Tras más de once años de trabajo, la misión Euclid de la Agencia Espacial Europea ha alzado el vuelo. Y es que el telescopio espacial europeo que se encargará de explorar el universo oscuro ha sido lanzado al espacio en un cohete Falcon 9, de SpaceX, la empresa de Elon Musk, en una misión que ha tenido como centro la estación de Cabo Cañaveral en Florida, Estados Unidos.
Esta misión tiene como objetivo conocer la naturaleza de la materia y energía oscuras que, según los últimos estudios, componen alrededor del 95 por ciento del contenido de materia y energía que hay en el universo. Esta materia afecta al movimiento y la distribución de las fuentes visibles, como las galaxias, pero no emiten o absorben la luz. Por eso, la ciencia no ha podido todavía determinar qué son.
De ahí que sea tan importante comprender su naturaleza, siendo por tanto uno de los desafíos más importantes de la cosmología en la actualidad.
Francisco Castander, investigador del ICE-CSIC, del IEEC y miembro del consorcio Euclid, ha indicado en un comunicado que “Euclid observará miles de millones de galaxias hasta distancias de 10.000 millones de años luz, creando un mapa 3D muy preciso de un tercio del cielo”.
El investigador ha añadido además que “midiendo de una manera precisa la posición y las formas de las galaxias en luz visible e infiriendo sus distancias, Euclid nos ayudará a explorar cómo se ha expandido el universo y cómo se ha formado su estructura a lo largo de la historia cósmica, lo que puede revelar más sobre el papel de la gravedad y la naturaleza de la energía oscura y la materia oscura”.
Euclid tendrá que viajar por el espacio en torno a un mes, cuando alcanzará su destino para orbitar en el segundo punto de Lagrange del sistema Sol-Tierra, a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra en la dirección opuesta al Sol.
Allí, las placas solares de Euclid tendrán la doble misión de captar la energía solar para abastecerle de energía y, al mismo tiempo, bloquear la luz del Sol en todo momento para así poder apuntar su telescopio hacia el espacio profundo, asegurando un alto nivel de estabilidad para sus instrumentos.
Este dispositivo estará unos dos meses haciendo diferentes pruebas para comprobar que todos sus componentes e instrumentos funcionan correctamente y cuando llegue al tercer mes desde su lanzamiento, Euclid empezará a cartografiar el universo oscuro durante los seis años que se espera que dure la misión.
Euclid cuenta con un telescopio de 1,2 metros de diámetro y dos instrumentos a bordo: VIS (VISible instrument) y NISP (Near Infrared Spectrometer and Photometer), que se trata de un espectrómetro y fotómetro de infrarrojo cercano que ha sido desarrollado gracias a una amplia participación española.
El equipo español ha sido el encargado del diseño, construcción, ensamblaje y tests de validación de la rueda de filtros del instrumento NISP. Es un dispositivo móvil y delicado de instrumentación espacial que ha requerido el desarrollo de sofisticados sistemas de verificación y control de calidad de alta tecnología.
Castander ha señalado que “el lanzamiento de Euclid es solo el principio. Han sido más de once años de mucho trabajo de más de 300 instituciones de 13 países europeos, Estados Unidos, Canadá y Japón para llegar hasta aquí”.
Ha indicado además que “las respuestas que obtendremos beneficiarán a la comunidad científica durante décadas. Euclid revolucionará nuestra comprensión del cosmos”.
(Imágenes: Cortesía de ESA)