades acuáticas como el buceo o el snorkel, que permitirán disfrutar del agua mientras te mantienes fresco.
Pero sobre todo, hay que ser consciente de cada cuerpo y saber identificar cuándo parar o cuándo buscar refugio, así como saber que beber agua de manera frecuente es indispensable para poder aguantar el calor. Siempre es mejor prevenir que curar, así que cualquier medida que se tome al respecto es bienvenida.