La RAE siempre nos juega malas pasadas. Es capaz de aceptar almóndiga y cocreta, por sus arrestos, o por falta de ellos, y, por otra parte, juega con la sensibilidad de la profesión periodística llamando masculinamente periodismo al ejercicio del oficio y usando el femenino a la hora de definir a su actuante, periodista, que no periodista. Es una broma claro, pero lo que no lo es que los ‘periodistos’ sigue a la cabeza del periodismo. El techo de cristal sigue ahí, indemne.
Según leemos en el último Informe Anual de la Profesión Periodística, que promueve la APM, donde apenas se perciben cambios es en el reparto de los periodistas en las escalas laborales, que siguen caracterizándose por ese dicho techo de cristal.
Cuando se observa la situación en la categoría profesional más abundante, que son los redactores, la tropa y marinería de una redacción, en medios impresos, digitales y audiovisuales, se comprueba una mayor presencia de mujeres que de hombres o, al menos, un equilibrio, como sucede en los audiovisuales.
Pero en cuanto se va ascendiendo por la escala profesional (redactores jefes, subdirectores, directores de informativos…), el equilibrio se desvanece y esos puestos son ocupados mayoritariamente por hombres
Al margen de la Encuesta Profesional APM 2022, en una recopilación de datos realizada para este Informe se encuentra otra perspectiva de ese techo de cristal. Cuando se consideran los 100 medios más relevantes del país en términos de audiencia, se ve que solo 23 de ellos están dirigidos por mujeres. Y debe reseñarse que 13 son los servicios informativos de radio y televisión, principalmente públicos.
Precisamente, el pasado mes de marzo, con motivo del Día Internacional de la Mujer, la APM emitió un comunicado reivindicando “la igualdad para las mujeres periodistas, quienes siguen registrando niveles de paro más altos que los hombres, una injustificada brecha salarial y dificultades para acceder a puestos directivos tanto en los medios como en las agencias de comunicación”.