Todos los días se consume información. Ya sea a través de medios de comunicación fiables como a través de las redes sociales, donde algunas veces se distribuye contenido de dudosa fiabilidad. Nuestra labor como ciudadanos o como lectores de información sería la de poder diferenciar entre una noticia falsa o verdadera, así como saber el sesgo que tiene una noticia dependiendo de la publicación donde se realice. Y ahí es donde está la dificultad, ya que en un momento en el que la información vuela, en donde el mejor periodista es el que más rápido informa de una noticia, y en donde el contenido se difunde por doquier, hay que tener claro dónde se encuentran las fuentes de información más fiables. Para poder identificarlas, sólo hay que seguir una serie de consejos, como los siguientes.
Revisar la fuente
Los lectores, a la hora de consumir una información, deben de ser conscientes de dónde están leyéndola. Si lo hacen en las redes sociales, donde ahora los medios de comunicación también tienen sus perfiles para poder informar de las últimas novedades sobre todo tipo de cosas, se debe saber quién está detrás de esa información. Pero, además, hay que saber si la información que se transmite procede de una fuente fiable también, siendo conscientes de si se trata de una organización conocida y respetada o si tiene un historial de precisión y fiabilidad. No es lo mismo darle voz a, por ejemplo, una ONG como Greenpeace, que tiene mucha credibilidad y reputación, que de otra de la que no se ha oido hablar nunca y que además, comprobar quiénes la componen es bastante difícil.
Mirar el contenido
Cuando se lee el contenido en cuestión, hay que estar atento a la manera en la que está escrito. Si está bien organizado o si está libre de errores gramaticales u ortográficas. En el caso de que se encuentren este tipo de errores habría que dudar de su fiabilidad. Asimismo, hay que saber si una fuente en la que se basa ese contenido está citada adecuadamente.
Evaluar la presentación de la información
El lector también debe de ser consciente de cómo se presenta la información, si está escrito o contado de una manera objetiva o si, por el contrario, se trata de un contenido sesgado. Asimismo, es importante saber diferenciar si se trata de un contenido que tiene algo de propaganda o de publicidad. Hay que recordar que, en el caso de la publicidad, existen muchos contenidos en medios de comunicación fiables que están dentro de lo que se llama marketing de afiliados y cuyo único objetivo es conseguir una comisión por parte de un ecommerce que ha conseguido una venta al redirigir a los lectores a esa página web.
Usar el sentido común y el espíritu crítico
Los lectores también tienen un sexto sentido. En el caso de que haya algo dudoso o que, al menos se siente como dudoso, es que hay que desconfiar. Pero para eso también sirve la labor de un lector informado, ya que puede contrastar la información consultando a otras fuentes.
Integridad editorial
Las fuentes fiables tienen normas estrictas en cuanto a la verificación de hechos y la precisión de sus contenidos. Es importante buscar sitios web o medios con prácticas de redacción transparentes y declaraciones sobre sus políticas editoriales.
Sesgo y objetividad
Ninguna fuente de información es completamente objetiva, pero es importante identificar sesgos excesivos. Fuentes confiables presentan datos y argumentos respaldados por evidencias en lugar de apelar puramente a emociones o opiniones.
Actualización y vigencia
La actualidad de la información es crucial, especialmente en temas que evolucionan rápidamente. Fuentes fiables se actualizan regularmente y proporcionan fechas claras para sus contenidos.
Pluralidad de opiniones
Fuentes creíbles tienden a presentar diversas perspectivas sobre un tema, incluso si no están de acuerdo con ellas. La exposición a diferentes puntos de vista fomenta un entendimiento más amplio y una evaluación crítica de la información.
Reputación y reconocimiento externo
Investigar la reputación general de una fuente y si ha sido reconocida por organizaciones independientes o premios puede brindar una indicación de su credibilidad.
En la actualidad, los lectores pueden saber de antemano cuándo una fuente de información no es fiable. Por ejemplo, los blogs personales pueden ser una buena fuente de información, pero es importante saber que el autor puede tener sesgos u opiniones personales que puede influir en la información que comparte. También hay que saber quién es el autor del blog. Así, hay muchos blogs que contienen información médica de interés pero cuyo autor no es médico o enfermero, sino simplemente un amante de la medicina. En este caso, sería más importante consultar y creerse un blog realizado por un médico para así saber que las opiniones y consejos que allí aparecen están respaldados por evidencia científica.
También hay que desconfiar de las páginas de redes sociales. En la actualidad, muchos usuarios utilizan estas plataformas sociales para mantenerse informados, pero hay que saber quién comparte qué y fiarse solo de las fuentes oficiales.
Los ciudadanos deben ser críticos con la información que se consume. No hay que fiarse ciegamente de una información, sino que hay que aprender a consultar varias fuentes para así tener una visión mucho más objetiva de lo que se quiere contar. Está en la mano de cada uno informarse de la mejor manera posible.