Archivos de Autor: Patricia González

La gamificación en el punto de mira

Durante la última década resuenan palabras como innovación, robótica o gamificación cuando se habla de estrategias de aprendizaje y metodología de aula. El mundo cambia día a día y la educación debe seguir también su ritmo. Ahora bien, ¿es oro todo lo que reluce?

Peñalva et al. (2019) señalan que una de las claves de la educación es la participación activa de los educandos. En este sentido, parece obvio que aumentando su interés por la tarea estarán más dispuestos y motivados a participar en las actividades, por lo que la educación debe integrar métodos activos de aprendizaje. La gamificación parte precisamente de esta idea: una actividad que se presente en base a los principios del juego, que ofrezca una experiencia interactiva a los estudiantes, debería aumentar su interés e implicación (Prieto, 2020).

Los estudios de Ortiz-Colón et al., (2018) confirman que la gamificación favorece el compromiso y la predisposición por la actividad, mientras que Bodnar et al., (2016) identifican una mejora en el aprendizaje y actitud de los estudiantes. Sin embargo, ¿es posible que estos resultados estén influidos por la modalidad de estudio? Las personas que estudian online o a distancia, que de por sí tienen que utilizar las TIC en su aprendizaje, ¿sienten esta misma predisposición?

Con estas líneas se pretende que el lector reflexione sobre estos y otros aspectos. Para ello, además de preguntas, se presentan brevemente los resultados de un estudio piloto (Elices, 2021) que no parecen tan concluyentes.

¿Mejor test clásico que gamificación?

114 participantes formaron la muestra de investigación, pertenecientes a seis asignaturas impartidas a distancia con dos grupos en cada una, de tal forma que uno hiciese de grupo de control y otro de grupo experimental. Se propuso a ambos grupos la misma actividad de evaluación de contenidos adquiridos, para unos en formato test y para otro haciendo uso de una actividad gamificada.

Tras el análisis de las calificaciones se observó que si bien uno de los grupos experimentales (del Grado de Psicología) mostraban un leve aumento para las asignaturas del grado de Educación Infantil, se observaba un descenso en el rendimiento. Así mismo, es destacable también que en relación con la percepción de los propios estudiantes un 62,3% marcasen preferencia por un cuestionario simple en lugar de uno gamificado y un 37,5%, al preguntarles por la actividad gamificada, señala que si la decisión fuese suya la elaborarían sin gamificar.

Otros aspectos importantes que se pueden señalar de los resultados es que, bajo la opinión de los participantes, hay algunas materias que se prestan más que otras a ser gamificadas.

Aunque piloto y necesitando ser nuevamente estudiados, los datos de este estudio deberían abrir el debate entre los docentes, siendo preciso analizar de forma exhaustiva la pertinencia de la utilización masiva de esta técnica de aprendizaje. Es importante conocer las expectativas del  alumnado y estudiar cómo puede influir su edad a la hora de abordar este tipo de actividades (la muestra del estudio era universitaria). Necesario también reflexionar sobre el significado que tiene para ellos la gamificación (Pegalajar, 2021) pues todo ello condicionará que el diseño sea realmente efectivo.

Y hasta aquí la reflexión. Espero haber despertado una mirada crítica sobre las prácticas docentes actuales.

La psicología y la criminología unidas

 

Gettyimages.

Con el avance de la formación oficial del Grado en Criminología se vuelve a abrir el debate del intrusismo. Los criminólogos/as reclaman su lugar en puestos laborales que, hasta la fecha, estaban ocupados principalmente por psicólogos. ¿Quiere esto decir que los psicólogos vamos a tener menos oportunidades? No, rotundamente no. Lo que busca la criminología, como cualquier ciencia, es encontrar su lugar y poder trabajar en su campo.

Debemos tener claro que estas dos ciencias tienen campos comunes, pero también diferenciados. Un criminólogo/a no puede hacer una intervención a una víctima o no puede diagnosticar a un agresor, igual que un psicólogo tampoco debe invadir el campo de trabajo de un criminólogo/a. Cada uno tiene su espacio y es especialista en su área. Sin embargo, esto no quiere decir que no se nutran unos de otros. En el mundo en el que vivimos es fundamental el trabajo multidisciplinar. La importancia de un equipo de trabajo compuesto por diferentes profesionales es que siempre será más efectivo que si se pone la lente únicamente desde un enfoque.

Existen múltiples situaciones en las que los psicólogos/as y criminólogos/as pueden trabajar conjuntamente:

  • Colaboración en entrevistas: la entrevista es un instrumento fundamental para conocer y extraer información. No cabe duda que en determinados ámbitos (como el criminal) interesa obtener toda la información posible. Así mismo, una entrevista mal planificada puede, desgraciadamente, provocar una doble victimización. Con base a la experiencia y a la teoría psicológica, los criminólogos y psicólogos pueden elaborar entrevistas que permitan un mejor acercamiento y recogida de datos.
  • Medidas de prevención: cada uno desde su especialidad puede realizar una identificación de factores condicionantes (factores de riesgo, factores de prevención y factores criminógenos) que permitan ajustar con más precisión las medidas preventivas o intervenciones penitenciarias.

Un ejemplo de esto queda reflejado en los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad de nuestro país donde existen unidades específicas que requieren la colaboración de ambos profesionales. Hace apenas una semana la Guardia Civil celebraba el 25 aniversario de la SACD (Sección de Análisis del Comportamiento Delictivo) donde trabajan mano a mano psicólogos y criminólogos. Pioneros en este hermanamiento permitámonos extraer de ellos una consigna: la unión hace la fuerza.

Debido a que ambos profesionales son expertos en las ciencias de la conducta, una visión conjunta permitirá un mayor conocimiento sobre características, competencias, motivaciones o necesidades individuales (entre otras) que permita llevar a cabo de forma más efectiva propuestas de prevención o intervenciones.

Puede parecer a priori que este trabajo conjunto solo pudiera darse desde un campo concreto de la psicología (la psicología criminal), no obstante, esta colaboración puede desarrollarse desde otros muchos ámbitos:

  • Psicología social: el conocimiento del psicólogo sobre diversas teorías de los procesos grupales permite al criminólogo entender cómo la conducta criminal se ve influenciada por el grupo.
  • Psicología evolutiva: el conocimiento del psicólogo sobre la evolución del comportamiento humano permite al criminólogo conocer cómo dicha evolución puede relacionarse con su comportamiento criminal.
  • Psicología de la personalidad: el conocimiento del psicólogo sobre las diferencias individuales y los factores personales pueden ayudar a que el criminólogo relacione ciertos delitos o comportamientos violentos con perfiles de víctimas o victimarios.

Por todo ello: no veamos amenazas cuando debemos ver oportunidades.

Nuevo instrumento de evaluación de la personalidad

La Cara, Se Enfrenta A, Diálogo, Hable, Psique

La evaluación de la personalidad sigue siendo un aspecto principal para el campo de la psicología, hasta tal punto que, En esta entrada se expondrá el último cuestionario presentado durante el pasado 2017.

Durante las últimas décadas el inventario más utilizado y que ha tenido una mayor aceptación a la hora de evaluar la personalidad ha sido el cuestionario de los Cinco Grandes (Big Five). No obstante, al ser la evaluación un aspecto clave en el campo de la psicología y a pesar de la multitud de instrumentos existentes, algunos autores siguen en una búsqueda constante a fin de elaborar nuevos recursos más precisos.

Durante el pasado año (2017), apareció, de mano de la doctora Halty, el denominado modelo ENCUIS, muy similar al Inventario de Personalidad NEO pero con ciertas diferencias. Su objetivo es la evaluación de la personalidad normal, sustentado en la neurociencia de la personalidad y en variables emocionales. El modelo ENCUIST está compuesto por 133 ítems, 5 relacionados con datos sociodemográficos (edad, sexo, nacionalidad, país de residencia y nivel educativo) y 128 sobre personalidad. La mayoría de estos ítems pertenecen a otras escalas o sub-escalas. El tiempo estimado de contestación al cuestionario es de 25-30 minutos y las respuestas se realizan a través de diferentes escalas Likert, de 4 o 5 opciones (según la sub-escala).

Este nuevo modelo permite la evaluación de cuatro rasgos principales, correspondientes en gran medida, a las letras del título: (E) del rasgo extraversión y la dimensión de búsqueda de sensaciones, (N) de neuroticismo, (CUI) del rasgo insensibilidad emocional y la dimensión impulsividad/agresividad y (NC) relativo a la necesidad de cognición del sujeto.

  1. El rasgo extroversión/búsqueda de sensaciones se evalúa a través de 14 preguntas de respuesta tipo Likert: 4 ítems de la subescala de extroversión del Inventario de Personalidad Reducido de Cinco Factores (Costa y McCrae, 2008), 2 ítems de la subescala de búsqueda de emociones, 3 de la subescala de búsqueda de experiencias, un ítem de la subescala de susceptibilidad al aburrimiento de la Escala de Búsqueda de Sensaciones Forma V de Zuckerman, Eysenck y Eysenck (1978) y 4 ítems nuevos elaborados por la investigadora principal del modelo (Halty, et al., 2017).
  2. El rasgo de neuroticismo se evalúa a través de 46 preguntas: 20 ítems de la subescala de ansiedad rasgo del Cuestionario de Ansiedad Estado-Rasgo (STAI; Spielberger, 1983), 10 ítems de la subescala de ira rasgo del test STAXI-2 (Spielberger, 1991) y 16 ítems de la Escala de Propensión y Sensibilidad al Asco Revisada (DPSS-R; Van Overveld, de Jong, Peters, Cavanagh y Davey, 2006).
  3. El rasgo de insensibilidad emocional/impulsividad-agresividad se evalúa a través de 30 preguntas: 24 ítems del Inventory Callous Unemotional (ICU; Frick, 2004) para medir la dureza emocional y 6 ítems de la subescala de expresión externa de ira del test STAXI-2 (Spielberger, 1991).
  4. La necesidad de cognición se evalúa a través de la versión reducida de la escala de necesidad de cognición de 18 ítems (Cacciopo, Petty, Feinstein y Jarvin, 1996).
  5. Finalmente, el modelo incluye la teoría de Gray (BIS/BAS) para estudiar la relación con el modelo, a través de 20 ítems (Carver y White, 1994).

Durante el pasado año se realizó un estudio a fin de sustentar el modelo estadísticamente aplicando un modelo de ecuaciones estructurales. Los resultados mostraron que este nuevo modelo se ajustaba adecuadamente y podía ser un recurso más para la evaluación de la personalidad.  Para mayor información podéis leer el artículo correspondiente en el siguiente enlace: Modelo ENCUIST.

 

            Imagen de Patricia González ElicesPatricia González Elices

Profesora de la Universidad a Distancia de Madrid. UDIMA

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