Son muchos los apocalípticos que hablan del ‘tsunami’ digital como la ola que se ha llevado (y se lleva) a muchos medios por delante. La digitalización de los medios no es nueva y se remonta a finales de los 90. Por aquel entonces ya se habló de de periodismo digital o ciberperiodismo hasta que llegó el pinchazo de la burbuja que provocó una gran corrimiento de “terras”. No quiero negar la importancia de los medios digitales en esta revolución, todo lo contrario, lo que quiero decir es que es un fenómeno que no es nuevo, que se veía venir y que ahora muchos periodistas y editores ven como el principal causante de su ruina y sus miserias.
En estos años negros para el periodismo, nos hemos hartado de oír aquello de que la crisis es una oportunidad, un bonito mensaje que no alivia muchas tragedias personales, pero sí es cierto que algo ha cambiado y que, probablemente, el periodismo, o mejor dicho los medios, no van a volver a ser los de antes.
El periodismo ante todo es comunicación y esa debe ser nuestra principal fortaleza que, si bien, no es de nuestro patrimonio exclusivo, sí que deberíamos jugar con ventaja en una economía en la que la Sociedad de la Información cada vez tiene más fuerza. En los últimos meses, todos hemos oído hablar de marketing de contenidos, branded content, incluso, magnetic content, bien pues este nuevo paradigma marketero no es solo una moda, es una gran oportunidad para los periodistas, en tanto en cuanto expertos en la elaboración de contenidos.
¿Quién tiene la culpa de todo esto? El todopoderoso y omnipotente Google. ¿Por qué? Porque cada vez da más importancia a los contenidos, y afortunadamente, no a cualquier contenido, si no al relevante y bien elaborado. Antes para ser experto en SEO (Search Engine Optimization) se necesitaba ser un buen programador y aprender unos cuantos trucos para que Google tuviera a bien incluirte, a ser posible, en las primeras páginas de sus resultados. Ahora no, Google ha perfeccionado su algoritmo de búsqueda y ya no se le engaña tan fácilmente, su robot rastrea y analiza cual hermeneuta los textos y premia o castiga su relevancia, pertinencia, prestigio de sus fuentes, ortografía e interés para el resto de internautas.
Las marcas y el marketing, casi siempre por delante del artrítico mundo del periodismo, ya lo saben y necesitan quién les elabore los textos, sin duda, esta es una oportunidad que los periodistas no debemos dejar escapar. ¿Es esto periodismo pata negra o con esto alguien ganará un Pulitzer? No, pero es comunicación, y lo que es más importante, es empleo y en estos tiempos que corren eso es oro en polvo.
Dr. Víctor Núñez Fernández