¿Alguna vez decidió comer un postre saludable, en lugar de la tarta que tanto le gustaba? o ¿En alguna ocasión decidió no comprar una camiseta que le gustaba mucho?
Según los resultados de una investigación llevada a cabo por David Gal, de Northwestern University, y Wendy Liu, de University of California, San Diego, publicada en la revista Journal of Consumer Research, ejercer ciertos niveles de autocontrol puede hacer a las personas más propensas a comportarse de manera agresiva con los demás.
Igualmente, en la misma investigación, se pone de relieve que el seguimiento riguroso de ciertas dietas alimentarias hace a las personas que las siguen más irritables y con mayor propensión a enfadarse, que aquellas otras que no siguen ningún régimen de alimentación.
En concreto, descubrieron que:
Las personas que mostraban alto autocontrol eran, posteriormente, más atraídas por películas violentas, expresiones faciales lívidas y mensajes políticos de furia, que aquellos que mostraron bajo auto-control.
Las personas que elegían una manzana en lugar de una barra de chocolate (la preferida, inicialmente), mostraban, posteriormente, una mayor propensión a elegir películas cuyo tema central era la venganza.
Los sujetos, sobre los que se ejercían restricciones financieras, posteriormente mostraban un gran interés por ver caras enojadas.
Las personas que estaban a dieta mostraban preferencia por campañas políticas de contenido agresivo vs. campañas políticas con mensajes tristes.
Finalmente, los participantes que optaron por comer un bocadillo saludable en lugar de otro más sabroso y menos saludable, se irritaban sobremanera al recibir mensajes comerciales donde predominaban vocablos de control (e.g. palabras como «deberías», «necesidad» y «hay que»).
Corolario: la próxima vez que intente controlarse, evitando hacer algo, que le guste mucho hacer, tenga en cuenta las consecuencias negativas que la auto-restricción puede tener sobre su estado de ánimo.