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monitorización fotovoltaica

¿Es importante la monitorización fotovoltaica?

Seguro que has oído alguna vez el famoso eslogan publicitario que dice: “La potencia sin control no sirve de nada”, bien, esa frase se puede aplicar a muchos campos de trabajo y, por supuesto, a la fotovoltaica. Aunque es muy importante que nuestra instalación de autoconsumo esté funcionando correctamente, también es necesario saberlo. Para ello se diseñan los sistemas de monitorización fotovoltaica, pero, ¿sabes qué son y sus ventajas?

¿En qué consiste la monitorización fotovoltaica?

Cualquier actividad que realicemos necesita de sus “KPI” o indicadores de actividad. Con ellos medimos a lo largo del tiempo la evolución de los resultados, bien sean parciales o globales. De esta forma sabemos en cada momento como se está desempeñando y podemos tomar medidas correctoras cuando se desvían de los objetivos marcados.

Estos indicadores y su panel de visualización son como el panel de instrumentos y el volante de un coche que nos ayudan a saber el estado del vehículo y poder conducirlo adecuadamente. Porque si no sabemos dónde estamos, si no medimos lo que hacemos, no podemos saber si mejoramos o empeoramos en nuestra actividad diaria.

Pues bien, la monitorización fotovoltaica es el instrumento que nos ayuda a conocer el estado de nuestra instalación solar:

cuanto está produciendo la instalación de autoconsumo

qué cantidad de esa electricidad estamos consumiendo simultáneamente, es decir, un autoconsumo directo

cuanta electricidad estamos guardando en las baterías

cuantos kWh exportamos a la red, para que nos los compensen de los que compramos

nos indica de fallos en el sistema y podemos detectar si ha sucedido algo que impide que las placas solares funcionen correctamente

ver el histórico de generación por días, meses y años

saber el equivalente a emisiones de CO2 evitadas y de árboles plantados

Y muchos datos más que son importantes para la gestión y mantenimiento del sistema solar.

¿Cómo funciona la monitorización de un sistema fotovoltaico?

Un sistema de monitorización es básicamente la visualización de toda la información que recoge el inversor y otros componentes (como optimizadores y otros como el Clever DX de la empresa española Clever Solar Devices). El Inversor solar es el cerebro de una instalación fotovoltaica, el equipo que recoge los datos de los componentes del sistema solar, los analiza y los transforma en información para decidir qué hacer en cada momento.

Por ejemplo, lo primero que hace el inversor es identificar la red eléctrica a la que está conectada la instalación de autoconsumo. Así, determina si debe trabajar a 230 V y 50 Hz, o a 125 V y 60 Hz, u otro tipo de red, en función del país donde se ha instalado. Esto es muy importante porque la electricidad que generan los módulos solares es en corriente continua (DC) y el consumo en las viviendas y la red eléctrica funcionan en alterna (AC).

De esta forma, el inversor realiza la transformación de la electricidad en continua a alterna, para que la podamos usar en nuestro hogar o ceder a la red. Al mismo tiempo, el inversor está recogiendo datos del funcionamiento de todo el sistema que se transfieren vía wifi o por cable a la monitorización fotovoltaica.

Este software, es decir, la monitorización fotovoltaica, traduce esa información en gráficos y barras de generación y consumo, y expresiones numéricas, además de hacer algunos cálculos para establecer las conversiones a unidades de CO2 evitadas o cantidad de árboles equivalentes plantados, etc. Y lo expone en una pantalla a través de una aplicación web o para smartphone, tal y como vemos en la siguiente figura.

¿Por qué es importante monitorizar la instalación fotovoltaica?

La monitorización fotovoltaica de una instalación solar es necesaria para tener información sobre todo lo que sucede en la misma y, lo más importante, poderla ver en remoto.

☀ Para empezar, podemos saber cuánta electricidad estamos generando; además el inversor nos informa que cantidad de esa electricidad la consumimos directamente y cuanta se va a la red.

☀ También contabiliza la electricidad que entra en nuestra vivienda procedente de la red de distribución eléctrica. De esta forma podemos controlar en la factura qué cantidad de consumo neto (electricidad de red menos electricidad de paneles solares). Aunque también podemos comprobarlo instalando unos medidores inmediatamente después del contador eléctrico.

☀ Nos informa de las condiciones climáticas, lo que nos permite hacer previsiones para el consumo y generación de electricidad.

☀ Estamos informados en tiempo real de cualquier alarma de error y podemos saber en qué grupo de placas solares está el problema.

Con esta última información se pueden programar mejor las tareas de mantenimiento, tanto preventivo, para centrarnos en aquellas zonas donde haya alarmas menores, como correctivo. Un ejemplo muy claro de esto es la simple tarea de limpieza de los paneles. Se ha comprobado que el polvo que se va acumulando sobre las placas va reduciendo su rendimiento.

Es decir, comparando dos días similares de irradiación solar y temperatura, pero que la suciedad acumulada ha aumentado, aunque sea en poca cantidad, la generación eléctrica decae significativamente. Esto se puede detectar gracias a la monitorización, dándonos un aviso de la necesidad de limpiar las placas solares, para recuperar el nivel óptimo de generación eléctrica.

Conectividad en el hogar para ahorrar

La conectividad es la clave para el ahorro en el consumo de toda la vivienda

Hoy en día en casi todos los hogares hay algún electrodoméstico o equipo conectado. Las smart tv y las lavadoras son los más comunes, pero los frigoríficos, aires acondicionados y otros equipos de calefacción empiezan a tener también conexión inteligente. Esta conectividad es la clave para ahorrar en el consumo de toda la vivienda.

Según un estudio realizado en España, el 70 % de las personas desconoce las grandes ventajas que aporta la conectividad de los electrodomésticos y, sobre todo, cuando hablamos de climatización, la instalación de un control modulante de la temperatura.

Evolución de la conectividad en la climatización

Hace apenas un par de décadas la conectividad era algo desconocido. A finales del siglo pasado empezaban a instalarse pequeños sistemas conectados a la línea telefónica, que servían para activar la caldera de gas o gasoil. Se utilizaba en segundas residencias para activar la calefacción unas horas antes de la llegada de los usuarios. De esta forma, al llegar, la casa ya estaba caliente. Aunque no se podía controlar nada más, ni la temperatura ni las zonas de la casa a climatizar.

Con el paso de los años y la mejora de los sistemas electrónicos y de comunicación, se han ido implementando sistemas que activaban mediante elementos mecánicos cualquier cosa en la vivienda. Se podían bajar y subir las persianas, abrir o cerrar las cortinas, abrir o retirar el toldo, etc. Sin embargo, no había un control real ni autónomo de los electrodomésticos.

Únicamente con la llegada de la comunicación inalámbrica y la domótica han empezado a diseñarse equipos con electrónica de comunicación incorporada. Así, ya disponemos en el mercado de equipos de aire acondicionado con sistemas de detección de personas y posibilidad de comunicación, bombas de calor con conectividad, robots-aspiradoras y otros muchos electrodomésticos que se conectan a la red WiFi para compartir información sobre su situación, y que un ordenador pueda tomar decisiones y actuar sobre todos ellos.

Ahorro en la climatización de los hogares

Hoy en día se han desarrollado sistemas que se pueden integrar fácilmente en las nuevas viviendas, aunque también se ha pensado en las casas ya construidas. Así, para el control de equipos de calefacción por radiadores tradicionales o suelo radiante, se han diseñado válvulas termostáticas inteligentes. Estas posibilitan el control de la temperatura de cada habitación, pudiendo variarla en cualquier momento. De esta forma, no solo se consigue un gran confort, sino que también se aseguran ahorros en la factura energética.

En viviendas de nueva construcción o reformadas, se pueden instalar sistemas de gestión que controlan todo dentro de la vivienda; especialmente lo relacionado con la climatización. Así, los controladores modulares para sistemas de calefacción y climatización son el complemento para un mayor ahorro energético y económico.

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Gracias este tipo de dispositivos, se pueden controlar mejor los sistemas de climatización y permiten a los usuarios un mejor ajuste de las temperaturas de cada estancia, de forma más eficiente y personalizando las preferencias de calefacción o refrigeración de cada persona. A pesar de ello, cerca del 70% de los usuarios desconocen que, con estos dispositivos, el ahorro de las facturas de energía de una vivienda se puede reducir hasta en un 30 %.

Teniendo en cuenta que la factura energética de una vivienda tipo es de media de 1.800 € anuales, un 30 % de ahorro suponen 450 € menos que se pagan. Lo que asegura que solo en un año se puede ahorrar el coste de estos dispositivos de regulación y control.

La conectividad es la clave para el ahorro en el consumo de toda la vivienda

El último avance es el concepto llamado “Internet de las cosas”, con el cual casi cada electrodoméstico está conectado a una red interna de la vivienda. así se confirma que la conectividad es la clave para el ahorro en el consumo de toda la vivienda. De esta forma, podemos saber en cada momento y en tiempo real en qué estado está cada uno de los equipos que disponen de un sistema de comunicación y pertenecen a la red que disponemos en nuestras viviendas.

Aunque para un mayor ahorro, los equipos que más nos interesa tener conectados son los de mayor consumo. De forma que se controle su puesta en marcha en momentos adecuados para que el consumo pueda ser absorbido por la electricidad más barata. Además, de controlar adecuadamente las temperaturas de la calefacción, el aire acondicionado, el agua de la lavadora y el lavavajillas, para asegurar un confort y una limpieza adecuada, con un gasto energético menor, lo que supondrá un coste más bajo en la factura de la luz.

Por otro lado, estos ahorros pueden ser casi del 100 % cuando se une a la red de gestión de los equipos de la vivienda un sistema de paneles solares fotovoltaicos. De esta forma el sistema de gestión aprovecha la conectividad para usar la electricidad generada por la instalación solar en los electrodomésticos de mayor consumo como la bomba de calor, la lavadora y el lavavajillas, y que podemos programar para que trabajen independientemente de nuestras actividades.

Bomba de calor híbrida para la climatización

Bomba de calor híbrida para la climatización

La bomba de calor ha sido designada por muchas instituciones y organismos como el sistema de climatización del futuro, aunque ya lo es en el presente. La obligación que tenemos de ir eliminando los combustibles fósiles de nuestras vidas, para dejar de contaminar y no depender de los países productores de gas, petróleo o carbón, está ayudando a los equipos de aerotermia. Sin embargo, hay fabricantes que ha decidido ofrecer una alternativa intermedia y han creado un sistema híbrido. Pero, ¿qué es realmente una bomba de calor híbrida?

Entendemos por bomba de calor híbrida al equipo que combina una máquina de aerotermia con un sistema auxiliar que la ayuda a proporcionarnos climatización y agua caliente sanitaria. De forma que se consideran un conjunto que cubre todas nuestras necesidades en la vivienda.

La combinación entre la aerotermia y otros sistemas tradicionales mejora la aportación de climatización, reduciendo el consumo, o lo que es igual, aumentando la eficiencia energética. Así, podemos encontrar bombas de calor preparadas para trabajar con una caldera de gas independiente; otras que integran en un mismo equipo las dos tecnología, y un tercer grupo de máquinas de aerotermia que se integran con el sistema fotovoltaico.

Hay dos grandes motivos que justifican la hibridación de la bomba de calor, el primero es el aprovechamiento del sol para suministrar la energía eléctrica que consume la aerotermia. De esta forma se convierte en un equipo 100% ecológico y renovable. El segundo motivo es por la climatología.

• Bomba de calor híbrida con fotovoltaica

Con los sistemas de calefacción tradicionales era habitual la instalación de paneles solares térmicos, sin embargo, con una bomba de calor, cuyos combustibles son la electricidad y el aire del exterior, lo lógico es vincularla con un sistema fotovoltaico.

De este modo, hay fabricantes que han integrado en la bomba de calor un kit de conexión y comunicación con el inversor fotovoltaico. De esta manera, ambos equipos se comunican y se pueden programar para que la bomba de calor trabaje cuando hay un exceso de producción eléctrica. Así, el equipo de aerotermia aprovechará el exceso de energía para calentar o enfriar el agua del depósito de inercia destinado a la climatización.

Esa agua queda preparada para cuando los termostatos demanden calefacción o refrigeración, actuando como una batería de agua a temperatura deseada. De este modo, estamos aprovechando al 100% las energías renovables para la climatización de nuestra vivienda. Teniendo en cuenta que la bomba de calor es capaz de generar toda la climatización, aprovechando hasta el 75% de la energía térmica del aire, y con el 25% restante de electricidad, que en este caso es de origen solar renovable.

• Hibridación con solar térmica

Realizar una instalación de bomba de calor híbrida con energía solar térmica era una opción que se realizaba con frecuencia hace un par de décadas. En aquellos momentos la fotovoltaica aún era demasiado cara para instalaciones residenciales. Por ese motivo se acudía a un apoyo en la generación directa de agua caliente. Sin embargo, esta combinación tenía un hándicap; al llegar la primavera y la bomba de calor trabaja en modo verano, la producción de agua caliente seguía y se necesitaba disipar ese calor generado, fuera de la vivienda.

En cambio, al abaratarse las instalaciones fotovoltaicas de autoconsumo, este sistema ha sustituido casi por completo a la solar térmica. El motivo es obvio, cuando la bomba de calor deja de trabajar, la electricidad que se sigue generando puede ser utilizada en otros electrodomésticos, en la iluminación, (almacenada en una batería física o virtual) para aprovecharla durante la noche.

• Hibridación con caldera de gas

La aplicación de integrar una bomba de calor con una tradicional caldera de gas está pensada para climas más rigurosos y en función de la temperatura de agua que se necesita. De modo que, a muy bajas temperaturas, cuando la bomba de calor pierde rendimiento, es la caldera de gas la que se activa y trabaja para generar calefacción. Cuando las temperaturas exteriores empiezan a ser más suaves, es cuando entra a trabajar la bomba de calor.

También se puede regular la bomba de calor híbrida en función del sistema de radiación del calor. Es decir, en viviendas con radiadores tradicionales la caldera de gas trabajará durante más tiempo. En cambio, si el sistema es un suelo radiante, la bomba de calor trabajará apenas las temperaturas exteriores estén superen los -5 °C.

Así, podemos resumir en dos condicionantes la decisión de unir ambas tecnologías en un único equipo:

  • La temperatura de suministro a emisores (desde 40 °C a 85 °C), así como las necesidades térmicas de la instalación.
  • Las condiciones climáticas de trabajo para la unidad exterior. Esto viene afectado por la zona climática y las temperaturas más extremas que se pueden dar en cada lugar.
Bomba de calor híbrida con caldera

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Solar fotovoltaica aérea: ampliando horizontes de la energía solar

Las instalaciones fotovoltaicas han experimentado en los últimos años un empuje nunca antes visto, hasta desarrollar solar fotovoltaica aérea. Prueba de ello es el aumento de potencia eléctrica instalada en todo el mundo, que ha pasado de 4.233 MW en el año 2011 a los 19.785 MW en 2022. Aunque el gran salto se ha producido a partir del año 2018, cuando solo había 4.767 MW en España.

Si hablamos de datos a nivel global, en 2011 había 70,5 GW (70.500 MW), que pasó a 940 GW en el 2021 (940.000 MW). España ha sido el país que más ha crecido en los últimos años, gracias al cambio normativo que eliminó el llamado “impuesto al sol”. Además, somos el país con la mayor penetración de energía fotovoltaica del mundo.

¿Qué retos plantea la instalación de parques fotovoltaicos?

El gran volumen de paneles solares que se está instalando necesita de una superficie donde apoyarse y es este el “talón de Aquiles” que ya estamos viviendo. Por ejemplo, se han realizado instalaciones fotovoltaicas en las montañas Taihang en el norte de China. Donde se ha aprovechado grandes extensiones de colinas con un relieve suave y no ha sido necesario hacer apenas movimientos de tierras.

En cambio, en otras instalaciones solares fotovoltaicas se necesitan hacer grandes movimientos de tierras para poder adaptar el terreno y que la orografía no impida el aprovechamiento para la generación eléctrica con paneles solares. En estos casos se genera un gran impacto ambiental, se necesita talar una gran cantidad de árboles, con lo que se rompe todo el ecosistema de flora y fauna. Algo que se supone va en contra del fomento de las energías limpias, como es el caso de la solar.

También se están dando casos donde se presiona a los agricultores para que vendan sus parcelas, con la intención de ejecutar proyectos fotovoltaicos. Sin embargo, esto desplaza la economía y se destruye empleo en las zonas rurales, en vez de crearlo.

cultivos agrícolas con paneles fotovoltaicos
Cultivo con instalación fotovoltaica

Cambio de mentalidad en las estructuras fotovoltaicas

Hasta el momento encontramos tres tipos principales de instalaciones fotovoltaicas; la residencial o de autoconsumo, la industrial (aunque también sea de autoconsumo, sé la diferencia porque la potencia instalada es mucho mayor) y las plantas de generación. Las dos primeras suelen ser de un tamaño pequeño o medio y aprovechan los propios tejados de viviendas o naves industriales. Sin embargo, para el tercer grupo se necesitan grandes extensiones de terreno de las que en ocasiones no se dispone (sin causar perjuicios de algún modo).

Por ello, la necesidad de buscar una alternativa que genere electricidad limpia y sea lo más respetuosa con el entorno, sin transformarlo y dejando que los ecosistemas naturales puedan continuar su vida, hace que aparezcan ideas innovadoras. Ante la competencia por el espacio, una posible solución a la mayor parte de estos problemas sería elevar la instalación de módulos fotovoltaicos, independizándola de la topografía y usos del terreno.

Así nace la propuesta de dos ingenieros de minas asturianos. Su desarrollo de proyecto se basa en usar la 3ª dimensión, aprovechar la altura para escapar de las restricciones que impone el terreno, su topografía y usos.

Para ello, se parte de dos tecnologías maduras; por un lado, la construcción de estructuras suspendidas de cables de acero (como en los teleféricos, cubiertas suspendidas de cables e instalaciones similares). Y, por otra parte, la energía solar fotovoltaica, que ya cuenta con largo recorrido y unas eficiencias bastante altas.

¿En qué consiste la Solar Fotovoltaica Aérea?

El nuevo concepto se basa en la unión de estas dos tecnologías para crear una nueva forma de despliegue de la energía solar fotovoltaica. Creada para llegar a sitios donde nadie había pensado y para hacer compatibles la generación de energía eléctrica limpia con las actividades previas ya implantadas en el territorio: Solar Fotovoltaica Aérea (SFVA). ¿Por qué tener que elegir entre dos actividades, si podemos tener ambas?

concepto de Solar Fotovoltaica Aérea
Concepto de la Solar Fotovoltaica Aérea

Los módulos fotovoltaicos se instalan sobre una estructura metálica, la cual va suspendida, de al menos dos cables portantes de acero, cuyos extremos están soportados por una estructura (metálica o de hormigón) y anclados a un talud rocoso, al suelo, o a un contrapeso. De una forma similar a como funciona un funicular o un telesilla de las estaciones de esquí, los módulos solares pueden desplazarse a lo largo del cable (instalación SFVA Móvil), o permanecer fijos (instalación SFVA Fija). Estas posibilidades dependen de cada proyecto y, especialmente, de la orografía del terreno donde se proyecta la instalación fotovoltaica.

Agrovoltaica y Solar Fotovoltaica Aérea

Este nuevo concepto de estructuras en altura es fácilmente aprovechable para las explotaciones agrícolas, en las que se pretende instalar módulos solares y extraer electricidad para usos propios o la venta, generándose así una fuente de ingresos adicionales para el agricultor.

instalación agrícola con Solar Fotovoltaica Aérea
Sistema fotovoltaico en campo de vides

Una ventaja añadida que aportan estas instalaciones sobre los cultivos es que proporcionan un poco de sombra sin perjudicar la aportación de luz que necesitan las plantas y árboles. Así, este tipo de instalaciones fotovoltaicas aportan otro beneficio a las explotaciones agrícolas, ya que reducen la necesidad de riego y la erosión por la acción del viento. Además, en función de la instalación ejecutada, también permite recoger el agua de lluvia para almacenarla y disponer de ella para riego en momentos de necesidad.

El uso de la maquinaria agrícola no debe verse afectado, puesto que, con la estructura adecuada, se pueden instalar paneles fotovoltaicos a una altura suficiente para permitir el paso de tractores. Con la SFVA se pueden conseguir mayores vanos (más de 100 metros) y mayores alturas (más de 5 metros) que con los sistemas agrovoltaicos desarrollados hasta la fecha. Con la SFVA se consigue que el terreno sea más transitable, reducir los riesgos de accidente por choque de la maquinaria contra los soportes, y minimizar la pérdida de terreno agrícola. Y también se consigue una distribución más uniforme de la luz debajo de los módulos fotovoltaicos.

Solar Fotovoltaica Aérea apta para maquinaria agrícola
Solar Fotovoltaica Aérea apta para maquinaria agrícola

Otra opción es la instalación en laderas, para proteger los cultivos de la vid, el olivo u otros árboles frutales de los efectos adversos del cambio climático. Y, de paso, aprovechar la pendiente (pendientes mayores del 20 % son ideales para la SFVA) para generar la electricidad que día a día necesita la explotación agrícola.

Solar Fotovoltaica Aérea para cultivos en pendiente
Solar Fotovoltaica Aérea para cultivos en pendiente

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comunidades energéticas de autoconsumo fotovoltaico

Comunidades energéticas con fotovoltaica

La necesidad de obtener, almacenar y usar energía limpia y económica que mueva nuestro día a día, ha promovido la creación de diferentes formas de gestionarla. Ahí entra en juego nuestro protagonista: las comunidades energéticas favorecen un futuro de gestión eléctrica sostenible.

La estructura más popular para el aprovechamiento de las energías renovables es el autoconsumo fotovoltaico, tanto doméstico como industrial. Sin embargo, no todas las personas disponen de un espacio suficientemente grande como para disponer de su propia instalación fotovoltaica.

La configuración de nuestras ciudades, con edificios de viviendas en las que apenas hay espacio en el tejado para instalar unos pocos paneles solares, hace que los vecinos no puedan tener su propia e individual instalación de captadores fotovoltaicos. Es entonces cuando surgen dos conceptos que se confunden habitualmente: el autoconsumo compartido y las comunidades energéticas.

Autoproducción eléctrica

Para que dejemos de confundir ambas formas de gestión de la energía que necesitamos cada día, debemos entender que es o cómo funciona cada una de ellas.

El autoconsumo compartido surge cuando varias personas, que generalmente viven en el mismo edificio o en edificios contiguos, quieren autoproducir su propia electricidad. Sin embargo, en los edificios de viviendas no hay mucho espacio para instalar paneles solares. Por ello se unen y comparten los tejados que disponen los edificios implicados, para instalar colectores solares comunes.

De esa forma participan en partes proporcionales en la inversión inicial. Se instalan contadores para saber cuánto consume cada uno y así compensar el exceso o defecto en el que cada miembro del autoconsumo compartido ha incurrido. Además, sirve para establecer las cuotas que cada miembro debe abonar para el mantenimiento anual.

En cambio, una comunidad energética puede estar formada por personas que viven separadas, pero de alguna forma quieren invertir en un modelo energético sostenible. Para ello se unen y forma una “empresa” que puede generar, gestionar, almacenar y usar electricidad generada de forma ecológica.

¿Qué son las comunidades energéticas?

Las comunidades energéticas se definen como entidades con personalidad jurídica propia. Son formadas por ciudadanos particulares, administraciones o pequeñas empresas. Su función es generar, gestionar, almacenar o consumir energía, persiguiendo un doble fin: la eficiencia energética y el ahorro de energía. En definitiva, las comunidades energéticas favorecen un futuro de gestión eléctrica sostenible.

Un ejemplo de actividades en las que se pueden basar una comunidad energética son el autoconsumo o la generación distribuida. Este tipo de comunidades ya se han implantado en nuestro país en pequeños pueblos que han aprovechado alguna infraestructura local para la instalación de paneles fotovoltaicos. De esta manera, se genera la electricidad donde se va a utilizar, simplemente se distribuye entre los vecinos del mismo pueblo.

Con ello se consiguen dos grandes ventajas. Se reducen las pérdidas por el transporte, ya que la electricidad se consume en las cercanías. Y se asegura un precio más estable y económico de esa electricidad.

Además, los beneficios ambientales también son importantes, con un aumento de energía renovable distribuida o una reducción de los combustibles fósiles empleados. Así mismo, hay mejoras sociales, con el empoderamiento ciudadano, el fomento del empleo local, o la creación de un tejido comunitario. En definitiva, una mayor participación de los ciudadanos que garantiza el derecho de acceso a una energía asequible.

¿Qué actividades desarrollan?

Según la definición de una comunidad energética, ya entrevemos las principales actividades que desarrolla en su funcionamiento cotidiano. Sin embargo, vamos a detallarlas y clarificarlas una a una:

  • Generación de energía de fuentes renovables. Es la actividad más clara y extendida en las comunidades energéticas que ya existen. Se aprovecha un espacio para la instalación de un huerto solar o un salto de agua para montar una turbina, por ejemplo. De modo que se usan plantas de generación eléctrica colectivas, y se aprovecha la energía bajo el paraguas de un autoconsumo compartido.
  • Distribución, gestión, suministro, agregación y almacenamiento de energía. Sed puede crear una comunidad energética para gestión la electricidad generada por otras entidades, de forma que los miembros de la comunidad se beneficien de esa gestión, por su precio u otra ventaja. Aunque. Lo general es realizar la gestión de la electricidad que se ha producido en una planta propia de la comunidad energética.
  • Intercambio de energía. Este ejemplo de comunidad energética se puede dar entre diferentes miembros que son autoconsumidores, pero las horas de uso o de generación entre ellos no coinciden. Por ello deciden unirse para compartir la energía generada por cada uno, de modo que configuran una pequeña red de generación, distribución y consumo. Como una batería virtual entre los miembros de la comunidad energética.
  • Servicios de eficiencia energética. La comunidad sirve para asesorar a los miembros, vecinos, comercios y empresas locales. De manera que puedan reducir sus consumos y su factura energética.
  • Movilidad eléctrica. Son comunidades que se dedican al fomento, instalación y gestión de puntos de recarga para vehículos eléctricos u otros dispositivos.
Comunidades energéticas locales con fotovoltaica

Limitaciones

La principal limitación que se encuentran las comunidades energéticas es la ausencia de un marco regulatorio adaptado a la legislación española. Esto es debido a que la Directiva (UE) 2018/2001 del parlamento Europeo y del Consejo, relativa al fomento del uno de la energía procedente de fuentes renovables, aún no se ha transpuesto en su totalidad a la legislación española.

Por ello, se está tomando como límite geográfico para las comunidades un radio de 500 metros desde la generación hasta los puntos de consumo. Esta limitación viene impuesta para las instalaciones de autoconsumo compartido, y no deberían afectar a las comunidades energéticas. Sin embargo, al no tener un marco regulatorio propio, se utilizan algunos criterios de aquellas.

Está previsto que esto se modifique y se amplíe el radio de acción a 2 o incluso a 20 km. Esto ayudaría a definir la amplitud que pueden alcanzar las comunidades energéticas. De forma que en pequeñas poblaciones puedan unirse diferentes interesados, aunque no estén físicamente juntos, para formar una comunidad energética que mejore sus recursos energéticos.