Francisco Rosell, director del rotativo madrileño ‘El Mundo’, visitó el Campus de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, donde se reunió con su rectora, Concha Burgos, con motivo de la entrevista que concedió al también periodista Graciano Palomo, para el espacio divulgativo de UDIMA Media ‘Territorio Líder’.
Rosell habló de la clase política, de educación, de periodismo y de periodistas. La entrevista íntegra se puede escuchar clicando en este enlace.
Lo que nos trae a esta entrada en el Blog de Periodismo son sus reflexiones sobre el estado de la cuestión del periodismo y el mensaje no puede ser más halagüeño: Posiblemente, afirma Rosell, “estamos en un momento en el que el periodista, si ha sido fundamental a lo largo de la historia, este es un momento clave”.
“Es un momento”, apunta, “en el que es precisa la labor de los periodistas para hacer el tamiz y el escrutinio, y explicar lo que pasa, porque la gente está muy bien informada, aparentemente, pero no se entera por la sobredosis de información”.
A eso se suman, que en nada ayuda, las fake news, las noticias falsas, “uno de los grandes problemas”, en su opinión. En este contexto, advierte el director de ‘El Mundo, los periodistas “tenemos enemigos muy poderosos. Incluso los propios gobiernos, cuando nos dicen que van a atajar las noticias falsas, realmente se convierten en propagadores de esas noticias falsas”.
Por todas estas razones, concluye, “estamos en un momento fundamental en el que el ejercicio del periodismo es clave”, porque, como bien recuerda, “nosotros administramos un derecho ajeno, que es el derecho a estar informado”. Y en este punto, liga con la premisa de que un periodista debe ser una buena persona, pues “no se puede (defender el derecho a estar informado) desde esa maldad”. “Hay que ser las dos cosas, buen periodista y buena persona. Un buen periodista siendo mala persona no tiene ningún sentido”.
El periodista debe ser…
De lleno entra Rosell en determinar cuáles son, a su juicio, las cualidades deseables de un redactor: buena formación y buenas lecturas; ser curioso e impertinente como lo fue Larra, y luego saber que hay que tener una constancia para sacar adelante investigaciones que son clave. Porque los poderes quieren ocultar la realidad y para eso se necesita constancia”.
Porque para este periodista entregado desde que se inició en su ejercicio en el llamado periodismo de investigación, “el poder intenta ocultar siempre determinados acontecimientos, no te puedes quedar con sus palabras, tienes que buscar sus hechos y ahí está el periodismo de investigación”.
Este es el entorno en el que deberían desempeñarse con mayor ahínco los medios de comunicación, la investigación que destape aquello que daña a la sociedad en su conjunto, o a grupos determinados. Porque, en ocasiones, al ciudadano solo le queda el periodista como aliado en la defensa de sus intereses.
Lo relata el propio Rosell con esta célebre escena cinematográfica: “Hay una película de Bogart como director de periódico y hay una señora que pide ayuda del periódico, y Bogart le dice que por qué recurre a él si tiene a los jueces y la policía, y la señora le contesta que sabe que el único que le va a defender es el periódico”.
(A veces) perro sí come perro
Rosell fue uno de los periodistas que desde el desaparecido Diario 16 y luego en El Mundo que se convirtió en paradigma de la investigación periodística. El caso de los ERES costó finalmente la dimisión de dos expresidentes de la Junta. Aquello, señala, “era un fondo de reptiles que permitía la compra de votos y una estructura clientelar para que el deterioro electoral no conllevara ningún cambio en el poder de Andalucía”.
En Andalucía, revela con cierta amargura, “el día que nos absolvieron en primera instancia íbamos con el ánimo encogido. Cuando conocimos la absolución, una periodista de la Cadena SER se mostró malhumorada porque nos hubieran absuelto, hasta el punto de que rompió la copia que le habían facilitado de esa sentencia. Eso revela el estado de ánimo de en qué condiciones estábamos ejerciendo el periodismo”.
Y en ese mensaje incide al futuro periodista, a quien anima a sortear todas las dificultades, incluso la de tus propios compañeros de profesión, como fue el caso, haciendo la verdad prime sobre todo lo demás: Porque, “una vez que agachas la cabeza, siempre tendrás que ir así. Tu familia no siempre lo entiende, pero si estamos en el periodismo estamos para eso y si no, nos dedicaríamos a otra actividad”.