Fuente. UNESCO.

El pasado 19 de noviembre, la UNESCO, reunida en Naerobi (Kenia), en el marco la Quinta reunión del Comité Intergubernamental, declaró Patrimonio de la Humanidad a tres bienes inmateriales españoles (los Castells, el canto de la Sibila de Mallorca y el Flamenco) y a dos compartidos con otros países de nuestro entorno (la dieta mediterránea y la cetrería). Estos cinco bienes se vienen a sumar a los tres declarados en 2009 (el silbo gomero, los tribunales de regantes del Mediterráneo español y el centro de cultura tradicional-museo escolar del proyecto pedagógico de Pusol) y a los dos del 2008 (el misterio de Elche y la Patum de Berga) estableciéndose, de esta manera, un total de diez.

Pero ¿qué es el patrimonio inmaterial? El texto de la Convención para la salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial (2003) define al patrimonio inmaterial como «los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural». Además dicha Convención establece que el patrimonio inmaterial se manifiesta «en las tradiciones y expresiones orales, incluido el idioma como vehículo del patrimonio cultural inmaterial; en las artes del espectáculo; en los usos sociales, rituales y actos festivos; en los conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo; y en las técnicas artesanales tradicionales». La UNESCO, teniendo en cuenta la ampliación del concepto de patrimonio cultural que se ha producido en las últimas décadas, introduce en su programa Patrimonio de la Humanidad, bienes culturales diferentes a los tradicionalmente considerados como tal. De esta manera, amplía y diversifica el programa y extiende su ámbito de influencia hacia otro tipo de patrimonios culturales poco representados hasta este momento en el mismo.

A continuación se exponen las principales características de los bienes inmateriales españoles declarados Patrimonio de la Humanidad (la información ha sido extraído de la página web del patrimonio inmaterial de la UNESCO):

  • Los Castells: son torres humanas erigidas generalmente con motivo de la celebración de festividades anuales en ciudades y pueblos de Cataluña por grupos de aficionados mantenedores de esta costumbre. Tradicionalmente, los “castells” se levantan en la plaza situada delante de la fachada donde se encuentra el balcón principal del edificio del ayuntamiento. Colocándose sucesivamente unos encima de los hombros de los otros, los “castellers” forman torres humanas de seis a diez pisos.
  • El canto de la Sibila de Mallorca: el canto de la Sibila se interpreta la noche del 24 de diciembre en todas las iglesias de la isla de Mallorca, durante el oficio de maitines de la vigilia de Navidad. Lo entonan un muchacho o una muchacha, a quienes acompañan por lo menos dos acólitos (niños o niñas). Durante el canto van recorriendo la iglesia en procesión hasta llegar al coro: el cantante camina con una espada que mantiene erguida delante del rostro y los acólitos lo rodean llevando cirios encendidos. Al finalizar la procesión, el cantante traza una cruz en el aire con la espada.
  • El Flamenco: el flamenco es una expresión artística resultante de la fusión de la música vocal, el arte de la danza y el acompañamiento musical, denominados respectivamente cante, baile y toque. La cuna del flamenco es la región de Andalucía, situada al sur de España, aunque también tiene raíces en otras regiones como Murcia y Extremadura. El cante flamenco lo interpretan, en solo y sentados generalmente, un hombre o una mujer. Expresa toda una gama de sentimientos y estados de ánimo –pena, alegría, tragedia, regocijo y temor– mediante palabras sinceras y expresivas, caracterizadas por su concisión y sencillez.
  • La dieta mediterránea: la dieta mediterránea es un conjunto de competencias, conocimientos, prácticas y tradiciones relacionadas con la alimentación humana, que van desde la tierra a la mesa, abarcando los cultivos, las cosechas y la pesca, así como la conservación, transformación y preparación de los alimentos y, en particular, el consumo de éstos. En el modelo nutricional de esta dieta, que ha permanecido constante a través del tiempo y del espacio, los ingredientes principales son el aceite de oliva, los cereales, las frutas y verduras frescas o secas, una proporción moderada de carne, pescado y productos lácteos, y abundantes condimentos y especias, cuyo consumo en la mesa se acompaña de vino o infusiones, respetando siempre las creencias de cada comunidad. La dieta mediterránea –cuyo nombre viene de la palabra griega diaita, que quiere decir modo de vida– no comprende solamente la alimentación, ya que es un elemento cultural que propicia la interacción social, habida cuenta de que las comidas en común son una piedra angular de las costumbres sociales y de la celebración de acontecimientos festivos.
  • La cetrería: la cetrería es una actividad tradicional consistente en criar y amaestrar halcones u otras aves rapaces para cazar presas en su entorno natural. Utilizada en otros tiempos para procurarse alimento, la cetrería ya no está vinculada hoy fundamentalmente a la obtención de medios de subsistencia, sino más bien al espíritu de compañerismo e intercambio. La practican hombres y mujeres de todas las edades, tanto aficionados como profesionales, a lo largo de itinerarios y rutas de migración de aves y otros animales principalmente

La integración del patrimonio cultural, en este caso inmaterial, en la Lista de Patrimonio de la Humanidad de la Humanidad de la UNESCO tiene muchas repercusiones desde una perspectiva turística. Supone, en primer lugar, una apuesta por su conservación y perdurabilidad en el tiempo evitando, de esta manera, su olvido y pérdida. También implica un mayor conocimiento y sensibilización de la población hacia los bienes culturales seleccionados lo que despierta el respecto y el interés por los mismos. Por último, favorece su transformación en recurso turísticos y su integración en productos turísticos generando, de este modo, economías basadas en el patrimonio y la cultura.

Bibliografía

  • Convención para la salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial (2003)
  • Portal UNESCO (Patrimonio Inmaterial).