La prestigiosa agencia internacional de noticias Associated Press acaba de sentar un precedente al aliarse con OpenAI, la empresa creadora de ChatGPT, el chatbot conversacional basado en Inteligencia Artificial que ha cambiado la manera en que se hacen las cosas en el mundo.

En concreto, la alianza, cuyos términos económicos no se han revelado, supondrá que ChatGPT podrá acceder al archivo de AP desde 1985, y lo utilizará para ampliar su conocimiento de corte informático.

Hay que recordar que ChatGPT tiene ciertas limitaciones, ya que no dispone de información posterior a 2021, lo que hace que sus respuestas no estén muy actualizadas. Por su parte, AP aprovechará la tecnología y la experiencia en productos de OpenAI, han indicado las dos organizaciones en un comunicado conjunto.

Las empresas de Inteligencia Artificial, como OpenAI, deben consultar y trabajar grandes cantidades de trabajos escritos, como libros, artículos de noticias y charlas en redes sociales, para mejorar sus sistemas de IA conocidos como modelos de lenguaje extenso.

La llegada de ChatGPT, que se ha aliado también con Microsoft para incorporar este chatbot conversacional en su buscador Bing, ha causado toda una revolución en la industria de Internet, ya que ha cambiado el paradigma cuyo futuro está todavía por explorar. Una de las limitaciones que tiene esta tecnología es que no puede acceder a contenido directamente de links, algo que se diferencia de la IA de Google, Bard, que sí puede acceder a ese contenido al basarse en el poderoso buscador de la compañía de Mountain View. En ambos casos, ambas tecnologías están todavía dando sus primeros pasos y muchos han mostrado su preocupación por su propensión a cometer errores que son difíciles de notar. También se han planteado preguntas sobre la manera en que se debe de recompensar a las organizaciones de noticias y a escritores, artistas o músicos que se utilizó para entrenar los modelos de IA.

Estas preocupaciones se han visto representadas por una investigación que ha abierto la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos sobre si la compañía se habría involucrado en prácticas injustas o engañosas de privacidad o seguridad de datos al recopilar datos públicos o si había causado daños al publicar información falsa a través de  sus productos de chatbot. 

Además, algunos escritores han pedido una compensación por el uso de sus trabajos para entrenar sistemas de IA. Entre ellos se encuentran Nora Roberts, Margaret Atwood, Louise Erdrich y Jodi Picoult, que firmaron una carta a finales del mes pasado a los directivos de OpenAI, Google, Microsoft, Meta y otros desarrolladores de IA acusándoles de prácticas de explotación en la creación de chatbots que “imitan y regurgitan” su lenguaje, estilo e ideas. 

Kristin Heitmann, vicepresidenta senior y directora de ingresos de AP ha indicado en un comunicado que “nos complace que OpenAI reconozca que el contenido de noticias imparcial basado en hechos es esencial para esta tecnología en evolución y que respete el valor de nuestra propiedad intelectual”.

Asimismo, ha añadido que “AP apoya firmemente un marco que garantizará que la propiedad intelectual esté protegida y que los creadores de contenido reciban una compensación justa por su trabajo”.

Las dos compañías han dicho también que están estudiando “casos de uso potencial para la IA generativa en productos y servicios de noticias”, aunque no se ofrecieron más detalles. 

El acuerdo que se ha firmado puede ser bastante importante para OpenAI ya que tendrá acceso a un material para usar con fines de capacitación y también es una protección contra la pérdida de acceso al material debido a demandas que han amenazado su acceso al material.

AP ha confirmado que actualmente no utiliza ninguna IA generativa en sus noticias, pero que sí ha usado otras formas de IA durante casi una década. En concreto, se ha utilizado para automatizar informes de ganancias corporativas y recapitular algunos eventos deportivos. Asimismo, ejecuta un programa que ayuda a las organizaciones de noticias locales a incorporar IA en sus operaciones y, hace poco, lanzó una búsqueda de archivo de imágenes impulsada por IA.

AP sienta así un precedente sobre el uso de la tecnología de Inteligencia Artificial, cuyos efectos en el sector del periodismo aún están por explorar. Y no es la primera vez que da un primer paso en este sector. Hay que recordar que en la década de 1990, AP decidió compartir su contenido de manera gratuita a través de su web, lo que llevó a otros medios a tener que hacer lo mismo. Eso sí, para la publicación de dicho contenido en otros medios sí que tenían que pagar. Desde entonces, muchos medios han decidido esconder sus contenidos bajos muros de pago para así generar ingresos por contenido original, dejándolos en abierto días después o incluso nunca, como pasa en los artículos de opinión de varios periódicos nacionales. 

La pregunta estaría ahora en cómo va a afectar la Inteligencia Artificial en el periodismo y cómo se van a tener que adaptar los periodistas a esta nueva tecnología que está abriéndose camino tan rápidamente en la industria.