Esta es la pregunta que a todos los profesores de Comunicación nos gustaría responder con un alto grado de certeza. También los periodistas, y sus empresarios, quisieran conocer la respuesta. Unos nos dedicamos a analizar a partir de la historia y de los datos que la industria y las asociaciones profesionales nos ofrecen. Otros caminan hacia el futuro, es decir, desde el presente trabajan para hacer realidad el futuro. Ambos grupos podemos equivocarnos. Unos por predecir mal y otros por tomar el camino equivocado.
En estos días -como en los últimos años- se ofrecen informaciones de aquellos grandes diarios que toman decisiones drásticas sobre su futuro (véase el comentario de la profesora Garbisu: sobre The Independent y El País). Desde hace muchos años la estructura de la prensa en España se ha dividido en dos grandes bloques: la prensa de Madrid (que es la que se utiliza en la mayoría de las tesis doctorales de análisis de contenido, de opinión pública, etc.) y la prensa de provincias (con el grupo destacado de algunos periódicos más regionales como La Vanguardia, La Voz de Galicia y El Correo).
Uno de los aspectos que debemos dilucidar para saber el futuro de la prensa es si el comportamiento de la prensa de provincias será similar al de la prensa «nacional».
Me aventuro a señalar que el comportamiento de una y de otra en el marco empresarial tiene suficientes diferencias como para pensar que no será igual a corto o medio plazo. La prensa de provincias resuelve unas necesidades informativas que la prensa nacional no puede atender y, en líneas generales, hay un grueso de lectores que prefieren el papel al digital, o al menos, lo comparten.
Ahora bien, a largo plazo qué pasará. Me parece que el EGM nos da la pista necesaria. Si cada año, la media de edad de los lectores es superior a la del anterior, será fácil predecir que, de no rejuvenecerse la prensa, en 15 años no habrá masa crítica de lectores.
Esto le da a la prensa solo 9 o 10 años para resolver este dilema, como mucho. Ese es el medio plazo para este medio.