Todo el mundo tiene derecho a estar informado. Y a estar bien informado. Y para ello, los medios de comunicación tienen que ser libres para poder informar y comunicar lo que ellos consideren. Son los transmisores de la verdad, de los asuntos cotidianos que transcurren en el mundo y que son dignos de ser contados. Incluso cuando los medios de comunicación tienen ciertas tendencias ideológicas, que predispone de un lado u otro el tipo de información que cuentan y cómo lo cuentan, es indispensable que sean libres para hacerlo como quieran. Y eso es lo que prevalece en el derecho a la libertad de prensa, un principio fundamental que juega un papel crucial en la sociedad democrática, respaldando la transparencia, la rendición de cuentas y la libre circulación de información. 

Este derecho está respaldado en numerosas constituciones y tratados internacionales de derechos humanos, incluyendo la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y la Convención Americana sobre Derechos Humanos. 

En esencia, el derecho a la libertad de prensa garantiza que los individuos y los medios de comunicación tengan el derecho de buscar, recibir y difundir información sin interferencias indebidas por parte de gobiernos u otras autoridades.

Este derecho se basa en la premisa de que una prensa libre es esencial para el funcionamiento efectivo de una democracia. Los medios de comunicación desempeñan un papel crítico al actuar como contrapartes y controladores del poder gubernamental y corporativo. Proporcionan información a la ciudadanía, lo que les permite tomar decisiones informadas en cuestiones de interés público y ejercer presión sobre sus líderes políticos y empresariales.

El derecho a la libertad de prensa no se limita a la mera publicación de noticias. También abarca la libertad de buscar información y opiniones, así como la libertad de expresar y difundir pensamientos y opiniones a través de cualquier medio de comunicación, ya sea impreso, online o transmitido por medios electrónicos. Esto incluye no solo a los periodistas profesionales, sino también a los ciudadanos comunes que desean expresar sus opiniones y críticas a través de blogs, redes sociales y otros medios.

Sin embargo, es importante destacar que el derecho a la libertad de prensa no es absoluto. Puede estar sujeto a restricciones legítimas en ciertas circunstancias. Estas restricciones deben estar claramente definidas por la ley y ser necesarias en una sociedad democrática para proteger otros derechos o intereses legítimos, como la seguridad nacional, la salud pública o la protección de la reputación de individuos. Sin embargo, cualquier limitación debe ser proporcionada y no excesiva, y no debe utilizarse como un pretexto para reprimir la crítica legítima o controlar la información.

La independencia de los medios de comunicación es un componente esencial de la libertad de prensa. Los periodistas deben poder llevar a cabo su trabajo sin temor a represalias o interferencias indebidas por parte de gobiernos o empresas. La autocensura y la presión sobre los medios son amenazas significativas para la libertad de prensa, ya que pueden socavar la capacidad de los medios de comunicación para informar con imparcialidad y exactitud.

La tecnología también ha desempeñado un papel importante en la evolución de la libertad de prensa. La era digital ha democratizado la capacidad de difundir información, permitiendo que una amplia gama de voces se escuche online. Sin embargo, también ha planteado desafíos en términos de la proliferación de noticias falsas y la desinformación. Los gobiernos y las plataformas online han tenido que abordar estas cuestiones sin socavar la libertad de prensa y la libertad de expresión. Y sigue siendo un desafío, sobre todo cuando los más jóvenes, y los no tan jóvenes, están utilizando las redes sociales como medio de información. Y no estamos hablando de la información que se transmite por parte de los medios de comunicación fiables en sus propias redes sociales, sino que se cree en lo que cualquier persona con un perfil en una red social puede estar diciendo, sin tener claro exáctamente quién es, si es real o si es simplemente un bot que está transmitiendo alguna desinformación con un fin escondido. 

Los ciudadanos podemos defender la libertad de prensa, sólo hay que exigir a los gobiernos que la protejan, adoptando leyes y políticas que así lo aseguren, además de apoyar a los medios de comunicación independientes, mediante la donación o la suscripción, para que así los medios no dependan de la publicidad para sobrevivir. 

Por supuesto, hay que saber expresar la oposición a las amenazas a la libertad de prensa mediante manifestaciones, peticiones o campañas en redes sociales. Lo que está claro es que no podemos estar callados mientras se ve alguna injusticia como esta y lo mejor es manifestarse y protestar.