Marcela Jiménez Unquiles, doctora en Derecho y Sociedad por la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, es, hoy por hoy, uno de los referentes intelectuales en España que mejor conoce la obra y pensamiento del Papa Benedicto XVI. Así lo acredita la tesis con que se doctoró, ‘El pensamiento de Joseph Ratzinger a la luz del discurso de Ratisbona: Die Horizonte der Vernunft ausweiten I-II (ampliar los horizontes de la razón)’, punto de partida que concluye, de momento, en su imprescindible participación en ‘Ratzinger y los filósofos’ (Editorial Encuentro), obra coral en la que profundiza en la figura de Romano Guardini, quien considera el teólogo más relevante de la historia hasta la aparición de Joseph Ratzinger. No en vano, así titula el capítulo del que es autora: ‘Romano Guardini: liturgia, existencia cristiana, verdad y ética’.

De regreso a su tesis, la profesora de la UDIMA toma como faro de su investigación el discurso ‘Fe, razón y universidad: recuerdos y reflexiones’ que pronunció el Papa Benedicto XVI en la Universidad de Ratisbona en 2006, que condensa la noción de razón abierta y que supone un antes y un después en el campo de la teología, pero, sobre todo, en el modo de entender el catolicismo y su práctica en todo el mundo en este nuevo tiempo.

Jiménez Unquiles recuerda en su investigación doctoral que Benedicto XVI advertía de que la «deshelenización del cristianismo» peca de «ceguera» al desestimar el legado griego en la nueva religión, «devaluando» la importancia que ha tenido esta filosofía para la fe cristiana. A juicio del teólogo Ratzinger, la integración griego-cristiana constituye las raíces de occidente, de la Europa «culta y cristiana» que «parece agonizar»¿Qué futuro le espera al viejo continente si olvida y no respeta sus raíces ni su historia?

La pregunta parecía cogerla al vuelo, aun en otro contexto, el obispo emérito de Madrid cardenal Antonio María Rouco Valera, quien sienta la base sobre la que reconstruir una Europa heredera en la siguiente proposición: “Para conocer lo que es el hombre, la razón necesita la fe”, y, si acaso, sobre una segunda premisa, refiriendo al propio Ratzinger: “El Cristianismo es Cristo, todo lo que se refiere a él, lo que le rodea”. 

Lo dice durante la presentación del libro en Madrid, en cuyo marco suscribe lo que el propio Ratzinger vive en primera persona durante su vida, que “este es el camino que buscar en una Europa derrotada tras la Primera y Segunda Guerra Mundial, cuando se abre una Guerra Fría que termina con la caída del Muro”. “Esa problemática de fondo, que es filosófica, es lo que mueve la personalidad más personal e íntima del profesor Raztzinger y colaborador de Juan Pablo II”, asevera el cardenal Rouco Valera.

A Marcela, en su calidad de coautora del imperdible libro para conocer el perfil más filosófico del Papa Benedicto XVI, la acompaña también el exministro del Interior y presidente de la Fundación NEOS, Jaime Mayor Oreja, quien no puede atinar más al afirmar que “la primera consideración que me suscita este libro es que su personalidad (la de Ratzinger) puede ser enjuiciada de múltiples maneras, pero nunca de mediocridad”. El otrora cardenal alemán es “la antítesis de la mediocridad”, afirma.

Y en este sentido, avisa Mayor Oreja, “cuando te envuelve la mediocridad no tienes más solución que abrazarte a la moda dominante”, en un atisbo, desde el no escondido lamento, de descripción de la sociedad contemporánea. Por ello trae a cuento la figura del Ratzinger más pensador para elevar el tono de lo que nos rodea y prima hoy, para presuponer la oportunidad, cuando no la imperiosa necesidad, de analizar, debatir y, probablemente, revisar nuestro mundo. “Como él (Ratzinger) no es mediocre se atreve al diálogo, por eso su personalidad y pensamiento es superador, siempre busca la suma, la síntesis, el encuentro entre filosofía y teología, Dios y la ciencia”. Y todo eso lo hace desde el tuteo intelectual: “No humilla a quien supera ni a quien difiere de su pensamiento”.

“Vivimos como si Dios no existiera, que es la expresión del pensamiento de Nietzsche”, y ante el impacto que representa en la cultura contemporánea, el otro filósofo que es Ratzinger “considera esencial la conversación y el trato con este singular oponente”.

Ratzinger, dice Mayor Oreja, rechaza la idea de que “la verdad, un don divino, pase a convertirse en una construcción humana”. Es lo que intenta Carlos Marx al apuntar que el hombre es creador de la verdad. “El marxismo asume que la libertad queda vinculada a la igualdad y para esto es necesario una renuncia a la libertad. El resultado comprobado”, recuerda el exministro, “es que bajo un marxismo como ha sido el comunismo soviético no existe ni la igualdad ni la libertad”.

Y advierte que este marxismo, lejos de haberse derrumbado con el Muro, “es hoy más sofisticado, más difícil de combatir, es una asociación entre el positivismo jurídico, la destrucción de los fundamentos cristianos o el relativismo… que nos lleva a resignarnos a la moda dominante” que antes citaba.

En este punto, subraya Mayor Oreja, el Papa Benedicto XVI habla de moralismo político: “Nuestra única esperanza para combatir el marxismo es asumir que el cristianismo es la verdadera medida de la historia. ¿Por qué estamos perdiendo por goleada en el ámbito cultural? La respuesta es el final de una etapa de Occidente y tenemos la obligación de entender el momento histórico que estamos viviendo”, concluye quien quizá sea uno de los observadores sociopolíticos más a tener en cuenta en este momento de incertidumbre y, quizás, agrega el autor de este artículo, de esa “mediocridad” que (casi) lo ha puesto todo patas arriba.

*La presentación del libro en Madrid tuvo lugar en el Salón de Actos de la sede central del Grupo Educativo CEF.- UDIMA, con la asistencia de su presidente de honor y fundador, Roque de las Heras, y del editor Manuel Oriol.