El proceso de cierre de La Voz de la Calle sigue adelante. Ante la imposibilidad de salir a la calle por falta de avales bancarios,  la dimisión de la cúpula directiva ha llevado a los trabajadores a organizarse en asamblea dotada de poderes de representación colectiva en la negociación de la disolución.

El nuevo diario en soporte papel, La Voz de la Calle, había anunciado su salida a la venta en toda España para el pasado 1 de abril. Se había nombrado un director, Lorenzo Contreras y, fijando su sede en Madrid, contaría con ediciones para la zona norte, Cataluña y Andalucía. Obedecía así al impulso de un grupo de intelectuales y periodistas, a cuya cabeza se situaba su promotor y consejero delegado, el veterano abogado Teodulfo Lagunero.
Lagunero, histórico militante del PCE que facilitó la entrada clandestina de Santiago Carrillo en España, afirmó en su momento que iba a tratarse de una publicación «de izquierdas, objetiva, imparcial, no vinculada a ningún grupo económico ni político». Y añadió que su objetivo sería el de recoger la «voz» de los parados, trabajadores, jubilados, estudiantes, homosexuales y ecologistas. A su juicio, la cabecera iba a situarse «entre» el periódico El País y Público, aunque «quizá un poco a la izquierda de los dos».
Interpelado ante la dificultad de ubicar un nuevo diario en el estrecho -y estancado- mercado de la prensa tradicional en papel, Lagunero subrayó que, a diferencia de otros diarios de izquierdas, La Voz de la Calle no estaría «vinculado a ningún grupo económico ni político», por lo que encontraría presuntamente la diferenciación en su independencia. Lo cierto es que la apuesta parecía arriesgada en un momento en que se suceden constantemente los reajustes en las plantillas de los medios. El consejero delegado de Prisa, Juan Luis Cebrián, señaló hace unos meses que en 2043 habrán desaparecido los periódicos impresos al extinguirse para entonces sus lectores. En parecida línea, el director de El País, Javier Moreno, aludía hace escasos días a la sustitución del formato papel por el electrónico y barajaba la reconversión global del fenómeno periodístico ante la irrupción de las redes sociales y blogs.
En todo caso, La Voz de la Calle funciona interinamente como  versión digital en pruebas.