Fuente: Em2Comunicación
El periodismo económico ha experimentado en la última década un importante crecimiento. Su presencia ha aumentado en todas las plataformas y su presencia en la agenda mediática se ha consolidado.
Este incremento propicia necesariamente una adaptación de los medios y de los periodistas al nuevo entorno, desde todas las perspectivas posibles. Por un lado, las informaciones que ganan peso en el entorno económico varían continuamente debido a los cambios en el interés de los receptores. Por otro, la obtención de las informaciones, las fuentes, el marco ético, etc. en definitiva, el trabajo diario del periodista económico, requiere una revisión y una adaptación a los nuevos escenarios mediáticos.
En el caso de la normativa ética y deontológica , especialmente en materia económica, la adaptación de la misma a la publicación de las informaciones financieras es escasa. En primer lugar, porque los libros de estilo y los códigos deontológicos de las empresas periodísticas nunca han prestado una especial atención a esta temática y cuando lo han hecho, se han ceñido a los «pecados» más habituales relacionados con la misma; el uso para fines personales de las informaciones privilegiadas, la confusión entre información y publicidad o la aceptación de regalos.
El problema surge cuando nos damos cuenta de que las plataformas son cada vez más difíciles de encuadrar en el ámbito que tradicionalmente hemos considerado como «periodismo». No solo los diarios digitales, sino los blogs, los foros, todos los espacios en los que se vierten informaciones de este tipo deberían ser revisados en cuanto al marco ético que les rige.
Especialmente,esto se hace patente en el caso de los colaboradores/trabajadores etc. de dichos formatos; blogs, entradas en foros, etc. no tienen porqué ser necesariamente periodistas, más en el caso de los expertos financieros y economistas que sirven como prescriptores para otros informadores y para lectores de dichas plataformas. Al margen de que no necesariamente han de saber nada acerca de la ética y la deontología periodística que se explican en los actuales grados y las anteriores licenciaturas de periodismo, tampoco existen pautas para que sus informaciones se adapten al menos a lo más básico; no utilizar sus informaciones con fines privados, no confundir al receptor ofreciendo publicidad cuando se «viste» de información y no recibir ningún tipo de beneficio por sus intervenciones.
Dad o que esto parece bastante complicado dada la diversidad de medios y de consultores, expertos, asesores, etc. que participan a diario en los mismos, al menos se hace imprescindible advertir a los lectores, oyentes y espectadores de que existen personas que tienen conocimientos e informaciones sobre la materia económica que, a pesar de ser fiables y muy necesarios para el desarrollo de este tipo de informaciones, pueden no estar sujetos a los mismos condicionantes éticos que lo están los periodistas.
Profesora Adjunta del Grado en Periodismo de UDIMA.